Descenso de la NE del Espigüete
Desde que vimos por primera vez el perfil afilado del Espigüete, la idea de bajarlo esquiando no dejó de rondarnos por la cabeza. Tras algunas tentativas fallidas, Fernando y yo conseguimos en marzo de 1999 descender la vertiginosa cara Nordeste del “Cervino Palentino”, como lo llaman algunos.
Ficha Técnica Mapa de Situación
A finales del siglo pasado, con la moda de los colorines en la ropa de montaña, conocí a uno de los mejores esquiadores de travesía de la zona centro, Fernando Martínez. Desde la primera vez que coincidimos ya vimos que a los dos nos atraían esas pendientes empinadas y los giros cortados. De hecho, él sigue siendo el rey en esta disciplina del giro corto: es capaz de dar el mayor número de giros en el menor espacio esquiado, lo que le ha hecho merecedor del cariñoso título de “viejuno styler” . Un makina y uno de mis mejores compañeros de montaña. Después de varios reconocimientos ascendiendo por unas cuantas de sus vertientes y animado por la moda de los encadenamientos, intenté la trilogía del Espigüete: ascender la NE, esquiarla y volver a subir para bajar en parapente, en el día. Se quedó en el intento ya que sólo pude ascender la NE, que no pude esquiar por estar helada; esquié la canal ENE y después de subir y esperar hasta la noche, no pude volarlo. Esta montaña caliza tiene en su vertiente nordeste varias palas y corredores que enlazados nos llevan directamente hasta la cima oriental. Nos encontramos con una pendiente mantenida en su parte alta en torno a los 45º ó 50º y un par de tubos en la zona central y baja que pueden tener incluso algo más de pendiente dependiendo de las condiciones de nieve. La zona alta está expuesta al viento por lo que a menudo se encuentra helada y sus llambrías de roca caliza no son buenas para colocar anclajes y protecciones. Es en esta zona superior en donde además tenemos una mayor exposición, ya que una caída sería difícilmente detenida y nos llevaría a las paredes de la cara norte. Pudimos foquear desde la cabaña al pie de la pared nordeste y pronto llegamos al tubo inferior donde echamos los esquís a la espalda. Este primer estrechamiento estaba interrumpido por lo que sería imposible bajarlo, así que dejamos visto un posible escape por unas terrazas a nuestra izquierda. Después del tubo embocamos una pala que nos lleva hacia la derecha al otro tubo central, más empinado pero con esquiable. En la salida de este tubo es en donde nos encontramos la mayor pendiente, en torno a los 55º. Tras estos metros llegamos a un espolón que separa la cara norte de la nordeste, por debajo del cual se encuentran las paredes de roca. A partir de aquí empieza la zona más expuesta, unas amplias palas de unos 45º que conducen a los tubos de salida. En los tubos que conducen a la cima vuelve a incrementarse la pendiente hasta unos 50º como mucho, que te dejan directamente en la cima oriental. Nos damos un respiro y no tardamos en calzarnos los esquís, que la nieve empieza a transformarse y empieza a estar demasiado blanda. Por un lado es bueno que se reblandezca del frío de la noche y los cantos no tengan problemas en agarrar, pero por otro, demasiado blanda puede deslizarse en coladas y arrastrarnos hacia los cortados. Así que empezamos con los primeros y decisivos giros, de uno en uno y despacito. ¿Quién va primero, jejeje? Vamos bajando los tubos empinados de la zona superior y la nieve se muestra blanda pero franca, así que sin más problemas llegamos a las palas que conducen hacia el espolón. Seguimos por esta sección no muy empinada, pero todavía expuesta, por lo que, aunque resulta más fácil girar, hay que seguir muy pendientes de no tener un engancho con esta nieve cada vez más blanda. Y llegamos al tubo central cuya parte superior es la de mayor inclinación de toda la cara nordeste. Aquí la nieve está demasiado blanda y no da mucha confianza por lo que volvemos a ir de uno en uno y giro a giro, muy pendientes de no clavar las espátulas y salir rodando. Pasado el tubo, la confianza por haber superado la parte más técnica, hace que bajemos más relajados hasta las terrazas que evitan el tubo de la zona baja de la pared. Enseguida encontramos el paso por donde sortear esta última dificultad y llegamos a las palas al pie de la cara nordeste. Y después de los últimos giros, ved las caras de alegría de estos dos tíos tan guapetes…
Texto: Luis Pantoja; Imágenes: RECmountain
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ADVERTENCIA: Las actividades aquí descritas entrañan riesgos y están realizadas por especialistas y técnicos expertos. Advertimos de la necesidad de practicarlas con la prudencia y experiencia necesarias, con la técnica y el material adecuados y acompañados de guías o monitores profesionales.
¡Joder, qué caretos!, pero… ¡qué buenos recuerdos, Luis!… Gracias por subirlo… (NOTA: queda claro por las afotos que por aquel entonces aún íbamos vestidos como los sobrios Monjes de las Nieves que éramos, todavía no contagiados por los colorines…)