MONTAÑA
Integral del Espigüete
Una divertida ruta circular que tras bordear la cara norte del Espigüete por su base, remonta esta bella montaña palentina de oeste a este por su aérea cresta. Una carrera de auténtica montaña que lo tiene todo: buenas sendas para correr, aristas de roca caliza para trepar, pedreras empinadas por donde bajar a grandes zancadas y bosques de hayas para sumergirte entre sus hojas y espesuras.
Ficha Técnica Mapa de Situación
Aprovechando nuestra visita a Velilla para disfrutar del “VI Encuentro Esgallero de Esquí Escombreril” y después de una jornada de risas y tortazos esquiando por el carbón, junto a Pablo Abad nos pegamos una carrerita de montaña de las buenas. Alberto y yo teníamos la intriga del tramo que nos quedó por recorrer en verano al hacer la Integral de Fuentes Carrionas. Tras trepar a una de las agujas del espolón noroeste del Espigüete, nos dimos la vuelta al quedar poca luz y no conocer el tramo final para alcanzar la cima. Así le propusimos a Pablo que nos llevara allí.
Después de pasar la noche en Pino Llano, salimos del aparcamiento por la pista forestal que lleva a las cascadas de Mazobre. Es un tramo cómodo para entrar en calor mientras rodeamos al pie de la imponente cara norte del Espigüete. Llegando a la primera cascada de Mazobre, por cierto con muy poquito agua, nos desviamos por una senda estrecha hacia la izquierda que va remontando entre las peladas pedreras y farallones calizos de la montaña, y la opuesta ladera de piorno y negro conglomerado. Por esa vaguada vamos ascendiendo hasta la asombrosa boca de la Sima del Anillo: un peligroso embudo natural que conduce al vertical pozo de entrada por donde las chovas se lanzan en picado a su interior. Asusta asomarse…
Siguiendo la vaguada, en donde pudimos rellenar de agua las cantimploras en el hilillo que aún corre por ella, vamos ganando metros de altura hasta llegar al Collado de Arra, limitando ya con León. Allí comienza la cresta noroeste de roca caliza y empezamos a tener que echar las manos a la piedra: empieza lo divertido. El camino viene marcado con hitos por lo que, si prestamos atención, no tiene pérdida. Las nubes procedentes de los valles leoneses ascienden en jirones por la cresta, creando un mágico ambiente de alta montaña en el que el paisaje desaparece y reaparece según te envuelve la niebla.
La ruta asciende primero hacia un gendarme por una ladera empinada y de roca suelta, fácil pero algo expuesta ya que lo hace por encima de un cortado. Mientras ascendemos nos vamos asomando a la impresionante pared norte de la cima principal. Al llegar a lo alto del gendarme se abre una brecha que lo separa de la cresta principal por lo que debemos descender unos metros para atravesar la canal norte que asciende a dicha brecha. Una trepada en travesía hacia la derecha, marcada con algún hito, nos devuelve a la cresta principal que vuelca al oeste. A partir de aquí ascendemos por unas adherentes lanchas empinadas y acanaladas de roca caliza desde donde ya, sin mucha dificultad, se alcanza la cima principal del Espigüete, de 2451 m de altitud.
El Espigüete quiso premiarnos el esfuerzo con un bello Espectro de Broken proyectado hacia las nubes que se arrastraban por los farallones de la cara norte, a nuestros pies. Un rato para tomar un bocadito y reponer líquidos mientras admiramos este fotometeoro, llamado también “gloria” por sus connotaciones místicas. La verdad es que en esos momentos nos invade una paz especial, una comunión trascendente con la montaña que anhelamos cada vez que bajamos a los valles. No tenemos prisa, el cronometro no nos importa y tranquilamente saboreamos estos intensos momentos.
Si la subida por la cresta ha sido más que entretenida, el tramo de arista, primero hacia la cima Este del Espigüete y luego hacia la Torre Díaz-Caneja, es además aérea. El paisaje se abre a toda la montaña palentina, las montañas de León y los Picos de Europa. La mayor parte de la arista es “corrible”, con precaución ya que tenemos buenos paredones que caen a plomo a ambos lados. También nos encontramos en la misma arista algunos agujeros profundos en esta montaña llena de cuevas.
En el Collado Cervunal decidimos abandonar la cresta para descender por unas buenas pedreras hacia el sur. Pedreras que se dejan bajar a grandes zancadas y que te llevan rápidamente al pie de la montaña. Llegamos así a la Majada Valdopila en donde cambiamos de dirección hacia el este, encontrándonos un pequeño pero precioso bosque de hayas que ocupa parte de las faldas de la vertiente del Espigúete que cae a la carretera entre los Cardaños.
El hayedo es bastante cerrado y la senda no se ve clara, pero debemos ir descendiendo en travesía hacia la izquierda hasta llegar a una canal entre espolones rocosos, que descenderemos con algún fácil destrepe entre hayas y rocas hasta salir del bosque, cerca de la carretera y a poca distancia del aparcamiento. Ya sólo queda el sprint final hasta Pino Llano.
En resumen, una ruta circular muy entretenida, con un gran ambiente de montaña y que recorre una preciosa cresta en una de las montañas más atractivas de la Cordillera Cantábrica, el altivo Espigüete.
Texto e imágenes: equipo RECmountain
ADVERTENCIA: Las actividades aquí descritas entrañan riesgos y están realizadas por especialistas y técnicos expertos. Advertimos de la necesidad de practicarlas con la prudencia y experiencia necesarias, con la técnica y el material adecuados y acompañados de guías o monitores profesionales.
Naturaleza de Yucatán: norte
La península de Yucatán fue el hogar de una de las civilizaciones más desarrolladas que han existido: los Mayas. Una cultura inteligente y enigmática asentada en una plataforma de roca caliza totalmente recorrida por una enorme red de cuevas, y recubierta de una exuberante jungla. Nosotros empezamos nuestra visita por el norte en donde la selva se encuentra con el mar formando lagunas saladas y manglares.
El año 2017 ha sido uno de los más cálidos a nivel global y esto probablemente tuvo mucho que ver con la frecuencia y violencia de los huracanes que sacudieron esta zona del planeta. Nunca antes se habían observado tres huracanes simultáneos en el Atlántico y, uno de ellos, el Irma, alcanzó categoría 5 impactando en Cuba y Florida. Posteriormente llegó el huracán María, también de categoría 5, afectando a la República Dominicana y Puerto Rico. Nosotros comenzamos nuestro viaje en esas fechas por el norte de la península del Yucatán, entre el Golfo de México y el Mar Caribe, pero tuvimos la suerte de vernos afectados sólo por las tormentas periféricas de estos devastadores ciclones.
La parte norte de la península de Yucatán está mucho menos invadida de turistas que la famosa “Riviera Maya” pero igualmente tiene una desbordante naturaleza. Es una inmensa planicie verde en la que la selva es dueña de todo el paisaje. Alquilamos un coche para viajar hasta la población de El Cuyo, en la costa norte del Yucatán, y a pesar de esa fama de país peligroso, sus gentes son amables y amigables. Sí conviene tener un cuidado especial con el estado de algunas carreteras secundarias en donde nos podemos encontrar, no baches si no, auténticos cenotes en el asfalto, como en el que reventamos una rueda el primer día, obligándonos a buscar una “llantera” para cambiarla.
En el pequeño pueblo pesquero de El Cuyo nos quedamos en unas de las muchas cabañas junto a la playa que se extienden a lo largo de ésta, y que por cierto, son bastante baratitas. El pueblo se encuentra en un brazo de arena que separa las lagunas interiores y el océano. Todas son construcciones pequeñas y bien integradas en la naturaleza y son visitadas por aficionados al kite y al windsurf. Es un pueblito muy tranquilo y altamente recomendable.
Por los alrededores del pueblo podemos visitar las lagunas o disfrutar de una larga e impresionante playa de arena blanca en donde podemos observar lagartos e iguanas, e innumerables especies de aves marinas. Es el lugar perfecto para descansar y relajarte sin tener que preocuparte de nada más que de disfrutar de la vida.
Si desde El Cuyo fuéramos caminando por la playa hacia el oeste llegaríamos hasta el Parque Natural del Río Lagartos. Pero los casi 40 km que nos separan nos obliga a hacer un largo rodeo por las carreteras interiores para llegar hasta allí, aunque durante el trayecto podremos observar cantidad de aves tropicales en la jungla que las rodea.
En el pueblo de Río Lagartos podemos coger una excursión en lancha recorriendo el manglar. La barca nos llevará por las lagunas interiores hasta algunos de los canales que se introducen en el mismo manglar, para después llegar hasta las aguas del Golfo de México. Una estupenda manera de conocer este valioso y delicado ecosistema, y la importancia que tiene el conservarlo.
Al este de Río Lagartos se encuentra el pueblo de Cancunito y Las Coloradas, y que es imprescindible visitar. Allí se encuentran unas inmensas salinas rosadas, junto a las lagunas interiores, y que están separadas del mar por una barra arenosa que se prolonga por decenas de kilómetros hacia el este, hasta El Cuyo y más allá, casi hasta Holbox. Los rosados tonos de las salinas muestran un paisaje casi irreal en el que podemos tomar baños de barro o contemplar grandes bandadas de flamencos a juego con los colores de las aguas.
Podemos contratar los servicios de los guías locales para visitar las salinas y que nos lleven a los lugares más populares, o podemos circular por una pista que recorre el brazo de arena a caballo entre la playa y las lagunas saladas. Por esta pista podremos parar cuando queramos para observar la fauna salvaje que nos vamos encontrando, o para darnos un bañito en las aguas turquesas de esta inmensa playa solitaria. En algunos puntos podemos ver en la arena los rastros que dejan las tortugas al desovar, o las estacas que señalan sus nidos, colocadas para no afectarlas.
Con pena dejamos esta zona para dirigirnos hacia el interior, al sur, hasta la ciudad de Valladolid con su interesante centro colonial. Cerca de allí fuimos a visitar uno de los más famosos cenotes, el Ik Kil. La península del Yucatán es una inmensa planicie de roca caliza en la que las abundantes lluvias horadan grutas y cavernas haciendo que el agua se filtre al interior. En algunos lugares, los techos de esas grutas se derrumban y forman los cenotes, profundos agujeros en la selva a modo de gigantescas piscinas. Aunque éste que visitamos es impresionante, nos decepcionó ver cómo se ha preparado para recibir hordas de turistas como si fuera un parque de atracciones.
Cerca de Valladolid se encuentra la impresionante y enigmática capital del Imperio Maya: Chichén Itzá. A pesar de lo turístico del lugar, estas construcciones son de visita obligada y nos dejaron verdaderamente impresionados. Aconsejamos contratar una visita guiada que nos explicará con detalle todo el significado y valor de las construcciones, y nos hará entender lo avanzado de esta civilización que se desarrolló desde el año 2000 a.c. hasta el siglo X. Sus conocimientos matemáticos, astronómicos y arquitectónicos, así como su arte y escritura jeroglífica, fueron los más avanzados de esa época.
Campo y cesta de los juegos de pelota
Una de las aportaciones de la cultura maya ha sido su calendario, o mejor dicho sus calendarios o maneras de contar el tiempo. Existe el calendario sagrado de 260 días, el del ciclo solar de 365 días, la rueda calendaria de 52 años, la cuenta de 18 meses lunares, la cuenta venusiana de 584 días y la cuenta larga de 5200 años. Según esta última cuenta que empezó en el año 3114 a.c., el último día fue el solsticio de invierno del año 2012. Fecha que ha dado pie a numerosas profecías acerca del fin del mundo que evidentemente no han acertado. Aun así, acabamos de empezar un nuevo ciclo según la cuenta larga, que veremos qué nos depara.
Texto e imágenes: equipo RECmountain
ADVERTENCIA: Las actividades aquí descritas entrañan riesgos y están realizadas por especialistas y técnicos expertos. Advertimos de la necesidad de practicarlas con la prudencia y experiencia necesarias, con la técnica y el material adecuados y acompañados de guías o monitores profesionales.
Naturaleza de Yucatán: centro
La Riviera Maya es una de las zonas más turísticas del planeta y aun así, tiene en su entorno una naturaleza salvaje que nos sorprenderá en cuanto nos perdamos un poco. Esta zona central de la península de Yucatán, además de playas paradisíacas, está ocupada por una jungla verde llena de ruinas mayas, cenotes cristalinos y una fauna por descubrir.
Aunque en el año 2017 los huracanes no han afectado gravemente a la península del Yucatán, no siempre ha sido así y en numerosas ocasiones han impactado estas tierras asolando el paisaje y dejando un rastro de devastación. La civilización Maya ha sufrido continuos embates de estas tormentas aunque, curiosamente, se asocia el final de su existencia en el siglo X a un periodo de sequía insólito que acabó con sus existencias de agua dulce del subsuelo. La plataforma caliza que constituye esta península hace que la lluvia se filtre y no corra en ríos, acumulándose en las cavidades y grutas de la roca que va disolviéndose poco a poco. El interior de la roca se encuentra enteramente recorrido por una inmensa red de cuevas que a veces se derrumban y forman piscinas naturales, los cenotes, de donde se consigue el agua dulce.
Existen miles de cenotes en Yucatán, algunos muy turísticos y visitados, pero otros perdidos en medio de la selva y que poca gente visita. Os recomendamos que preguntéis a los lugareños para que os informen de donde están los menos conocidos. En algunos cobran la entrada ya que tienen instalaciones en donde cambiarse y ducharse, con toallas y otros servicios. Pero sin duda merece la pena perderse un poco por los caminos rodeados de selva para encontrar estos rincones paradisíacos.
Camino hacia el sur, entre Leona-Vicario y Puerto Morelos, encontramos unos cenotes preciosos junto al más conocido Cenote Zapote, en el que pudimos bañarnos solos, sin aglomeraciones y rodeados por la jungla. Los caminos que conducen a ellos son perfectos para la observación de aves, mariposas, lagartos y mamíferos como ardillas, coatís, agutís, mapaches, monos y, con un poco de suerte, algún felino.
Algo más al sur y también en el interior, podemos visitar las ruinas de Cobá, que aunque no son tan famosas como las de Chichén Itza, son igualmente interesantes. Entre estas ruinas podemos contemplar campos de juego de pelota, observatorio astronómico, construcciones enteramente cubiertas de selva y una de las pocas pirámides a las que todavía dejan subir, o escalar mejor dicho: la pirámide de Nohoch Mul. Desde su cima podemos contemplar la inmensa y llana selva esmeralda que ocupa todo lo que alcanza nuestra vista, sólo interrumpido por alguna que otra loma verde que probablemente sea otra construcción comida por la jungla.
El recorrido para llegar hasta las ruinas está rodeado de selva y podemos alquilar una bicicleta para realizarlo más rápidamente, pero os aconsejamos que vayáis a pie para disfrutar de toda la naturaleza salvaje de este lugar. En cuanto nos separemos del gentío que recorre las distintas construcciones, nos encontraremos sumergidos en un paraíso verde.
En la zona de costa se encuentran los grandes y lujosos complejos turísticos, esos de todo incluido en los que te puedes pasar el día y la noche comiendo y bebiendo. Pero existen algunos más tranquilos y retirados que pueden ser un buen punto de partida para otras excursiones. Nosotros dimos con uno lejos de las aglomeraciones y rodeado de selva, el Grand Sirenis. En sus alrededores tenía senderos con información de la fauna y flora que ibas encontrando, pequeños cenotes en medio del bosque, una playita alejada de las instalaciones con las señales de nidos de tortuga y un tramo costero rocoso perfecto para el snorkeling con su zona de arrecife coralino y todo.
De entre todas las aves que nos encontramos por los senderos de los alrededores del hotel, os dejamos unas cuantas fotillos de ellas.
Texto e imágenes: equipo RECmountain
ADVERTENCIA: Las actividades aquí descritas entrañan riesgos y están realizadas por especialistas y técnicos expertos. Advertimos de la necesidad de practicarlas con la prudencia y experiencia necesarias, con la técnica y el material adecuados y acompañados de guías o monitores profesionales.
Naturaleza de Yucatán: Sur
La costa sur de la Riviera Maya es la menos alterada por el turismo y la que conserva más naturaleza salvaje. Al sur de las famosas ruinas de Tulum, se encuentra la Reserva de la Biosfera de Sian Ka’an: una zona en donde el mar se funde con la jungla formando lagunas y manglares, y una barrera arenosa con unas playas solitarias desde las que ir a bucear a la barrera de coral. Es un auténtico paraíso.
Las ruinas de Tulum se encuentra dentro del Parque Nacional del mismo nombre y que abarca el pasillo costero hasta Cancún. Una zona con una enorme presión turística, sobre todo en las proximidades de Playa del Carmen o el mismo Cancún. La ciudad de Tulum tiene un ambiente mucho más tranquilo y relajado, y cuanto más al sur te alejes de él, más integrados se encuentran los pequeños hoteles en la selva. El turismo se basa no tanto en el “todo incluido” como en las actividades deportivas como el surf o el buceo, o en la observación de la naturaleza, siendo el punto de partida de numerosas excursiones a los alrededores.
La zona arqueológica está construida en torno al año 1200 y se estructura teniendo en cuenta las cuatro esquinas o puntos cardinales, con los edificios ordenados en torno al Castillo frente al mar. Este importante edificio tiene distintas referencias al Sol y a Venus, e incluso a la concepción misma del universo, con un plano superior en donde se asienta el Castillo, y un plano inferior o inframundo representado por la cueva en el acantilado sobre el que se alza. Cuando llegaron los conquistadores españoles todavía quedaban algunos habitantes, pero hacia el siglo XVI ya quedó despoblada hasta la llegada del turismo masivo.
Es imprescindible el baño en sus aguas turquesas o una excursión en barquita para ver las ruinas desde el mar y bucear en la barrera de coral en donde, con un poco de suerte, podréis compartir baño con alguna tortuga. Esta barrera de coral es una de las más grandes del mundo después de la australiana y, aunque el calentamiento global también está afectándola, todavía se puede observar una gran biodiversidad. Lástima que poco a poco, las zonas de coral muerto, blanquecino y mucho más pobre en vida, sean cada vez más amplias. El inexorable aumento de temperatura de los mares por nuestra irracional forma de vida está matando el coral.
Desde Tulum podemos contratar excursiones para visitar Sian Ka’an. Un espacio natural que en 1987 fue declarado Reserva de la Biosfera por su riqueza en fauna y flora. La interacción entre el mar y la selva ha construido este paraje a caballo entre ambos mundos. Una barra arenosa que constituye una inmensa playa, separa las grandes lagunas rodeadas de manglares, del mar Caribe. A su vez, las playas están protegidas del oleaje por la barrera de coral, la segunda más grande del mundo. La excursión comienza adentrándonos en camioneta por una pista que recorre la barra arenosa hacia el sur, entre las lagunas y el mar. Durante el trayecto podremos ir observando infinidad de aves tropicales.
Al final de esta pista, unas pequeñas barcas nos llevarán a recorrer las lagunas interiores, pudiendo contemplar la riqueza que suponen los bosques de manglar que las separan del mar abierto. Además de aves, en estos canales y zonas inindadas se pueden observar cocodrilos. Ya en las zonas más abiertas de las lagunas, no es difícil encontrar familias de delfines y, si hay suerte, alguna de manatíes.
La excursión prosigue saliendo de las lagunas a mar abierto, hasta la zona de arrecifes en donde podremos bucear y seguir maravillándonos de la gran biodiversidad de estos ecosistemas tan delicados. Aunque los guías intentan que veamos el mayor número posible de especies, tienen unas estrictas limitaciones para no interferir en sus costumbres ni molestarlos.
Para terminar nuestra excursión en barca, visitamos lo que ellos llaman la piscina natural más grande del mundo: una zona de mar turquesa entre la barrera de coral y la playa, en donde un extenso banco de arena blanca nos permite hacer pie y bañarnos con la sensación de estar en mitad del océano. O mejor dicho, en mitad del paraíso.
Y para rematar, y antes de regresar a las camionetas, desembarcamos en el pequeño pueblito pesquero de Javier Rojo Gómez para comer pescadito recién salido del mar en una de las cabañas de los pocos habitantes de este rincón tan especial de Yucatán.
Aunque llegamos a Yucatán temerosos de encontrar un paisaje aplastado por el turismo de masas, tenemos que reconocer que en cuanto nos alejamos de los centros hoteleros, tenemos un mundo natural por descubrir impresionante, y unas gentes amables dispuestas a compartirlo contigo.
Texto e imágenes: equipo RECmountain
MÉXICO
ADVERTENCIA: Las actividades aquí descritas entrañan riesgos y están realizadas por especialistas y técnicos expertos. Advertimos de la necesidad de practicarlas con la prudencia y experiencia necesarias, con la técnica y el material adecuados y acompañados de guías o monitores profesionales.
Siete Picos Integral
Siete Picos Integral es un abrazo que ciñe un espacio único. Se desarrolla en el rincón más bello de la mítica Sierra del Dragón que citaba Alfonso X El Sabio en su General Estoria. Un círculo temporal que gira en torno a la primera carrera de montaña de nuestra sierra, y que fue organizada en 1916 por los “Amigos del Campo”. Con ella, se cristalizaba la filosofía de un grupo de estudiosos precursores de la experiencia íntegra del hombre con el medio natural. Una relación más allá de lo deportivo, pues contemplaba aspectos incluso estéticos, e incluía planteamientos culturales y sociológicos.
Ficha Técnica Mapa de Situación
El Ayuntamiento de Cercedilla organiza una prueba fundamentada en ese mismo espíritu. Una carrera de poco kilometraje, pero con una gran dificultad técnica. Un recorrido con alma montañera que huye de las concentraciones supernumerarias, y se abre a un futuro en el que las carreras alpinas pongan en la misma esfera el respeto por el entorno, los valores culturales y el placer por el disfrute de una actividad deportiva que forma parte de la historia viva de la Sierra de Guadarrama. Así el término Integral no solo señala el espacio que recorre, sino la experiencia de plena inmersión en este ambiente serrano.
El diseño de los trofeos o del propio recorrido; el voluntariado necesario para el desarrollo de la prueba, procede de las diversas asociaciones locales. Todos unidos en un esfuerzo en el que el único interés es revivir un sueño.
LAS ENCINILLAS:
Los ganadores de esta II Edición de la Siete Picos Integral, Han sido Noel Burgos y Ana Paz, quienes han cubierto los 16 km de la prueba en 1 hora y 36 minutos y 2 horas y 5 minutos respectivamente. Cinco minutos después de Noel llegaban a la par Clemente López y Juan Manuel Agejas. La marca de Noel, rebaja en un minuto la conseguida en la primera edición por Álvaro Velázquez.
Queda pues aún sin dueño el primer trofeo de El Abrazo del Dragón, pues para conseguirlo es necesario vencer en dos ediciones de esta bellísima y dura carrera.
Prueba del buen nivel de los corredores locales de Cercedilla, es que por ejemplo la segunda plaza en chicas ha sido para Begoña Sánchez con un tiempo de 2 h 15 min. En chicos, Álvaro Martín ha hecho un tiempo de 1 h 46 min, y Alberto Pantoja dos minutos más tarde, quedando sexto en la clasificación general y segundo en la categoría local.
La programación del día se completa con marchas por montaña de nivel fácil para su disfrute en familia; la práctica de deportes tradicionales como el soga-tira, la corta de troncos o la cucaña en la que Álvaro Pantoja se llevó el jamón; conciertos de música tradicional y comida popular. Convirtiendo la jornada en un evento socio-deportivo de primera índole dentro de su calendario de Fiestas Patronales.
Imágenes: Begoña Méndez Gil, Miguel Ángel Dorda y equipo RECmountain
ADVERTENCIA: Las actividades aquí descritas entrañan riesgos y están realizadas por especialistas y técnicos expertos. Advertimos de la necesidad de practicarlas con la prudencia y experiencia necesarias, con la técnica y el material adecuados y acompañados de guías o monitores profesionales.
Integral de Fuentes Carrionas
Una auténtica ruta de mountain-trail: con 35 km de distancia casi sin bajar de los 2000 m, 3500 m de desnivel positivo, tramos para correr sin perder de vista los hitos y lo mejor, zonas de trepada fácil pero en donde es posible enriscarse y hay que andar con ojo. Un recorrido que une muchas de las montañas emblemáticas de la Cordillera Cantábrica.
Ficha Técnica Mapa de Situación
Hace un par de años, corriendo al Peña Prieta desde Cardaño de Arriba, se nos ocurrió la idea de unir tres de las montañas más altas de Palencia: el Curavacas, Peña Prieta y el Espigüete. Hablando con nuestro amigo Vidal Rioja, experto conocedor de estas montañas y autor de varios libros que os recomendamos, nos dijo que eso era una ruta ya conocida que llaman la Integral de Fuentes Carrionas. Quedamos en hacerla con él así que este año estamos decididos a ello. Aprovechando unos días de calor de agosto fuimos a probar la ruta, aunque ni Álvaro ni Vidal pudieron acompañarnos. Comenzamos en Vidrieros a las 10,40 h sin un objetivo claro de hasta donde llegaríamos en este reconocimiento.
Rellenamos agua en el arroyo antes de la pedrera que sube por el Callejo Grande al Curavacas ya que era probable no poder coger agua en todo el camino. Esta inmensa mole de conglomerado se sube con facilidad hasta La Llana en el espolón este, por donde continuamos hasta la cumbre. Desde la cima del Curavacas a 2524 m ya se podía ver nuestro objetivo, el Espigüete.
Desde la cumbre bajamos al collado y subimos al Pico Medio para volver a bajar al collado de la canal Oeste. Desde ahí, por unas repisas y terrazas, rodeamos la Cima Oeste (2500 m) por su pared suroeste.
Después ascendimos, medio trepando, medio corriendo, a la Curruquilla (2420 m) y a la Hoya Contina (2394 m), hasta el cordal que separa el río de Las Lomas del río Carrión. El calor y la sed nos obligó a descender hacia el este en el Collado del Ves hasta un manantial en donde rellenamos de agua.
El tramo siguiente hasta el Tres Provincias es mucho más “corrible” remontando los Altos del Ves (2199 m), del Calderón (2275 m), del Tío Celestino (2258 m), de La Panda (2397 m) y del Concejo (2439 m).
Desde el Mojón Tres Provincias (2498 m) seguimos la cresta a la Peña del Infierno (2525 m) y al Peña Prieta (2540 m), el punto más alto del recorrido. Estos picos forman hacia el sur el circo en el que reposa la laguna de Fuentes Carrionas, como si fuera un cono volcánico.
Estamos a la mitad del recorrido y decidimos continuar corriendo hasta donde dé el día. Rodeamos el Tres Provincias por el norte y vamos a las Agujas de Cardaño (2393 m) que sorteamos por la vertiente de Bobias. Aquí el conglomerado ha dejado paso al granito. Desde allí volvemos a ascender hacia los picos Las Lomas (2438 m), Las Cuartas (2451 m) y Cebolleda (2244 m), con las lagunas del Hoyo de Vargas al fondo.
La roca vuelve a cambiar al negro y verde del conglomerado, formando una preciosa pirámide, las Peñas Malas (2282 m). Sus canales, brechas y pendientes nos hacen imaginarla con nieve y nos proponemos visitarla el próximo invierno.
El Espigüete está al alcance de la mano. Subimos al Pico Murcia (2355 m) y parece que otro tramo de carrerita nos llevará fácilmente hasta sus paredes de blanca caliza. Pero en la Peña El Águila perdemos el camino y nos toca hacer un delicado destrepe que nos hace perder un tiempo muy valioso.
Apenas tenemos agua y bajamos en busca de ella hacia el este en el collado de Arra. Esta vez no ha habido suerte así que afrontamos la subida del Espigüete resecos. Subimos por la cresta noroeste pero a 150 m por debajo de la cima se nos va el sol. Asomados a este vertical circo norte y sin tener claro por donde sube la ruta, decidimos regresar por el conocido Valle de Mazobre hasta la carretera a Cardaño.
Nos han faltado los últimos 150 m de la ruta, pero ¿qué mejor excusa para volver a completarla con Álvaro y Vidal?
Texto e imágenes: equipo RECmountain
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Iceland: Brennisteinsalda
Desde Landmannalaugar podemos hacer una preciosa ruta circular que nos lleva hasta el pico Brennisteinsalda y “Las Montañas de Colores”. Un lugar en el que se mezclan toda la paleta de colores de un pintor y en el que las fumarolas, las aguas hirviendo y los neveros conforman un paisaje mágico mezcla de fuego y de hielo.
Ficha Técnica Vídeo Mapa de Situación
En Landmannalaugar comienza uno de los trekkings más bonitos de Islandia que en cuatro o cinco jornadas llega hasta Skogar en la costa sur. Atraviesa un paisaje volcánico y glaciar único que asombra por ser bello e inhóspito a la vez. Si el tiempo apremia podemos realizar excursiones de una jornada por el entorno de este enclave para llevarnos en nuestras retinas una muestra de su esencia. Comenzamos en Landmannalaugar, a 600 m de altitud, ascendiendo las montañas que cierran el valle por el norte. A medida que ganas altura vas apreciando el entorno peculiar del que partes, al borde mismo de la colada volcánica del Laugahraun que rellenó el valle.
En cuanto alcanzas la zona alta de estas montañas, a unos 900 m de altitud, y miras alrededor, recibes una lección visual de geología, con amplios valles en el que las aguas torrenciales de deshielo serpentean por el llano. En medio de este vasto paisaje se ve claramente el punto de salida de la colada volcánica y como ha bloqueado la salida natural de las aguas del valle, obligándolas a buscarse un recorrido alternativo erosionando las laderas de las montañas.
A mediados de septiembre todavía se conservan numerosos neveros y heleros en estas montañas que alcanzan los 1000 m de altitud y, como no, Alberto no puede resistir ir a pisarlos. Desde esta zona alta bajamos hacia el amplio valle que hay que atravesar para afrontar la subida al Brennisteinsalda, muy próximo al punto del que surge la colada que llega hasta Landmannalaugar. El camino desciende por laderas de tierra de diversos colores: grises, marrones, rojizas que contrastan con el luminoso verde-amarillento de los musgos y líquenes.
En el fondo del valle nos desviamos del sendero hacia la cabecera de una de las vaguadas laterales de donde provienen unas nubes malolientes. En cuanto nos acercamos comprobamos que son emanaciones de aguas sulfurosas. Hay unas cuantas marmitas de agua hirviendo que expulsan fumarolas de gases. El suelo en sus alrededores está tan caliente que no nos atrevemos a pisar con nuestras caras zapatillas. El arroyo que fluye por el valle presenta varios puntos calientes en donde hierve, mezclándose aguas frías de deshielo con las que manan calientes. Es un pequeño valle inquietante en donde parece que en cualquier momento va a resquebrajarse la tierra y salir la lava…
Subimos hacia el Brennisteinsalda abriéndose a nuestros pies valles y montañas de colores a las que se echan en falta los rayos de sol que intensifiquen los tonos y destaquen los relieves. Unas rampas de tierra pelada nos llevan hasta la cima de la montaña de 890 m de altitud, desde donde podemos observar la inmensidad de estos paisajes y su belleza de colores. Más allá vemos las montañas medio nevadas por donde continúa el camino hacia Hrafntinnusker, primera etapa del trekking que lleva hasta Skogar pasando entre los glaciares Eyjafjallajokull y Myrdalsjokull.
Continuando hacia el sur desde la cima del Brennisteinsalda, bajamos para encontrarnos con la ruta del trekking. En esa zona se sitúa el punto desde el que surgió de las entrañas de la tierra el magma que invadió el valle hasta Landmannalaugar. El suelo está todavía caliente y las fumarolas emanan por doquier entre las rocas negras del campo de escoria. Seguimos bajando hacia la zona más activa en la que el gas parece que sale a presión.
Alcanzamos una hondonada en donde el camino se asoma a un agujero desde el que los gases emanan con fuerza. Gracias al fuerte viento de espaldas podemos asomarnos y sentir la respiración misma de la tierra. Sin duda que Gaia está viva y aquí notamos el latir de su corazón haciéndonos comprender el profundo respeto que le debemos.
El Brennisteinsalda queda a nuestras espaldas y, cuando nos damos la vuelta, entendemos el sobrenombre de estas montañas: “Las Montañas de Colores”. El cono volcánico por encima de las fumarolas blancas aparece pintado de rojos, marrones, ocres, azules, verdes, y los musgos amarillo-fosforito relumbran entre las negras rocas. Este es uno de esos lugares que se quedan grabados en la retina para siempre. Nosotros tenemos que seguir camino, primero entre la escoria de la colada, y después por su margen derecha según bajamos, justo entre esta colada y las laderas de las montañas que cierran el valle por el sur. Entre ambos terrenos, el río se ha tenido que abrir camino erosionando las montañas grises de su margen derecha.
Llegamos a Landmannalaugar y, para rematar un día de colores y luces, nos damos un baño de sensaciones en sus aguas termales. El frío torrente que viene de las montañas nevadas y rodea la colada, pasa por el borde de ésta y se va mezclando con surgencias de agua hirviendo. Una tarima de madera nos permite dejar la ropa (protegedla de la posible lluvia) y sumergirnos en este río fantasmagórico de agua y vapor. No es profundo y nos obliga a estar tumbados o sentados, buscando la zona adecuada en donde no escaldarnos ni quedarnos congelados. Tan “agustito” se está, y tanta pereza da salir, que se nos hace de noche. La oscuridad nos envuelve mientras pasan a nuestro lado una familia de patitos tan perezosos como nosotros. Lástima que las nubes no nos vayan a dejar ver las auroras desde aquí. Lloviendo ya, decidimos irnos a las tiendas a dormir.
La última noche, ya de vuelta de Landmannalaugar, acampamos en una zona solitaria alejados del camino, en donde la fortuna nos sonrió ofreciéndonos un nuevo espectáculo de luces. Pudimos ver las auroras bailando entre las nubes, hechizándonos hasta caer dormidos. Al levantarnos nos dimos cuenta de que habíamos puesto las tiendas en el mismo centro de un pequeño cráter, sobre una arena fina y esponjosa que nos permitió un profundo y reponedor sueño.
Texto e imágenes: equipo RECmountain
ADVERTENCIA: Las actividades aquí descritas entrañan riesgos y están realizadas por especialistas y técnicos expertos. Advertimos de la necesidad de practicarlas con la prudencia y experiencia necesarias, con la técnica y el material adecuados y acompañados de guías o monitores profesionales.
Iceland: Landmannalaugar
Camino de Landmannalaugar, comienzo de uno de los trekkings más impresionantes de la isla, nos vamos haciendo idea de la esencia de este lugar forjado por el fuego y el hielo. Volcanes y geiseres, glaciares y cascadas, torrentes y aguas termales, nos enseñan el carácter salvaje y bello de estas tierras.
Ficha Técnica Vídeo Mapa de Situación
El nombre de la isla ya nos define parte de su carácter: Islandia deriva del vocablo nórdico “iceland” o tierra de hielo. También se la llamó “Snaeland” o tierra de las nieves. Debido a su latitud rozando el Círculo Polar Ártico el clima es realmente frío, aunque ligeramente templado por la Corriente del Golfo. Pero otra característica geográfica le confiere su otra singularidad: se encuentra en medio de la Dorsal Atlántica que causa una gran actividad volcánica. Son el fuego y el hielo los elementos que han modelado este paisaje único, singular, duro y salvaje.
Islandia surgió por la intensa actividad volcánica de la dorsal mesoatlántica, esa fractura terrestre en donde van formándose las placas continentales que derivan en sentidos opuestos una media de 2,5 cm por año: la euroasiática hacia el este y la norteamericana hacia el oeste. Así encontramos que la isla es de formación reciente, con materiales más antiguos cuanto más nos alejamos de la fractura central. Esa fractura atraviesa la isla por medio y es claramente visible en la región de Thingvellir, en donde podemos caminar con un pie en Europa y otro en América. La zona baja de la fractura está ocupada por lagos de aguas extremadamente cristalinas y muy frías. En algunas de sus grietas, como la de Silfra, podemos bucear tocando los dos continentes con ambas manos.
Desde el Parque Nacional de Thingvellir, y continuando camino hacia el este, llegamos a uno de los fenómenos naturales más impresionantes que se pueden contemplar: los geyseres. De hecho, el nombre genérico de ellos se debe a uno de estos manantiales que rítmicamente expulsan el agua hacia el cielo: el Geysir, que actualmente se encuentra aletargado. Junto a él podemos observar el Strokkur, que ahora mismo es el más activo emitiendo su chorro de agua a más de 20 metros de altura cada 5 minutos aproximadamente.
Siguiendo hacia el nordeste llegamos a una de las cascadas más visitadas de Islandia, Gullfoss o cascada dorada. El río Hvitá se introduce en dos grandes caídas en una profunda fisura del relieve, estrellando el agua contra sus paredes que asciende en forma de aerosol por la pared opuesta empapando al visitante. Si ya impresiona verla en verano, en invierno congelada es un verdadero espectáculo con ambas paredes de la fisura convertidas en hielo. Si continuamos hacia el nordeste, enseguida termina el asfalto y la pista nos lleva hacia las inhóspitas tierras altas del interior. Sólo es apta para vehículos todoterreno y atraviesa entre los glaciares Langjokull y Hofsjokull hacia la ciudad de Akureyri, en la costa norte. Lástima no tener tiempo para hacer esa travesía por el corazón de la isla.
Cambiamos nuestro rumbo hacia el sur, hacia Fludir, en donde encontramos un perfecto lugar alejado de las poblaciones para acampar y, con suerte, observar las auroras boreales ya que la previsión meteorológica es de cielos despejados y la de auroras es favorable (http://www.gi.alaska.edu/AuroraForecast/Europe). Una pradera musgosa que parece un colchón, con un arroyo cercano, nos ofrece el lugar perfecto para disfrutar de la noche, que aunque sea septiembre es realmente fría. Con todo el abrigo y los plumíferos puestos, esperamos la oscuridad que va revelándonos las luces del norte, esos mágicos bailes de rayos de colores que nos hechizan e impiden dormir.
Al día siguiente seguimos rumbo al este primero, hasta el lago Hranueyjalon, y luego al sur por la pista de tierra que llega a Landmannalaugar. El paisaje cambia del verde luminoso del musgo y la yerba, al gris y marrón de las cenizas y la tierra desnuda. Un lugar casi yermo, apenas colonizado por líquenes y brezos rastreros, en donde los conos volcánicos abundan, muchos de ellos inundados por lagunas de aguas verdes turquesa.
Aprovechamos para estirar un poco las piernas y darnos una carrerita hasta la cima del cono volcánico que alberga el lago Blahylur. Desde la cumbre se abre un paisaje de volcanes grises y verdes lagos, de montañas nevadas y valles anegados por los torrentes del deshielo, de luces que se cuelan entre las nubes y cortinas de lluvia que velan los relieves… Al final tenemos que bajar corriendo por las cenizas para no empaparnos.
Un poco más allá, el lago Ljotipollur nos sorprende con el contraste de colores de sus aguas turquesas, sus líquenes amarillos y sus cenizas rojas. Y otro poco más allá, el lago Frostastadavatn nos impresiona con la reciente colada volcánica del Namshraun que invadió su cuenca.
El camino sigue por un increíble paisaje de contrastes: contraste de colores y contraste de meteoros. Igual el cielo se cubre y llueve apagando los colores, como sale el sol y se cuela entre las nubes iluminándolo todo y encendiendo el arco iris. Pasados unos pocos kilómetros llegamos a Landmannalaugar. Bueno, casi, porque nos separa un caudaloso río que debemos vadear. Dudamos si pasar, pero al otro lado vemos todoterrenos como el nuestro así que, después de valorar entre todos el paso menos arriesgado, pisamos el acelerador y al río. El agua salta por encima del capó, pero el motor sigue en marcha y conseguimos cruzar sin más problemas. Ufff!!! Los que no estamos acostumbrados al todoterreno, sudamos la gota gorda a pesar del frío.
Landmannalaugar está enclavado al borde de la colada volcánica del Laugahraun con húmedas praderas al borde de los torrentes que bajan de las montañas. Nos ofrece un refugio bien guardado con todas las comodidades, una pequeña oficina del camping, un autobús de comidas calientes y unas casetas de aseos y duchas. Pero lo mejor de todo son sus aguas termales: un arroyo ardiente y humeante que surge por debajo de la colada volcánica mezclándose con las aguas frías del río. Este lugar es perfecto para acampar y preparar las excursiones por los alrededores o comenzar el famoso trekking hasta Skogar.
Nos vamos a dormir con la esperanza de que al día siguiente el tiempo nos permita disfrutar de la excursión al Brennisteinsalda y las Montañas de Colores.
Texto e imágenes: equipo RECmountain
ADVERTENCIA: Las actividades aquí descritas entrañan riesgos y están realizadas por especialistas y técnicos expertos. Advertimos de la necesidad de practicarlas con la prudencia y experiencia necesarias, con la técnica y el material adecuados y acompañados de guías o monitores profesionales.