Heliesquí en Cervinia
¿Cuantas veces hemos visto esos vídeos en los que el helicóptero traslada a los esquiadores a cimas de ensueño, vírgenes, en las que la nieve polvo flota y les envuelve mientras bajan y cuando llegan abajo les está esperando de nuevo? Pero es algo que está fuera del alcance de la inmensa mayoría de nosotros. ¿o no?
Ficha Técnica Mapa de Situación
En la primavera del 2008, mientras realizábamos un trabajo en Cervinia, tuve la ocasión junto a mis amigos Mariano Frutos (Mirando al Sur) y Enrique Ribas (Revista Nix) de probar qué es eso del Heliesquí gracias a la compañía Heliski Cervinia (www.heliskicervinia.com) que opera en el Valle de Aosta. Pensábamos que era una actividad sólo al alcance de algunos privilegiados, pero las ofertas que ofrecen de vez en cuando, no son tan inaccesibles como creíamos.
El paquete más básico incluye un vuelo y descenso de entre 1500 y 2000 m a alguno de los collados y cimas que rodean el valle. También tienen jornadas completas con dos o tres vuelos, paquetes de fin de semana y de semana completa. Una de las actividades más interesantes es contratar el vuelo al Monte Rosa, el más alto de Europa que nos deposita en el collado de Lys a 4.300 metros muy cerca de la cima. En total descenderemos más de 15 km y 2500 m de desnivel.
Foto: Kike Ribas (Revista Nix)
Nosotros pasamos unos días de tiempo inestable conociendo la estación de Cervinia- Zermatt. Un inmenso dominio esquiable al pie dos de las montañas más altas de los Alpes: el Cerviño y el Monta Rosa. Un lugar sobrecogedor en donde podemos esquiar por todo tipo de paisajes. Tenemos bosque en la parte baja de la estación, sobre todo de alerce, en donde protegernos los días de mal tiempo. También hay pistas en la zona glaciar que conecta los dos núcleos a ambos lados de la frontera italo-suiza. Y, sobre todo, unos fuera de pista muy largos, algunos por zona glaciar a los que sólo debemos acceder si se conocen bien y hay buen tiempo, o si se contrata un guía.
Foto: Mariano Frutos (Mirando al Sur)
Foto: Mariano Frutos (Mirando al Sur)
Foto: Kike Ribas (Revista Nix)
Después de varios días de mal tiempo recorriendo la estación, con nevadas que dejaron en torno al metro de nieve reciente, parecía que llegaba una mejoría transitoria. No teníamos muchas más oportunidades así que a primera hora fuimos a la oficina que tienen en Cervinia con la esperanza de que el helicóptero pudiera volar. Entre jirones de nubes se entreveía de vez en cuando la cima del Cervino recortada a la izquierda por la arista de Lyon y a la derecha por la de Furggen. Afortunadamente el tiempo mejoró lo suficiente para poder volar.
Tras unas breves explicaciones de cómo actuar para acceder al aparato, nos preparamos para su llegada. En unos instantes apareció y se posó en el helipuerto de Cervinia, cargamos los esquís en los patines y despegamos hacia el Collado de Breuil a 3300 m, justo donde comienza la escalada de esta arista hacia la cima del Cervino. En pocos minutos se posó en el collado, descargamos entre los remolinos de nieve que levantaban las hélices y allí nos quedamos con el guía Jean Lucca.
Foto: Mariano Frutos (Mirando al Sur)
Foto: Kike Ribas (Revista Nix)
Enseguida nos advirtió de las condiciones nivológicas: entre 20 y 40 cm de nieve reciente en polvo y riesgo moderado de avalanchas por lo que deberíamos respetar unas cuantas normas básicas de seguridad y seguir todas sus indicaciones. Ni que decir tiene que todos llevamos arva, sonda y pala, y conocimientos para su utilización. Desde este collado podemos en la divisoria entre Suiza e Italia abarcamos unas vistas impresionantes de los valles de Zermatt y de Cervinia, pero lo que nos atrae por completo la atención es la mole del Cervino sobre nuestras cabezas.
Foto: Mariano Frutos (Mirando al Sur)
Foto: Kike Ribas (Revista Nix)
El descenso comienza por una palas no muy inclinadas, máximo 30º, siguiendo cerca de las trazas de Jean Lucca, de uno en uno y reagrupándonos en lugares seguros. Los 40 cm de nieve polvo nos envuelven en cada giro y vamos poco a poco entrando en calor. Parte de la bajada trascurre por el Glaciar de la Forca que a estas alturas de temporada tiene sus grietas suficientemente cubiertas como para esquiarlo sin problemas. Como a 2800 m de altitud salimos del glaciar y paramos justo encima de un cambio de pendiente.
Nuestro guía Jean Lucca. Foto: Mariano Frutos (Mirando al Sur)
Foto: Mariano Frutos (Mirando al Sur)
Foto: Mariano Frutos (Mirando al Sur)
Desde aquí comienza el descenso por un tubo de unos 20 m de ancho, empinado hasta 40º, que nos obliga a giro corto. Según vamos bajando y comprobando la estabilidad del manto, ganamos en confianza y le damos un poco más de cera hasta el final del tubo. Esta es una de las zonas más interesantes, con los muros del Cervino de fondo. Desembocamos en una zona ya fácil y amplia que nos llevará hasta las cercanías de las pistas a unos 2000 m.
Foto: Mariano Frutos (Mirando al Sur)
Foto: Mariano Frutos (Mirando al Sur)
Desgraciadamente, la ventana de buen tiempo acabó ahí por lo que no pudimos disfrutar de un segundo descenso al otro lado del valle. Pero aprovechamos el resto de la jornada en hacer unas cuantas buenas bajadas desde La Testa Grgia a 3480 m con los remontes de la estación en la que seguimos encontrando buenas palas y tubos con nieve polvo. En resumen, una jornada extenuante rompiendo la nieve polvo a los pies del inmenso Cervino.
Foto: Mariano Frutos (Mirando al Sur)
Foto: Mariano Frutos (Mirando al Sur)
Texto: Luis Pantoja; Imágenes: Enrique Ribas (Revista Nix), Mariano Frutos (Mirando al Sur) y Luis Pantoja.
ADVERTENCIA: Las actividades aquí descritas entrañan riesgos y están realizadas por especialistas y técnicos expertos. Advertimos de la necesidad de practicarlas con la prudencia y experiencia necesarias, con la técnica y el material adecuados y acompañados de guías o monitores profesionales.