Cabezas de Hierro: Valhondillo
El descenso de Cabezas de Hierro hacia Valhondillo, no por fácil, deja de ser divertido. Es una bajada larga y solitaria, con amplias palas que van llevándonos a uno de los rincones de la Sierra de Guadarrama más bonitos, en los que los tejos milenarios se alternan con los pinos silvestres.
Ficha Técnica Mapa de Situación
Valhondillo es el valle que desde el fondo del Lozoya, por encima de la zona de La Isla, se dirige hacia la cima de Cabezas de Hierro Mayor enmarcado por la Cuerda Larga al sur y el cordal norte de la Cabeza Mayor. Por un frondoso pinar se accede al arroyo de Valhondillo que trae las aguas de las cumbres situadas a casi 1000 m más arriba. El valle se angosta a mitad de ascensión, a los 1800 m, para después, en el límite del pinar, abrirse a las laderas poco empinadas que remontan hasta la misma cumbre de Cabeza Mayor.
En donde el valle se estrecha y vuelve más umbrío, la humedad favorece el crecimiento de los tejos. Enseguida encontramos ejemplares aislados de porte mediano, y según ascendemos y se angosta el valle, van apareciendo tejos cada vez más grandes. Varios de estos ejemplares superan ampliamente los 1000 años, e incluso los 1500 años, y están adecuadamente protegidos por una valla. Sorprende pensar que algunos de ellos nacieron en época de los romanos y han resistido hasta nuestros días. Venerables ancianos dignos de admiración.
Otra manera de llegar a Valhondillo es partir desde Cotos por el refugio Pingarrón y atravesar al arroyo de las Cerradillas para ascender hacia la cara noroeste de Cabezas de Hierro. Esta subida tiene el aliciente de poder escalar la cascada de hielo que se forma entre los dos contrafuertes rocosos llamados “los pulmones”. Una cascada fácil y corta pero que nos permite jugar con los piolets. Por encima de ésta, unas rampas empinadas y amplias nos llevan hasta la cima de la Cabeza Mayor de 2383 m de altitud.
Desde la cumbre empezamos el descenso por la ladera poco empinada que va hacia el este. Enseguida se inclina algo más y el valle de Valhondillo se abre hacia el nordeste. Podemos descender por cualquier parte de esta amplísima vertiente: por la vaguada o por sus laterales. La pendiente en esta cuenca que recoge las aguas del arroyo de Valhondillo, no llega a los 30º con algunos escalones fáciles ligeramente más inclinados. Se hace divertido jugar con las cornisas de los pequeños tubos que va formando el arroyo.
Llegamos hasta unos llanos en donde el arroyo serpentea y el bosque comienza a aparecer. En cuanto el bosque se vuelve algo más denso, encontramos grandes ejemplares de pino silvestre y aislados tejos más achaparrados. El arroyo se angosta y el bosque se vuelve más profundo y, por entre las sombras encontramos los tejos milenarios, con sus troncos enredados y sus acículas verdes y oscuras contra las que contrastan sus rojos frutos. Aquí podemos volver a foquear hasta la cumbre desandando nuestras trazas o, si la nieve lo permite, continuar el descenso hasta el fondo del bosque en donde el arroyo se funde con el río Lozoya.
La remontada hasta Cabezas de Hierro por el arroyo de Valhondillo se hace larga, pero el paisaje y la soledad nos invitan a recrearnos y a tomarnos el bocata tranquilamente. Podemos subir por la vaguada del arroyo o desviarnos a nuestra izquierda para alcanzar la Cuerda Larga por Bailanderos y remontar hasta la cumbre. A nosotros nos pilló la puesta de sol en este cordal: ese momento mágico en el que te fundes con el entorno y saboreas esos pequeños rincones de la Sierra de Guadarrama.
Texto e imágenes: equipo RECmountain
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ADVERTENCIA: Las actividades aquí descritas entrañan riesgos y están realizadas por especialistas y técnicos expertos. Advertimos de la necesidad de practicarlas con la prudencia y experiencia necesarias, con la técnica y el material adecuados y acompañados de guías o monitores profesionales.