La Galana: canal de La Muesca

El afilado perfil de La Galana guarda en su vertiente sureste una corta canal, que remata una larga excursión por el corazón del Circo de la Laguna Grande o del Gargantón de Gredos. La canal de La Muesca se eleva entre los contrafuertes rocosos de su cumbre hasta una brecha entre ellos que le proporciona ese nombre. Su estrechez y fuerte pendiente atraen las miradas de todos los que quieren esquiar esta montaña.

Ficha Técnica                                        Mapa de Situación

                     

Vista desde la lejanía de los valles, el pico de La Galana parece tan alto como el mismo Almanzor. Apenas 30 m de altura le faltan para desbancarlo del título de cima más alta del Sistema Central. Su afilado perfil destaca entre las grandes cornisas de nieve que muchas veces se forman en el collado del Venteadero y en el risco del Gutre. Desde su cima, la arista norte lleva por el canchal de La Galana hasta la portilla del Rey, separando los circos del Gargantón y de las Cinco Lagunas.

La canal Sureste o de La Muesca desciende desde la brecha que separa la antecima de la Portilla del Venteadero, de la cumbre principal de La Galana. Tiene unos 200 m de desnivel y una pendiente que en algún punto puede alcanzar los 50º, dependiendo de las condiciones de innivación del año: cuanta menos nieve haya, más empinada puede llegar a ser en las zonas de escalones rocosos. Es justo en esos estrechamiento en donde nos podemos encontrar las mayores dificultades y la mayor exposición por los afloramientos rocosos. Su orientación hace que la nieve se transforme en ella rápidamente, aunque su parte superior queda protegida del sol por los contrafuertes de roca.

Con ganas de continuar con nuestro “Proyecto Gredos” de apertura de nuevas líneas, volvimos al circo con la idea de explorar unas rutas, pero este año, la innivación no había acumulado nieve en ellas por lo que tuvimos que buscar otros objetivos. La norte de La Galana, conocido como el Canchal, tenía buena pinta, con mucha nieve y bien orientada con las condiciones que teníamos. Decidimos ir para allá intentando antes una nueva línea en el Morezón que tuvimos que descartar por la nieve helada que encontramos. Al final hicimos una rápida bajada por la Pala Amezúa.

Tras rellenar cantimploras, y ya con el calor apretando, nos dirigimos a la canal de Isabel II y a la portilla del Venteadero. Ya llegando al collado vimos que la nieve en esta vertiente Este empezaba a humedecerse demasiado, y cargando levemente las pequeñas cornisas formadas, éstas caían originando coladas de fusión que llegaban al plató del Ameal. En lo alto de la portilla cargamos los esquís en la mochila para trepar a la cima de La Galana.

Un corto destrepe lleva a la portilla de La Muesca y desde allí, con la incomodidad de escalar con las botas de esquí, ascendimos a la cumbre con la intención de seguir por la arista norte hasta el comienzo de la nieve en el Canchal. Desde la cima pudimos contemplar el murallón noroeste que forman El Ameal, Rsico Moreno y el Cerro de los Huertos, haciendo que nuestros cerebros imaginen futuros proyectos de líneas.

Empezamos a destrepar por la arista norte pero un delicado y expuesto paso, sin la cuerda ni el material necesario, hacen que nos demos la vuelta y dejemos esa bajada para otra ocasión. La canal Sureste que hemos podido ver al subir, nos ha gustado a los tres, así que regresamos a La Muesca y nos calzamos por fin los esquís. Aunque vimos que estaba interrumpida en la zona baja, pensamos que ya resolveríamos el paso cuando llegáramos allí.

El comienzo es estrecho, algo empinado y con la nieve cambiante por la sombra parcial que dan los espolones rocosos. Encontramos la nieve blanda al sol y dura a la sombra por lo que giramos con cuidado y de uno en uno. La pendiente mantiene unos 40º ó 45º, alcanzando quizás los 50º en algún corto tramo. Pasado este comienzo, la canal se abre algo y el sol le pega de lleno.

La zona intermedia mantiene esa pendiente moderada, con tramos cortos más inclinados como hemos dicho, pero es más amplia y franca. No obstante, una caída aquí puede llevare contra las rocas del paso cortado, por lo que hay que seguir atento a no engancharse o dejarse arrastrar por las coladas que uno mismo va desprendiendo al bajar.

El paso de roca pudimos hacerlo sin quitarnos los esquís con un poco de “cuidadín” para no estropear las tablas. Una vez en la nieve nuevamente, bajamos otro tramo inclinado con una rimaya pequeña que hay que saltar justo por encima de unas rocas. Pasada la grieta las dificultades se acaban al girar la canal a izquierdas y hacerse más amplia y menos empinada. Estas últimas palas fáciles conducen a los llanos del Ameal de Pablo.

Pero esto fue sólo el comienzo de la bajada: después quedaba el descenso hasta el refugio de la Laguna Grande por la canal de subida, o mejor si se hace por el Gargantón. El final con refrigerio en el refugio es obligatorio se baje por donde se baje.

A veces los planes no salen como uno tenía previsto y hay que renunciar a conseguir el objetivo, pero en otras ocasiones puede que ello te lleve a descubrir algo mejor, como nos ha ocurrido a nosotros con esta interesante canal. De todas formas, lo único importante es saber disfrutar del momento y de la compañía.

Texto e imágenes: equipo RECmountain

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ADVERTENCIA: Las actividades aquí descritas entrañan riesgos y están realizadas por especialistas y técnicos expertos. Advertimos de la necesidad de practicarlas con la prudencia y experiencia necesarias, con la técnica y el material adecuados y acompañados de guías o monitores profesionales.

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Categorías: ESQUÍ, Esquí de Montaña

Vídeo de Lyngen

Lyngen. Las mejores imágenes del viaje que en el 2015 hicimos a los Alpes de Lyngen para esquiar más allá del Círculo Polar Ártico. Descensos en los fiordos con nieve polvo hasta el mismo océano; bajadas por laderas inmensas o vertiginosos couloires; foqueos bajo las luces de las auroras boreales. ¡Un paraíso del esquí de montaña!

Texto e imágenes: equipo RECmountain

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Categorías: ESQUÍ, Esquí de Montaña

Canal de los Reyes Magos

Es una de las líneas más esbeltas del Circo de Gredos por ser rectilínea, estrecha y mantener una pendiente moderada pero continua. La canal de los Reyes Magos se eleva hacia la cumbre del Cerro de los Huertos, muy cerca del Refugio de la Laguna Grande, con una orientación al sureste bien protegida del frío del norte.

Ficha Técnica                                          Mapa de Situación

                  

El Cerro de los Huertos y el cordal del Risco Moreno y del Ameal de Pablo, conforman una cresta afilada y agreste que separa el Circo de la Laguna Grande y el del Gargantón. La vertiente noroeste es sombría, empinada y fría, mientras que la sureste resulta mucho más amable y soleada. La canal de los Reyes Magos se alza rectilínea hasta una pequeña portilla casi en la cima del Cerro de los Huertos, a donde llega otra empinada canal desde el Gargantón.

En marzo de 1986, acompañado de Paco Mora y Miki Dorda, pudimos bajar esta canal de los Reyes Magos con nieve polvo y mucha más cantidad. Este año, aunque las nevadas no han cargado demasiado esta ladera, en abril todavía tenía continuidad. Su orientación sureste, hace que enseguida la caliente el sol por lo que el rehielo nocturno deja de ser un problema a partir del mediodía. Teniendo en cuenta que las laderas umbrías estarían duras como el mármol hasta la tarde, esta canal iba a ser el objetivo del día.

A pesar de la escasez generalizada de nieve de esta temporada, en la Sierra de Gredos las condiciones han sido más que aceptables, con buenas acumulaciones en las vertientes norte y oeste. Las vertientes sur sin embargo, no han acumulado lo suficiente como para que continuáramos con nuestro “Proyecto Gredos”. Con los esquís puestos desde el viejo remonte del Prado de las Pozas, ascendimos hasta el Morezón para entrar al Circo por la Directa Oeste. La nieve aún dura como una piedra hizo que la bajada tuviéramos que hacerla con precaución y mucho “cuidadín”.

En la Laguna Grande nos ponemos las pieles y marchamos para arriba. Enseguida aparece nuestro objetivo del día y nos detenemos para estudiar sus condiciones. Aunque tiene dos estrechamientos en los que parece que no entrarán los esquís, la línea tiene continuidad. También nos preocupan las piedras que afloran y que hacen que una caída sea peligrosa, y más teniendo en cuenta que el calor empieza a apretar por lo que la nieve estará húmeda o incluso empapada, con el peligro de enganchones que ello supone. Y por último, debemos tener presente el peligro de que nos arrastre alguna colada de fusión, que aunque sea pequeña podría llevarnos contra las piedras.

En cuanto afrontamos estas laderas de solana ya con los esquís en la mochila, la nieve cambia de calidad y se vuelve blanda y húmeda. Si nos damos prisa todavía podríamos encontrarla en ese punto de fusión que se vuelve crema: nuestro querido “papapowder”. Avanzamos rápido, sudando como pollos, intentando llegar arriba cuanto antes para que la nieve no esté profunda y pegajosa. A veces resulta más rápido y seguro avanzar por la roca que por la nieve húmeda y hueca, que puede romperse con tu peso y hacer que te hundas hasta el fondo.

Por fin estamos arriba, en la portilla, con unas vistas espectaculares hacia el Gargantón y la muralla que va desde La Galana al Cervunal. Aparte de unas fotos, no perdemos más el tiempo y nos calzamos los esquís. Si la nieve se vuelve más blanda, más peligro habrá de hundir algún puente de nieve en los estrechamientos. La primera parte tiene muchas piedras asomando y tenemos que pisar alguna que otra. Aunque la pendiente al principio no es mucha, enseguida se empina a unos 45º que se mantendrán durante casi toda la canal.

Un poco más abajo comienzan los estrechamientos. El primero no supone mucha complicación: despacito para afinar en los giros y no chocar con las espátulas en las paredes. Después viene una zona algo más ancha y cómoda que acaba en el segundo estrechamiento. Éste es más angosto y los extremos de las tablas rozan las piedras, pero la mayor dificultad es pasar las profundas fisuras de reptación que existen justo aquí. Con un par de saltitos laterales pudimos superar las grietas y llegar a la zona baja en donde la canal se ensancha y empieza a perder inclinación.

Terminamos la canal con la nieve empezando a pegarse en las suelas, pero ya sólo queda llegar al refugio y tomarnos un refrigerio con nuestros amigos los guardas. ¡Qué rica sabe aquí la cervecita!

Texto e imágenes: equipo RECmountain

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Categorías: ESQUÍ, Esquí de Montaña

Cabezas de Hierro: palón NW

La cara noroeste de las Cabezas de Hierro ofrece un amplio “palón” de no mucha pendiente que nos lleva a uno de los bosques de pinos mejor conservados de la Sierra de Guadarrama. Una interesante excursión con un descenso largo y entretenido. En este año de escasez de nieve, ha sido, y es todavía, una de las pocas laderas que han mantenido espesor suficiente para esquiarse.

Ficha Técnica     Vídeo   Mapa de Situación

Las líneas en Cabezas de Hierro suponen una actividad siempre interesante, no sólo por el descenso, sino también por el paseo por la cabecera del pinar del Valle del Lozoya. Por eso, aunque se puede acceder a su cima desde el aparcamiento de Valdesquí, a nosotros nos gusta más partir de las praderas del refugio del Pingarrón, cerca de la carretera entre Cotos y Valdesquí. Nada más empezar nos introducimos en un frondoso bosque de pino silvestre con ancianos ejemplares y otras especies igual de venerables como robles, abedules y tejos. Ya en la ladera norte de las Cabezas, cuando el bosque se va aclarando, nos encontramos con algunos enormes pinos retorcidos por la crudeza del entorno.

Ya saliendo del bosque, la pendiente se acentúa y debemos elegir entre subir por el Circo de Cerradillas o por la misma cara noroeste de las Cabezas. Por Cerradillas la pendiente es algo menos empinada y se puede foquear hasta la misma cima. Por la cara noroeste podemos remontar por el palón que asciende a nuestra derecha con los esquís puestos, si la nieve está en buenas condiciones, o podemos dirigirnos hacia los espolones rocosos (los “pulmones”) en donde la pendiente nos obliga a echarnos los esquís a la espalda. Aquí nos encontramos con la cascada de hielo que nos hará más entretenida la subida.

Superada la cascada podemos llegar fácilmente por las palas de nieve hasta la cumbre, o podemos seguir buscando la corta cresta rocosa de la derecha para jugar un poco más. La pendiente disminuye y alcanzamos cualquiera de las dos Cabezas, la Mayor o la Menor, ya que desde ambas se encara bien el descenso del palón noroeste. La primera parte hasta el comienzo del palón no tiene mucha pendiente pero hay que tener cuidado ya que es fácil encontrarnos la nieve dura, o incluso helada, debido a la exposición a los fuertes y fríos vientos del norte.

Dejamos a nuestra izquierda el collado por encima del “triángulo” que separa la cara noroeste, del tubo que baja a Cerradillas. Aquí, en caso de malas condiciones, podemos escaparnos por ese tubo que suele ser más amable. El palón desciende ya hasta el bosque, con una pendiente continua y moderada que se acentúa a la mitad, aunque en ningún caso supera los 40º. Aunque la pendiente es propensa a los aludes, no hemos registrado ninguno aquí en los últimos años, pero no está de más afrontarla con precaución si las condiciones del manto son de cierta inestabilidad.

Con nevadas de sur la nieve se acumula en toda esta ladera umbría y se puede conservar en polvo mucho tiempo, haciendo este descenso muy apetitoso. Sobre todo si la nieve polvo se mantiene hasta el fondo del valle, por el pinar. En estos escasos días del invierno en el que nos encontramos la nieve profunda, es obligado el descenso de esta vertiente. Aunque el palón es algo menos empinado por la izquierda que por la zona de la derecha pegada a los pulmones, la calidad de la nieve hace que en ocasiones sea mejor bajar por este último lado.

El bosque no es muy denso y nos permite esquiar con comodidad hasta el río de las Cerradillas, en donde se termina la bajada y debemos volver a poner las pieles de foca. Si hemos venido de Valdesquí, remontaremos el Circo de Cerradillas hasta el Collado de Valdemartín para bajar directos al aparcamiento. Si no, para regresar al Pingarrón desde el río, remontaremos la ladera opuesta hacia el norte para retomar el camino por el que vinimos desde las praderas del refugio. De hecho hay un puente en el río que señala el inicio del camino de vuelta.

Sea como sea, esta excursión con esquís es una de las más interesantes de la Sierra de Guadarrama, no sólo por el largo descenso, sino también por el precioso bosque que atravesamos. Y esta temporada en la que sólo ha habido nieve en esta zona, hemos podido disfrutarla a tope de ella.

Texto e imágenes: equipo RECmountain

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Categorías: ESQUÍ, Esquí de Montaña

Torre de la “V”, canal Nordeste

A la sombra del Espigüete se encuentra la Torre de la “V”, con una canal con forma de banana en su cara nordeste: algo estrecha y empinada, pero sobre todo con gran exposición en su parte alta. Escalar su fina arista cimera y descender la canal con los esquís ha sido una de las mejores actividades que hemos hecho este año, y se lo debemos a nuestro amigo Vidal.

Ficha Técnica                                               Mapa de Situación

                    

La XVII Semana de Montaña de Guardo que se celebró desde el 13 al 18 de marzo, nos ofreció la oportunidad de contar unas cuantas de nuestras correrías por la nieve, y para allá nos fuimos con nuestro amigo Vidal. Además de pasarlo genial y conocer a gente estupenda como Rubén Marcos que presentó sus aventuras en bici, pudimos escaparnos a hacer un par de esquiadas. Y Vidal nos lio para ir a la Torre de la “V”. Una preciosa montaña eclipsada por su hermano mayor, el Espigüete, justo en uno de sus contrafuertes hacia el norte, pero separado de él por una profunda portilla con forma de V.

La aproximación a la Torre de la “V” de 2201 m de altitud, fue algo más larga de la “media hora” que siempre nos dice Vidal que queda para llegar a la nieve. De todas formas fue un paseo precioso al pie de la vertiginosa cara nordeste del Espigüete que en esta ocasión no veíamos claro que estuviera en condiciones para esquiarse. Desde el refugio remontamos entre brezos y piornos, el cordal que nos separa de las palas que llevan a la canal de subida.

Por fin nos calzamos los esquís y nos adentramos en este solitario vallecillo entre los contrafuertes del Espigüete y la Torre de la “V”. Mientras remontamos camino de la canal vamos estudiando las dificultades para bajarla y el tipo de nieve que nos podemos encontrar en la zona expuesta de la parte superior, en donde gira a la izquierda y que te escupe a los cortados. Afortunadamente, los altocúmulos que nos acompañaron durante la ascensión, mitigaron algo el inédito calor de esos días.

Ya con los esquís a la espalda nos introducimos en la canal en forma de banana que va estrechándose y empinándose progresivamente, mientras se arrima a los paredones calizos de la torre. En la zona media hay un bloque empotrado que divide la canal en dos ramas y que se empina hasta los 45º. De todas formas, las dos ramificaciones tienen anchura suficiente. Por encima, la canal se abre y vuelca a la izquierda, elevándose justo por encima de los cortados y, aunque la pendiente disminuye algo, la exposición aquí no permite un error.

La canal acaba en un cómodo hombro en la arista cimera, que fue donde tuvimos que dejar los esquís. La cima se alcanza unos metros más allá por una arista fácil pero fina y aérea, con enormes paredones que caen hacia el este y hacia el oeste. Pasamos con cuidado y mucha precaución hasta la cumbre en donde por fin pudimos fijarnos en el paisaje: hacia arriba podemos ver las cordadas de la cara nordeste llegando a la cima del Espigüete; y hacia abajo vemos otros montañeros remontando hacia la cara norte bajo el paredón que cae a nuestros pies.

Y después de la contemplación llegó la hora de la concentración. En silencio para no distraernos (excepto Vidal que no se distrae ni hablando) nos bloqueamos los esquís y comprobamos que el resto del material y ajustes estén “ok”. Iniciamos los fáciles primeros giros hasta donde empieza la canal. El primer tramo es empinado pero no demasiado, aunque es esta zona la más expuesta ya que cae a las paredes. Vamos descendiendo esta parte de uno en uno, y con giros de precisión cirujana hasta que, justo antes de los cortados, debemos pasar una “aristilla” para llegar a la canal.

El leve cambio de orientación de la pala que acabamos de bajar, a la canal propiamente dicha, hace que las condiciones de la nieve sean distintas: más enganchosa y peligrosa. Además es en donde la pendiente es mayor, unos 45º o algo más, y donde se estrecha progresivamente al acercarse al bloque empotrado. En este sector, la suavidad en los giros era necesaria para no clavar una espátula más de la cuenta.

En el estrechamiento de la canal, en donde se encuentra el bloque empotrado, lo pasamos unos por un lado y otros por otro. Su escasa anchura dificulta el giro en esa zona, pero una vez pasada, la canal se hace más franca y aunque mantiene la inclinación, la exposición ya es considerablemente menor. Aquí nos relajamos y enlazamos los giros hasta la salida de la canal.

Los palones de regreso hasta casi el refugio son para gozar y darle cera. Ya de regreso vamos descubriendo otras nuevas líneas por esquiar y que ojalá sea con ese pedazo de esquiador y mejor persona: nuestro amigo Vidal

Texto: equipo RECmountain; Imágenes: Vidal Rioja y RECmountain

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Categorías: ESQUÍ, Esquí de Montaña

Pico Murcia: cara Este directa

La cara Este del Pico Murcia nos ofrece una zona alta amplia y algo empinada, y una parte final con varias canales estrechas que nos llevan hasta el fondo del valle. Una preciosa excursión en el corazón de la montaña palentina, con vistas a los imponentes Espigüete, Peña Prieta y Curavacas.

Ficha Técnica                                           Mapa de Situación

                    

Aprovechando nuestra visita a la XVII Semana de Montaña de Guardo a la que nos invitó nuestro amigo Vidal, y aunque por allí el invierno no ha sido demasiado bueno de nieve (por no decir que ha sido malo), las vertientes más umbrías conservaban unas condiciones aceptables. El anticiclón instalado en la península nos dejaba días calurosos y noches frescas por lo que la nieve permanecía dura hasta mitad de la mañana, aunque en las umbrías no llegaba a transformarse del todo. Por esa razón descartamos intentar bajar cualquier cara norte empinada y buscamos objetivos más soleados. La cara Este del Pico Murcia era perfecta.

Desde Cardaño de Arriba salimos el grupo formado por Rubén Marcos, Vidal Rioja, Luna Redondo y los Pantoja (Álvaro, Alberto y Luis). Según Vidal nos esperaba un corto pateo de media hora porteando los esquís en la mochila por el arroyo de Valcabe rodeando el Cerro del Sillar, que al final sería algo más ya que no encontramos nieve hasta que llegamos a los pies del Pico Murcia. Un pico con forma de pirámide que se alzaba sobre nosotros mostrando su interesante cara este y que nos pedía que la esquiásemos.

Ya con las tablas en los pies la cómoda subida va ganando altitud a medida que rodea el pico por su vertiente sur, presentando un circo recogido y con un gran ambiente alpino. Es una zona en la que, en caso de inestabilidad del manto, puede resultar algo expuesta a los aludes ya que está coronado por una buena cornisa y las laderas son amplias y con la pendiente propicia al deslizamiento.

Según nos íbamos introduciendo en el circo, nos fuimos arrimando a la vertiente sur del Pico Murcia, bastante pelada de nieve, para remontar hasta el collado de su espolón sur. Esta cresta que separa la montaña palentina de la leonesa, tiene unas vistas excepcionales de la inmensa cara norte del Espigüete, que fotografiamos para estudiarla en casa. Después, seguimos foqueando por la cresta hasta que la nieve se acabó.

Con las tablas en la mochila trepamos la cómoda y corta arista que lleva hasta la cumbre, mientras se abren a nuestro alrededor nuevos paisajes que no conocíamos y que nos hacen maquinar futuros proyectos, siempre con los esquís a cuestas. En poco tiempo alcanzamos la cima del Pico Murcia de 2341 m de altitud, en el centro de este macizo montañoso que tanto nos gusta.

Unas pocas fotos en la cima, un trago de agua y nos calzamos los esquís para gozar el descenso. Desde arriba se ve una bajada franca, con pendiente mantenida pero no demasiado inclinada, entre 30º y 35º con algún resalte más pronunciado. El primero en lanzarse es Álvaro que le da con potencia y velocidad, del tirón hasta el falso llano que conduce a la zona baja. Ha hecho un auténtico bajadón: muy, muy rápido y sin parar.

Es el turno de Luna, que también lo hace con decisión y seguridad. Después vamos bajando los demás pero con algunas paraditas para las fotos y alguna toma de vídeo. La nieve crema está en unas condiciones perfectas para deslizar rápido: ni demasiado dura para que sea peligrosos correr, ni demasiado blanda como para que se enganchen las tablas.

La zona intermedia tiene escasa pendiente y nos lleva rápidamente a la entrada a los tubos de abajo. No debemos equivocarnos de entrada ya que alguno de ellos está cortado y no tiene salida.

El tubo final estaba a la sombra todavía por lo que encontramos la nieve más dura, así que lo bajamos de uno en uno tranquilamente. Embocamos la entrada al tubo y enseguida, una travesía hacia nuestra izquierda, nos llevaba a la zona estrecha. En esta zona, la más empinada de la bajada (unos 40º), encontramos la nieve algo dura y con rocas aflorando por lo que había que descender con un poco de cuidado.

Las rampas finales entre los arbustos nos llevaban hasta el arroyo donde por fin nos tomamos el bocata. Al final resultó ser una actividad en la que disfrutamos mucho, pero no ya en sí por el descenso, sino por lo bien que lo pasamos junto a nuestros amigos del norte. ¡¡¡Gracias a esgalla!!!

Texto: equipo RECmountain; imágenes: Rubén Marcos, Vidal Rioja y RECmountain

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Cabezas de Hierro: cara N

La amplia cara norte de Cabezas de Hierro nos ofrece unos cuantos interesantes descensos que esta temporada se han mantenido en buenas condiciones desde diciembre. Con una pendiente moderada, amplias palas y bastantes metros de desnivel, nos lleva por un precioso bosque de pinos hasta el río Lozoya.

Ficha Técnica                                         Mapa de Situación

                        

En todo el amplio frente norte de las Cabezas de Hierro podemos encontrar líneas para todos los gustos, aunque ninguna extrema. En general la pendiente ronda los 35º ó 40º, excepto en los tubos Noroeste y de La Cascada de “los pulmones” en donde la inclinación llega hasta los 45º o puntualmente algo más. Toda la parte superior es amplia y abierta a los fríos vientos del norte por lo que suele tener nieve dura que lo hacen algo expuesto. En la zona de “los pulmones” rocosos en donde la pendiente se acentúa, es posible que puedan desprenderse algunas pequeñas avalanchas cuando la carga de nieve es importante.

La subida puede realizarse por la clásica ruta que partiendo del refugio del Pingarrón se introduce en el valle de Cabezas de Hierro y remonta la vertiente umbría de la montaña, primero por un precioso bosque de ancianos pinos silvestres, y después por cualquiera de las pendientes que llevan al collado entre las Cabezas. También se puede acceder por la ruta desde el aparcamiento de Valdesquí hasta la cima de Valdemartín y la cresta de la Cabeza menor, aunque es una opción mucho menos interesante.

La cara norte propiamente dicha no desciende por entre los espolones rocosos, si no más a la izquierda según miramos desde abajo. Se dirige desde la cima de la Cabeza Mayor hacia un recuenco por el que descienden los arroyos del Hierro y de Peña Mala. Cerrando el lado oeste de este pequeño circo, desciende un ancho espolón que lo separa de la vertiente noroeste en donde se encuentran “los pulmones”. Esta loma es una amplia sucesión de palas de poca inclinación que conducen al comienzo del bosque.

En esta zona alta esperamos hasta las últimas luces del día que resaltaban los tonos rosas de la última nevada con polvo del desierto, ofreciendo una paleta de colores en la ladera difícil de apreciar en las fotos. Una zona para trazar giros amplios y rápidos por esta nieve crema de estos días de calor primaveral.

Estas laderas conducen al bosque que se puede descender todo lo que la cantidad de nieve nos permita. Y cuando ésta se acaba, podemos volver por el fondo del valle o, como hicimos nosotros, regresando por la ruta de bajada hasta la zona alta del tubo Noroeste para descenderlo ya casi de noche, con la luna asomando detrás de nosotros.

Y por último, regreso a la luz de la luna hasta el coche tras una perfecta jornada de esquí guadarrameño.

Texto e imágenes: equipo RECmountain

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Cabezas de Hierro: Valhondillo

El descenso de Cabezas de Hierro hacia Valhondillo, no por fácil, deja de ser divertido. Es una bajada larga y solitaria, con amplias palas que van llevándonos a uno de los rincones de la Sierra de Guadarrama más bonitos, en los que los tejos milenarios se alternan con los pinos silvestres.

Ficha Técnica                                         Mapa de Situación

                  

Valhondillo es el valle que desde el fondo del Lozoya, por encima de la zona de La Isla, se dirige hacia la cima de Cabezas de Hierro Mayor enmarcado por la Cuerda Larga al sur y el cordal norte de la Cabeza Mayor. Por un frondoso pinar se accede al arroyo de Valhondillo que trae las aguas de las cumbres situadas a casi 1000 m más arriba. El valle se angosta a mitad de ascensión, a los 1800 m, para después, en el límite del pinar, abrirse a las laderas poco empinadas que remontan hasta la misma cumbre de Cabeza Mayor.

En donde el valle se estrecha y vuelve más umbrío, la humedad favorece el crecimiento de los tejos. Enseguida encontramos ejemplares aislados de porte mediano, y según ascendemos y se angosta el valle, van apareciendo tejos cada vez más grandes. Varios de estos ejemplares superan ampliamente los 1000 años, e incluso los 1500 años, y están adecuadamente protegidos por una valla. Sorprende pensar que algunos de ellos nacieron en época de los romanos y han resistido hasta nuestros días. Venerables ancianos dignos de admiración.

Otra manera de llegar a Valhondillo es partir desde Cotos por el refugio Pingarrón y atravesar al arroyo de las Cerradillas para ascender hacia la cara noroeste de Cabezas de Hierro. Esta subida tiene el aliciente de poder escalar la cascada de hielo que se forma entre los dos contrafuertes rocosos llamados “los pulmones”. Una cascada fácil y corta pero que nos permite jugar con los piolets. Por encima de ésta, unas rampas empinadas y amplias nos llevan hasta la cima de la Cabeza Mayor de 2383 m de altitud.

Desde la cumbre empezamos el descenso por la ladera poco empinada que va hacia el este. Enseguida se inclina algo más y el valle de Valhondillo se abre hacia el nordeste. Podemos descender por cualquier parte de esta amplísima vertiente: por la vaguada o por sus laterales. La pendiente en esta cuenca que recoge las aguas del arroyo de Valhondillo, no llega a los 30º con algunos escalones fáciles ligeramente más inclinados. Se hace divertido jugar con las cornisas de los pequeños tubos que va formando el arroyo.

Llegamos hasta unos llanos en donde el arroyo serpentea y el bosque comienza a aparecer. En cuanto el bosque se vuelve algo más denso, encontramos grandes ejemplares de pino silvestre y aislados tejos más achaparrados. El arroyo se angosta y el bosque se vuelve más profundo y, por entre las sombras encontramos los tejos milenarios, con sus troncos enredados y sus acículas verdes y oscuras contra las que contrastan sus rojos frutos. Aquí podemos volver a foquear hasta la cumbre desandando nuestras trazas o, si la nieve lo permite, continuar el descenso hasta el fondo del bosque en donde el arroyo se funde con el río Lozoya.

La remontada hasta Cabezas de Hierro por el arroyo de Valhondillo se hace larga, pero el paisaje y la soledad nos invitan a recrearnos y a tomarnos el bocata tranquilamente. Podemos subir por la vaguada del arroyo o desviarnos a nuestra izquierda para alcanzar la Cuerda Larga por Bailanderos y remontar hasta la cumbre. A nosotros nos pilló la puesta de sol en este cordal: ese momento mágico en el que te fundes con el entorno y saboreas esos pequeños rincones de la Sierra de Guadarrama.

Texto e imágenes: equipo RECmountain

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