La Palma: Tilos y Nacientes

La “isla bonita” hace honor a su nombre con unos paisajes de lo más variados: verdes y frondosos, ocres y agrestes, rojos y volcánicos, negros y atormentados, y rodeándolo todo el azul profundo del atlántico. La isla de La Palma, Reserva de la Biosfera, es uno de los mejores destinos para el trekking o las largas excursiones. Podemos recorrer la isla entera de norte a sur por su extensa y espectacular red de senderos. Una travesía que empezamos por el norte.

Ficha Técnica                    Mapa de Situación

                 

La red de senderos de La Palma recorre la isla visitando sus rincones más impresionantes, desde el frondoso y húmedo norte, pasando por el agreste y rocoso centro, hasta los áridos conos volcánicos de su zona sur. Entre ellos los hay de Gran Recorrido, Pequeño Recorrido y Recorridos Locales, de todos los niveles técnicos y gustos. En algunos su dificultad viene dada por sus grandes desniveles o por su relieve agreste, con pasos delicados sobre grandes cortados rocosos no aptos para personas que padezcan vértigo.

La isla de La Palma, así como el resto de las islas Canarias, Azores, Madeira y Cabo Verde, pertenece al conjunto bioclimático de la región Macaronésica. Los vientos Alisios del nordeste definen su clima y son los encargados de aportar la humedad a todas las laderas orientadas hacia ellos. A sotavento de los Alisios los vientos llegan ya secos y cálidos debidos al pronunciado efecto Föhn al atravesar los altos relieves de la isla. Los Alisios empujan masas de aire cargadas de humedad del Atlántico hacia los altos relieves, condensándose en nubes en su ascenso y produciendo la “lluvia horizontal”. Esta precipitación es llamada así porque procede de las pequeñas gotitas de esas nubes, llovizna que flota en el aire y se va depositando en las hojas de la frondosa vegetación hasta calar al suelo. El paisaje resultante es verde, nuboso y fresco, con la vegetación aferrada a las verticales paredes de roca volcánica.

Empezamos nuestro recorrido desde los pintorescos pueblitos de la costa norte como el del Tablado o más hacia el nordeste el de Los Sauces. Desde este último accedemos al Centro de Visitantes de Los Tilos, comienzo de uno de los más interesantes senderos que nos llevan por esta vertiente hasta los Nacientes de Marcos y Cordero, el llamado PR LP 6. Este recorrido de 12 km y una dificultad media nos llevará entre 5 ó 6 horas, y remonta desde Los Tilos a 500 m de altitud hasta la Casa del Monte a 1250 m. Desde aquí podemos descender por una pista forestal hasta el pueblo de Los Sauces o regresar por donde ascendimos.

Próximo al Centro de Visitantes podemos acercarnos por el fondo de la garganta a ver la cascada que se precipita desde los canales del agua. Canales que se construyeron en 1900 para recoger el agua de las paredes rocosas casi 1000 m más arriba, excavados en la roca viva. Para llegar a la cascada tenemos que atravesar un túnel que nos recuerda que la linterna va a ser imprescindible para travesar los 13 túneles de los Nacientes, en la parte alta del itinerario. También es muy recomendable llevar una capa de agua para no calarnos por el interior de esos túneles.

La senda comienza a 200 m del Centro y atraviesa un primer túnel que nos sumerge en la frondosidad de la laurisilva, el bosque subtropical característico de algunas islas atlánticas, en donde predominan los laureles, el viñátigo, el barbusano, el paloblanco y los tilos o tiles. En esta zona podemos ver esbeltos ejemplares de til que pueden alcanzar los 30 m de alto, con sus hojas brillantes y lustrosas que proporcionan sombra y humedad.

Tilos o tiles (Ocotea foetens)

Bajo los impresionantes árboles encontramos helechares enormes, lechugones y otras especies amantes de los lugares húmedos. La lluvia horizontal que va depositándose en los pisos más altos de la laurisilva va calando hasta el suelo empapándolo y refrescándolo.

Lechugón (Sonchus congestus)

El camino continua en cómodo ascenso hasta toparnos con el Espigón Atravesado. Una formación rocosa que se alza en medio del barranco y hasta el que podemos subir hasta su parte más elevada. Desde el mirador de su cima tenemos una impresionante vista del bosque de laurisilva en donde empieza a dar paso al Monteverde, esa formación boscosa dominada por los brezos y las fayas.

En las verticales paredes rocosas del barranco en donde la vegetación se aferra como puede, anida la pardela cenicienta. Más fácil de observar es el pinzón de La Palma, muy descarado y que se nos acercará para pedirnos comida.

Más adelante encontramos una bifurcación y tomamos el camino de la derecha que atraviesa el barranco por un puente de madera a partir del cual el camino remonta por la ladera derecha. La vegetación va cambiando a medida que ascendemos en donde la humedad es menor y van apareciendo las fayas y los brezos alternándose con el bosque de pino canario.

Pino canario (Pinus canariensis)

El camino prosigue ahora por el fondo del barranco, repleto de grandes bloques de piedra y que en época de lluvia puede impedirnos el paso hacia los Nacientes. Es una zona nuevamente húmeda y sombría en la que abundan los grandes helechos. Abandonamos esta zona ascendiendo una fuerte pendiente que nos llevará hacia las paredes rocosas que cierran la garganta. Llegamos por fin al Naciente de Cordero y al primer túnel que es el 13 ya que está numerado empezando desde la casa del Monte.

A partir de aquí se hace imprescindible el uso de frontal o linterna para seguir el canal que va recogiendo las aguas y que va atravesando los farallones rocosos gracias a los túneles excavados. Después de pasar un par de ellos más llegamos hasta el Naciente de Marcos que recoge el agua de tres cascadas que caen por la pared vertical que el camino va atravesando.

Seguimos atravesando túneles por medio de paredes verticales y empinadas laderas, en un ambiente húmedo y frondoso que nos trasladan a latitudes más frías. En algunos de ellos es imposible no mojarse ya que el agua se filtra por el techo y el cauce ocupa el ancho de la cueva. En todo este tramo imaginamos el esfuerzo que supuso a principios del siglo pasado excavar este camino en medio de esta verticalidad.

Entre túneles el camino paralelo al canal de agua es cómodo y ancho pero en ocasiones atraviesa justo por encima de grandes cortados en los que las personas con vértigo no lo pasan bien. Por esta zona sombría y húmeda predomina el fayal-brezal con laderas de pinar en las orientaciones más soleadas.

Dejando atrás el último túnel, numerado el 1º, el camino flanquea una ladera empinada de tierra sobre un gran cortado, y en la que por precaución han colocado un pasamanos de cable. Poco más allá llegamos hasta la Casa del Monte en donde termina la ruta o en donde empieza para los que ascienden hasta aquí en taxi. Nosotros desandamos el camino ya conocido sin entretenernos demasiado que, aunque sea de bajada, lleva un rato largo.

Este sendero nos muestra una de las mejor conservadas formaciones de laurisilva y monteverde de canarias, tapizando un relieve agreste y vertical por donde ascienden las nubes empujadas por los alisios. Vientos que provocan esa lluvia horizontal que el hombre desde hace siglos ha sabido aprovechar para saciar la sed de toda la isla gracias a esa laboriosa obra de ingeniería hidráulica de canales y túneles. Recorrer el sendero de Los Tilos y Nacientes del Aagua es imprescindible para entender esta “isla bonita”.
OTRAS RUTAS EN CANARIAS:

Texto e imágenes: equipo RECmountain

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ADVERTENCIA: Las actividades aquí descritas entrañan riesgos y están realizadas por especialistas y técnicos expertos. Advertimos de la necesidad de practicarlas con la prudencia y experiencia necesarias, con la técnica y el material adecuados y acompañados de guías o monitores profesionales.

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La Palma: Caldera de Taburiente

La Caldera de Taburiente domina la isla entera de La Palma con sus cimas a más de 2400 m de altitud y profundos barrancos por donde el agua se precipita en cascadas. Los bosques de pino canario tapizan las empinadas laderas coloreando de verde las ocres y rojizas paredes verticales, ofreciendo una pictórica imagen con su máximo exponente en la Cascada de Colores.

Ficha Técnica                         Mapa de Situación

                  

Comenzamos este recorrido por el corazón de La Palma desde el colorido pueblo costero de Tazacorte, en donde desemboca el Barranco de Las Angustias. Este barranco se adentra en dirección nordeste hacia los farallones rocosos que conforman el interior del circo que aunque asemeja un cráter o caldera volcánica, no es realmente tal. Nosotros hemos decidido coger el taxi que asciende hasta Los Brecitos a 1080 m de altitud para empezar nuestra excursión, en un recorrido que nos llevará por el interior de la Caldera de Taburiente y que acaba en el aparcamiento del barranco de Las Angustias.

Desde Los Brecitos comienza un sendero descendente hacia las Casas de Taburiente. Sendero cómodo y espectacular al ir arrimado a las paredes verticales de casi 1000 m de alto que cierran este circo por el oeste. Nos introducimos de lleno en el ecosistema del pino canario acompañado de amagante y corazoncillo, y en los diversos barrancos que atravesamos en donde corren los arroyos podemos ver bosquetes de sauce canario y restos de laurisilva. En todo momento el paisaje viene dominado por los pitones rocosos o roques, que se yerguen sobre nuestras cabezas. Más abajo podemos ver lavas almohadilladas, diques, coladas y mantos piroclásticos.

El sendero en su descenso va separándose de las paredes para introducirse en los barrancos del corazón de la caldera. Al poco llegamos al Mirador de Tagasaste con una impresionante vista de los roques que sobresalen por encima del pinar y las paredes que cierran el entorno, desde el Pico Bejenado hasta el Roque de Los Muchachos. En poco más de hora y media alcanzamos las Casas de Taburiente y la zona de acampada en donde existe un Centro de Visitantes con diversos servicios.

Justo al llegar las Casas de Taburiente encontramos un desvío hacia el noroeste que nos lleva hasta el Hoyo Verde a 1550 m de altitud. El camino con fuerte pendiente va ganando altura rápidamente, pasando al pie del Roque del Huso, un pitón rocoso afilado que sobresale del bosque y que está coronado por ejemplares de pino canario. Después el camino sigue ascendiendo hasta la impresionante cascada de La Desfondada a la que da vértigo asomarse.

Desde la Desfondada el camino se arrima a las paredes rocosas y va encumbrándose a alguna de ellas, pasando por encima de cortados que se hunden en el barranco cientos de metros más abajo. El camino es fácil pero expuesto por lo que no es recomendable para personas con vértigo. Las nubes se agarran a las paredes aliviando el calor en este tramo del camino que va escalando por la base de las paredes. A la vuelta de una cresta en la que la senda se introduce en uno de los barrancos laterales, y empotrado contra las paredes, el arroyo corre formando pequeñas pozas de color verde oscuro y que nos invitan al baño. Hemos llegado al Hoyo Verde.

Comenzamos el descenso sabiendo cuánto echaremos de menos este fresquito. De vuelta nos bañamos en la Playa de Taburiente, junto al Centro de Visitantes, una zona en la que el valle se ensancha y podemos refrescarnos en sus pozas. Después continuamos barranco abajo pasando junto al desafiante Roque Idafe, venerado por los benahoaríes. En diversos puntos de La Palma y especialmente en el interior de la Caldera de Taburiente, podemos encontrar vestigios de estos antiguos pobladores, y no es difícil observar grabados en las rocas o petroglifos con dibujos espirales o círculos concéntricos y signos similares al alfabeto bereber.

Seguimos bajando hacia el fondo del barranco del Almendro Amargo con el río formando cascadas y remansos en los que bañarse. Algo más abajo llegamos al pintoresco lugar en donde confluyen las aguas oscuras de este barranco con las amarillas procedentes de la Cascada de Colores. Los fondos ocres depositados por estas aguas provienen de los compuestos ferruginosos que arrastra desde más arriba y si remontamos este otro cauce, llegaremos hasta la Cascada de Colores, un muro artificial teñido de amarillos, rojos y verdes que represa el agua del barranco.

Desde aquí todavía nos queda una larga caminata barranco abajo por donde el camino va buscando el lado más cómodo de transitar, a veces por la derecha, por la izquierda o por el mismo cauce. El caudal va siendo mayor a medida que recoge el agua de los distintos barrancos, pero en la parte final de Las Angustias, las obras de represamiento y canalización dejan seco el cauce, salvo en época de lluvias abundantes. Esta zona más árida nos conduce al aparcamiento y pone punto final al itinerario.

Una larga excursión para conocer el corazón de la Caldera de Taburiente: sus pinares tapizando los agrestes roques, sus cascadas y pozas excavadas entre las verticales paredes, y sus aguas de colores tiñendo los profundos barrancos.

OTRAS RUTAS EN CANARIAS:

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La Palma: ruta de La Cumbrecita

Desde La Cumbrecita accedemos a Taburiente por una senda que recorre la Caldera justo por debajo de sus farallones rocosos de su vertiente este. Un camino aéreo, con tramos vertiginosos y vistas excepcionales del interior de la caldera que nos ofrece otra visión de este Parque Nacional, corazón de esta Reserva de la Biosfera.

Ficha Técnica                         Mapa de Situación

                 

Este paisaje es el resultado de varios procesos eruptivos que dieron como resultado este gigantesco circo (que no es realmente un cráter volcánico) de 8 kilómetros de diámetro y más de 2 km de desnivel. La punta más elevada es El Roque de Los Muchachos que se eleva a 2426 m de altitud y en donde se encuentran las instalaciones del famoso observatorio astronómico. Podemos recorrer toda la crestería del circo por el sendero de gran recorrido GR 131 que desde el Mirador del Tilme al oeste a 594 m de altitud, asciende al Roque Palmero y al de Los Muchachos, al Pico de La Cruz, al de Piedra Llana y al de Las Nieves, y acaba en la Punta de los Roques al sur. Todos ellos con más de 2000 m de altitud.

El Espigón del Roque sobresale desde lo alto de la cresta del Roque de los Muchachos hacia las paredes verticales que caen a pico cientos de metros hacia el fondo de la Caldera de Taburiente. Las vistas son impresionantes siempre y cuando no haya nubes. Nosotros no tuvimos suerte pero aun así pudimos observar los tajinaste rosados, ya casi marchitos por la época tardía del año, las cinco uñas y otras florecillas que arraigan entre los roquedos.

Tajinaste rosado (Echium wildpretii)

Cinco Uñas (Senecio palmensis)

El cresterio de la caldera continúa hacia el sur de la isla por la ruta de Los Volcanes, pero desde la Punta de Los Roques, otra cresta lleva hacia el oeste hasta el Pico Bejenado de 1845 m de altitud, pasando por el collado de La Cumbrecita a 1287 m, inicio de nuestra siguiente ruta. Desde el Centro de Visitantes de El Paso, en donde debemos pedir el permiso correspondiente, accedemos a la Ermita de la Virgen del Pino con su enorme ejemplar de pino canario, y en donde pudimos observar de cerca a las Chovas piquirrojas. Desde aquí parte un sendero que lleva hasta La Cumbrecita.

Chova piquirroja (Pyrrhocorax pyrrhocorax)

Pico Bejenado, collado de la Cumbrecita y la Punta de los Roques.

En la Cumbrecita existe un pequeño aparcamiento desde el que parten varios senderos: uno es el que llega desde la Ermita de la Virgen del Pino; otro asciende hasta el Pico Bejenado; el de La Cancelita lleva hasta el Mirador de ese nombre cerca de Los Barros; y otro más, va agarrándose a las paredes verticales del circo de la Caldera para luego descender hasta las Casas de Taburiente. Este último es el que elegimos nosotros visitando primero el Mirador del Lomo de las Chozas en el camino hacia La Cancelita.

Cernícalo vulgar (Falco tinnunculus) en La Cumbrecita.

El camino se adentra en el pinar de la Caldera en dirección oeste en suave descenso hacia la base del Pico Bejenado por su vertiente norte. Durante todo el recorrido tenemos unas impresionantes vistas hacia el fondo del circo, hacia el cresterío del Roque de Los Muchachos y la Somada Alta. En aproximadamente media hora nos asomamos al Mirador del Lomo de Las Chozas, un balcón formidable hacia el interior de la Caldera, contra cuyas paredes se recortan las chovas y los cernícalos. Y entre la vegetación aparecen los reyezuelos, herrerillos, mosquiteros y los más descarados pinzones palmeros.

Pinzón palmero (Fringilla coelebs palmae).

El camino regresa unos metros por debajo de por donde hemos venido hasta el inicio de la senda hacia Taburiente. Esta ruta es peligrosa, larga y difícil, y sólo se recomienda para personas acostumbradas a terreno abrupto de montaña. Podemos ver en la lejanía el itinerario horizontal al que nos dirigimos, tallado en las paredes verticales de los distintos lomos que debemos atravesar. Cerca ya del pie de la Punta de los Roques nos visita un lagarto tizón con su característica garganta azul, en la subespecie que corresponde a esta isla.

Lagarto tizón palmero (Gallotia galloti palmae).

El sendero en principio es cómodo pero expuesto ya que atraviesa bajo las verticales paredes del cresterío de la Caldera, y sobre cortados rocosos de cientos de metros, y puede estar deteriorado en algún tramo debido a la lluvia o la caída de piedras. Es conveniente salir pronto y avisar a la guardería quienes nos indicarán su estado. Al principio tiene unos tramos anchos y fáciles para, poco a poco ir alcanzando las paredes rocosas por las que se ha tallado la senda, e ir aumentando en dificultad y exposición.

Empieza una parte de la ruta en la que las personas con vértigo no deben exponerse. En ocasiones el camino está enterrado por la tierra que se desliza ladera abajo y tenemos que pasar por esos taludes sobre los cortados, teniendo que poner mucho cuidado. La senda atraviesa diversos arroyos y obras hidraúlicas (canales, galerías y tubos) siguiendo la horizontalidad. Después, el camino asciende al Escuchadero y otros espolones hasta el Lomo Cumplido. A partir de ahí desciende de manera continua hasta el Valle de Aceró y las Casas de Taburiente.

A pesar de que el tiempo se nos echó encima y no pudimos completar la senda, quedamos encantados con el recorrido hasta el Escuchadero. Con unas vistas excepcionales y un ambiente de montaña agreste y solitario, resulta un camino no apto para todos los públicos por su longitud, dificultad y exposición. Nosotros dejamos pendiente el completarlo para la próxima visita.

OTRAS RUTAS EN CANARIAS:

Texto e imágenes: equipo RECmountain

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La Palma: ruta de los Volcanes

Este sendero recorre uno de los paisajes más bellos de Canarias en el que la fuerza de la naturaleza ha emergido desde las entrañas de la tierra dejando su huella en forma de paisaje atormentado y árido en el que los seres vivos luchan por conquistarlo. Los rojos, ocres y negros terrenos yermos contrastan con los luminosos verdes y amarillos de los pinos y de los líquenes que se aferran a la roca viva y caliente aún.

Ficha Técnica                         Mapa de Situación

                    

La convulsa historia geológica de La Palma comenzó hace 40 Millones de años debido a una fase de vulcanismo submarino que formó el complejo basal. Estos cimientos fueron elevándose hasta que hace 20 millones de años se produjo otra fase de vulcanismo, éste ya en superficie. Ya en épocas históricas se tiene constancia de las siguientes erupciones volcánicas en la isla de La Palma que transformaron el paisaje y el relieve:

1480, volcán Tacande

1585, volcán Tahuya

1646, volcán Martín de Tigalate

1677, volcán San Antonio

1712, volcán El Charco

1949, volcanes Duraznero, Hoyo Negro y Figura de San Juan

1971, volcán Teneguía

La ruta de los Volcanes es un recorrido por la reciente historia volcánica de La Palma. Un recorrido que nos lleva desde el Refugio del Pilar en el centro de la isla, hasta el faro de Fuencaliente en la punta sur. En total son 24 km de distancia partiendo desde 1450 m de altitud, ascendiendo al volcán de La Deseada de 1950 m y bajando hasta la costa misma en las salinas y el faro de Fuencaliente. El viento y el calor (excepto en invierno) serán nuestra compañía y debemos aprovisionarnos de comida y agua para todo el recorrido. Podemos acceder al refugio del Pilar en nuestro coche y al terminar la ruta volver en autobús y taxi. También podemos acceder en taxi al refugio y volver en autobús hasta nuestra localidad.

Refugio del Pilar.

Allá vamos…

El camino comienza entre pinos y a medida que va ganando altitud, las vistas van ampliándose hacia la mitad norte de la isla, con el Pico Bejenado recortado contra las paredes que conforman el circo de la Caldera de Taburiente. Más cerca podemos ver como se alternan los pinares con las coladas de escoria de una de las primeras erupciones de las que se tiene constancia histórica, la del volcán Tacande o Montaña Quemada en 1480. Alcanzamos rápidamente el Pico Birigoyo, un volcán de 1807 m desde donde el camino crestea hasta el Monte Barquita.

Pico Nambroque.

Volcán Hoyo Negro.

El camino comienza a descender hasta juntarse con el que viene directamente desde el área recreativa. Desde aquí vuelve la cuesta arriba y el pinar empieza a aclararse, dirigiéndose hacia el Pico Nambroque de 1922 m de altitud, con su singular perfil de meseta, dejando atrás y más abajo al volcán San Juan, que entró en erupción en 1949. Un poco más adelante aparece a nuestra derecha el formidable agujero del cráter del volcán Hoyo Negro que entró en erupción en esa misma fecha. También en 1949 entró en erupción el siguiente volcán que encontramos, el del Duraznero.

Cráter del Duraznero.

Esta parte más alta del parque natural de la Cumbre Vieja es impresionante. El cráter es un lago de lava solidificada que vierte ladera abajo hacia la costa este de la isla, como si el tiempo hubiera detenido el fluir del magma. Los pinos han colonizado las laderas del cráter proporcionando el color ocre de sus acículas secas al suelo, que contrasta con el negro intenso de las rocas. Y el verde brillante de sus ramas se recorta contra el océano azul y el perfil del Teide en la lejanía. Es un paisaje único. Más adelante encontramos los volcanes de la Deseada que con sus 1949 m de altitud son el punto más elevado de la ruta.

A partir de aquí el camino va descendiendo progresivamente, pasando por el volcán de El Charco que entró en erupción en 1712 y afectó a una gran extensión de la isla. Más abajo, a 1100 m de altitud en la vertiente oeste se encuentra el volcán Tahuya que entró en erupción en 1585. Poco a poco va apareciendo más vegetación y los pinares colonizan algunas laderas y cráteres, resaltando el contraste de colores entre los verdes y amarillos de la vegetación, con los rojos, marrones y negros de las rocas. En esta zona algo más baja, es frecuente que la nubosidad se cuele por las laderas este disipándose enseguida al descender por las vertientes opuestas. Aparece así, un paisaje más bello y enigmático en el que las luces y los colores se encienden y apagan al ritmo del paso de las nubes.

Llegamos así al volcán Martín de Tigalate que en 1646 entró en erupción, siendo ésta la que ha afectado a mayor superficie en la isla. Sus bocas se abren hacia el mar en coladas que aún no han podido colonizar las plantas. Es curioso observar la diferencia de verdes de los pinos según su edad: los más jóvenes lucen un verde intenso y luminoso frente al más oscuro de los ejemplares más viejos. En algunos de estos últimos más viejos, podemos observar sus cortezas quemadas de antiguos incendios y cómo son capaces de rebrotar para volver a la vida.

Volcán Martín de Tigalate

El camino sigue descendiendo ya por pinares hasta el pueblo de Los Canarios en donde nos encontramos con la escultura de homenaje al caminante. Aquí podemos descansar antes de la última etapa hasta el faro o coger el autobús o taxi de vuelta. Nosotros seguimos adelante hacia el volcán San Antonio y al Teneguía, camino del faro y las salinas de Fuencaliente y que os enseñaremos en el próximo y último reportaje de La Palma.

OTRAS RUTAS EN CANARIAS:

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La Palma: Fuencaliente y Teneguía

El último tramo de la Ruta de los Volcanes recorre las tierras españolas más recientes. El Teneguía entró en erupción en 1971 expulsando coladas de lava que fluían hasta el mar haciendo que la línea de costa avanzara unos cuantos metros. En este tramo recorremos sus ríos de lava petrificados y podemos imaginarnos la violencia y belleza de estos acontecimientos.

Ficha Técnica                          Mapa de Situación

                    

Una vez descendemos del volcán Martín de Tigalate, la ruta de los Volcanes nos lleva hasta el pueblo de Los Canarios y Fuencaliente a 700 m de altitud, para después seguir descendiendo hasta el faro y las salinas situados en la punta de Fuencaliente. En este último tramo de unos 7 km de distancia vamos abandonando el pinar, aunque todavía nos encontramos espléndidos ejemplares entre los que se mueven los lagartos tizones y algún cuervo gorrón. También van apareciendo los cultivos de vides con el que se elaboran los famosos vinos de Fuencaliente.

Lagarto tizón (Gallotia galloti palmae).

Cuervo (Corvus corax tingitanus).

El camino de bajada en su mayor parte, se acerca ahora al volcán de San Antonio en donde existe un Centro de Interpretación en el que nos ilustran acerca de los procesos volcánicos de la zona. Podemos acceder hasta el cráter cerrado de este volcán tan próximo al pueblo y que entró en erupción en 1677 enterrando la Fuente Santa, un manantial de agua caliente que daba nombre a Fuencaliente.

Continuamos la ruta hacia el volcán Teneguía, que entró en erupción en 1971:

El 21 de octubre de ese año comenzaron los temblores de tierra y los ruidos subterráneos que alarmaron a la población y autoridades.

El 26 de octubre aumentaron los ruidos y las explosiones, surgiendo columnas de humo del suelo que acabó agrietándose y expulsando dos ríos de lava camino del mar. La población abandona la comarca y algunos pescadores en la playa del faro de Fuencaliente se vieron aislados entre los ríos de lava teniendo que huir con sus barcas por mar.

El 27 de octubre la lava llega al mar haciendo hervir sus aguas en dos corrientes que rodean el faro milagrosamente. Se abre un gran cráter y varias bocas laterales expulsando rocas y llamaradas a más de 300 m de altura. Surge un tercer río de lava a una temperatura de 1100 ºC y las cenizas ardientes empiezan a cubrir la zona. Ya se ha formado un cono de 200 m de altura lanzando materiales, fuego y humo en gigantescos latidos cada 2 ó 3 segundos.

El 1 de noviembre se abre una nueva boca muy violenta con grandes explosiones y un flujo de lava cuatro veces mayor. Continua así cinco días más hasta que la gran montaña formada se derrumba lanzando una gran columna de humo y cenizas ardientes que queman las plantaciones de la comarca.

El 11 de noviembre se cuentan 8 bocas arrojando fuego, gases, cenizas y ríos de lava que fluyen hacia el mar. Continúa esta actividad una semana más hasta que para el 21 de noviembre va calmándose, emitiendo únicamente gases y cenizas.

Descendemos el cono volcánico del San Antonio y nos aproximamos a los diversos cráteres por donde salieron en 1971 los ríos de lava hacia el mar. Durante la subida al cráter del Teneguía, podemos imaginarnos la violencia y el poder de la naturaleza resquebrajando la roca y lanzando piedras y cenizas a cientos de metros de altura. Desde la cima podemos observar otros cráteres más pequeños y los petrificados ríos de lava dirigiéndose hacia la punta de Fuencaliente.

Seguimos bajando y va apareciendo la vegetación en forma de enanas plantas rastreras creciendo sobre el lapilli y líquenes aferrándose a las bombas volcánicas diseminadas por el terreno. Es un paisaje lunar y hostil en el que la vegetación va ganando terreno poco a poco. Más abajo empiezan a aparecer los senecios y matorrales.

El último tramo de la ruta desciende hasta la costa, llegando al faro de Fuencaliente. Existen dos faros: el antiguo edificio de piedra que milagrosamente se salvó de ser engullido por los dos ríos de lava que le rodearon; y el más moderno y alto pintado de blanco y rojo. Y pegadas al océano se encuentran las salinas que han sido declaradas Sitio de Interés Científico, entre otras cosas por las aves limícolas que allí habitan.

Rematamos con este quinto reportaje nuestro recorrido de norte a sur por La Palma, sin duda la “isla bonita” por la variedad de sus paisajes. Desde el húmedo y verde nordeste, pasando por la agreste Caldera de Taburiente y terminando por la espectacular ruta de los Volcanes. Una isla repleta de senderos que harán las delicias de los caminantes.

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