Cabezas de Hierro: cara N
La amplia cara norte de Cabezas de Hierro nos ofrece unos cuantos interesantes descensos que esta temporada se han mantenido en buenas condiciones desde diciembre. Con una pendiente moderada, amplias palas y bastantes metros de desnivel, nos lleva por un precioso bosque de pinos hasta el río Lozoya.
Ficha Técnica Mapa de Situación
En todo el amplio frente norte de las Cabezas de Hierro podemos encontrar líneas para todos los gustos, aunque ninguna extrema. En general la pendiente ronda los 35º ó 40º, excepto en los tubos Noroeste y de La Cascada de “los pulmones” en donde la inclinación llega hasta los 45º o puntualmente algo más. Toda la parte superior es amplia y abierta a los fríos vientos del norte por lo que suele tener nieve dura que lo hacen algo expuesto. En la zona de “los pulmones” rocosos en donde la pendiente se acentúa, es posible que puedan desprenderse algunas pequeñas avalanchas cuando la carga de nieve es importante.
La subida puede realizarse por la clásica ruta que partiendo del refugio del Pingarrón se introduce en el valle de Cabezas de Hierro y remonta la vertiente umbría de la montaña, primero por un precioso bosque de ancianos pinos silvestres, y después por cualquiera de las pendientes que llevan al collado entre las Cabezas. También se puede acceder por la ruta desde el aparcamiento de Valdesquí hasta la cima de Valdemartín y la cresta de la Cabeza menor, aunque es una opción mucho menos interesante.
La cara norte propiamente dicha no desciende por entre los espolones rocosos, si no más a la izquierda según miramos desde abajo. Se dirige desde la cima de la Cabeza Mayor hacia un recuenco por el que descienden los arroyos del Hierro y de Peña Mala. Cerrando el lado oeste de este pequeño circo, desciende un ancho espolón que lo separa de la vertiente noroeste en donde se encuentran “los pulmones”. Esta loma es una amplia sucesión de palas de poca inclinación que conducen al comienzo del bosque.
En esta zona alta esperamos hasta las últimas luces del día que resaltaban los tonos rosas de la última nevada con polvo del desierto, ofreciendo una paleta de colores en la ladera difícil de apreciar en las fotos. Una zona para trazar giros amplios y rápidos por esta nieve crema de estos días de calor primaveral.
Estas laderas conducen al bosque que se puede descender todo lo que la cantidad de nieve nos permita. Y cuando ésta se acaba, podemos volver por el fondo del valle o, como hicimos nosotros, regresando por la ruta de bajada hasta la zona alta del tubo Noroeste para descenderlo ya casi de noche, con la luna asomando detrás de nosotros.
Y por último, regreso a la luz de la luna hasta el coche tras una perfecta jornada de esquí guadarrameño.
Texto e imágenes: equipo RECmountain
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ADVERTENCIA: Las actividades aquí descritas entrañan riesgos y están realizadas por especialistas y técnicos expertos. Advertimos de la necesidad de practicarlas con la prudencia y experiencia necesarias, con la técnica y el material adecuados y acompañados de guías o monitores profesionales.