Torre de la “V”, canal Nordeste

A la sombra del Espigüete se encuentra la Torre de la “V”, con una canal con forma de banana en su cara nordeste: algo estrecha y empinada, pero sobre todo con gran exposición en su parte alta. Escalar su fina arista cimera y descender la canal con los esquís ha sido una de las mejores actividades que hemos hecho este año, y se lo debemos a nuestro amigo Vidal.

Ficha Técnica                                               Mapa de Situación

                    

La XVII Semana de Montaña de Guardo que se celebró desde el 13 al 18 de marzo, nos ofreció la oportunidad de contar unas cuantas de nuestras correrías por la nieve, y para allá nos fuimos con nuestro amigo Vidal. Además de pasarlo genial y conocer a gente estupenda como Rubén Marcos que presentó sus aventuras en bici, pudimos escaparnos a hacer un par de esquiadas. Y Vidal nos lio para ir a la Torre de la “V”. Una preciosa montaña eclipsada por su hermano mayor, el Espigüete, justo en uno de sus contrafuertes hacia el norte, pero separado de él por una profunda portilla con forma de V.

La aproximación a la Torre de la “V” de 2201 m de altitud, fue algo más larga de la “media hora” que siempre nos dice Vidal que queda para llegar a la nieve. De todas formas fue un paseo precioso al pie de la vertiginosa cara nordeste del Espigüete que en esta ocasión no veíamos claro que estuviera en condiciones para esquiarse. Desde el refugio remontamos entre brezos y piornos, el cordal que nos separa de las palas que llevan a la canal de subida.

Por fin nos calzamos los esquís y nos adentramos en este solitario vallecillo entre los contrafuertes del Espigüete y la Torre de la “V”. Mientras remontamos camino de la canal vamos estudiando las dificultades para bajarla y el tipo de nieve que nos podemos encontrar en la zona expuesta de la parte superior, en donde gira a la izquierda y que te escupe a los cortados. Afortunadamente, los altocúmulos que nos acompañaron durante la ascensión, mitigaron algo el inédito calor de esos días.

Ya con los esquís a la espalda nos introducimos en la canal en forma de banana que va estrechándose y empinándose progresivamente, mientras se arrima a los paredones calizos de la torre. En la zona media hay un bloque empotrado que divide la canal en dos ramas y que se empina hasta los 45º. De todas formas, las dos ramificaciones tienen anchura suficiente. Por encima, la canal se abre y vuelca a la izquierda, elevándose justo por encima de los cortados y, aunque la pendiente disminuye algo, la exposición aquí no permite un error.

La canal acaba en un cómodo hombro en la arista cimera, que fue donde tuvimos que dejar los esquís. La cima se alcanza unos metros más allá por una arista fácil pero fina y aérea, con enormes paredones que caen hacia el este y hacia el oeste. Pasamos con cuidado y mucha precaución hasta la cumbre en donde por fin pudimos fijarnos en el paisaje: hacia arriba podemos ver las cordadas de la cara nordeste llegando a la cima del Espigüete; y hacia abajo vemos otros montañeros remontando hacia la cara norte bajo el paredón que cae a nuestros pies.

Y después de la contemplación llegó la hora de la concentración. En silencio para no distraernos (excepto Vidal que no se distrae ni hablando) nos bloqueamos los esquís y comprobamos que el resto del material y ajustes estén “ok”. Iniciamos los fáciles primeros giros hasta donde empieza la canal. El primer tramo es empinado pero no demasiado, aunque es esta zona la más expuesta ya que cae a las paredes. Vamos descendiendo esta parte de uno en uno, y con giros de precisión cirujana hasta que, justo antes de los cortados, debemos pasar una “aristilla” para llegar a la canal.

El leve cambio de orientación de la pala que acabamos de bajar, a la canal propiamente dicha, hace que las condiciones de la nieve sean distintas: más enganchosa y peligrosa. Además es en donde la pendiente es mayor, unos 45º o algo más, y donde se estrecha progresivamente al acercarse al bloque empotrado. En este sector, la suavidad en los giros era necesaria para no clavar una espátula más de la cuenta.

En el estrechamiento de la canal, en donde se encuentra el bloque empotrado, lo pasamos unos por un lado y otros por otro. Su escasa anchura dificulta el giro en esa zona, pero una vez pasada, la canal se hace más franca y aunque mantiene la inclinación, la exposición ya es considerablemente menor. Aquí nos relajamos y enlazamos los giros hasta la salida de la canal.

Los palones de regreso hasta casi el refugio son para gozar y darle cera. Ya de regreso vamos descubriendo otras nuevas líneas por esquiar y que ojalá sea con ese pedazo de esquiador y mejor persona: nuestro amigo Vidal

Texto: equipo RECmountain; Imágenes: Vidal Rioja y RECmountain

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ADVERTENCIA: Las actividades aquí descritas entrañan riesgos y están realizadas por especialistas y técnicos expertos. Advertimos de la necesidad de practicarlas con la prudencia y experiencia necesarias, con la técnica y el material adecuados y acompañados de guías o monitores profesionales.

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