Lyngen: Russelvfjellet, canal SW

Las auroras polares son uno de los espectáculos naturales más sobrecogedores que podemos contemplar, y para nosotros, esquiar bajo ellas era un sueño. Con ese propósito, pero conscientes de que necesitaríamos mucha suerte para que justo en esos días se dieran las condiciones necesarias, pusimos rumbo al norte, concretamente a los Alpes de Lyngen en Noruega, más allá del Círculo Polar Ártico.

Ficha Técnica                                          Mapa de Situación                                               Vídeo

En nuestra visita a Lyngen, además de contemplar las auroras boreales, pudimos realizar las siguientes actividades: Goalborri (cara E); Stetinden (canal SW); Rundfellnasen (cara NE); Storgalten (canal W); Trollvastinden (cara W); y la canal Suroeste del Pico Russelvfjellet de 794 m de altitud:

Mientras sobrevolábamos todo el nevado paisaje de Noruega, íbamos contemplando toda la cordillera que vertebra este país. Una infinita sucesión de montañas y llanuras nevadas, glaciares inmensos que vuelcan su hielo hasta el mar, y profundos y angostos fiordos. Al pasar el Círculo Polar Ártico las nubes ocultaban el paisaje hasta que el avión comenzó la aproximación y el descenso. Según nos aproximábamos al aeropuerto de Tromso, las nubes nos fueron engullendo y nos vimos envueltos en una intensa tormenta de nieve. Aterrizamos bajo una copiosa nevada que auguraba buenas esquiadas.

Alquilamos un coche con ruedas de nieve para llegar hasta nuestro alojamiento en la península de Lyngen y para poder acceder a las diversas zonas de esquí que queríamos visitar. Ya de noche y tras una hora de coche y un corto ferry, llegamos a Svevnsby, en donde se encontraba la cabaña que habíamos alquilado, en la costa oeste de esta península. Nerviosos por ver el paisaje con luz de día, preparamos los archiperres de esquí y a dormir.

Para darnos la bienvenida, el primer día Lyngen nos recibió con sol y nieve polvo. Para reconocer el lugar, fuimos en coche hacia la zona más al norte de la península, al pueblecito de Russelvneset. En seguida nos llamó la atención la montaña que dominaba la punta de la península, el Russelvfjellet de 794 m de altitud. Aquí la altitud es también el desnivel ya que partes del nivel del mar en la costa, por donde van las carreteras accesibles en invierno.

Desde la carretera, la ruta normal a esta montaña se dirige hacia el este rodeándola por su ladera sur. En la zona baja suelen encontrarse pequeños bosquetes de abedules raquíticos, a veces muy tupidos y difíciles de atravesar. Íbamos abriendo huella por una nieve polvo de gran calidad, seca y fría, mientras ascendíamos al collado por el que se desciende hasta la costa este. En este collado, la ruta normal gira al norte para remontar la montaña por su vertiente este. La nieve a este otro lado estaba más venteada y se distinguían algunas placas de viento que tuvimos que rodear.

Después de esa zona en donde la pendiente es algo mayor, en torno a los 35º, se llega a la antecima. Continuando hacia el noroeste se alcanza fácilmente la cumbre principal. Es un itinerario muy sencillo y no muy largo que proporciona una vista de la Península de Lyngen rodeada de mar como si de la proa de un gigantesco barco se tratara. Las opciones para bajar son muchas y muy variadas, la más habitual y sencilla es por donde se sube: una amplia pala de pendiente suave que va rodeando la montaña por el sur. También existen unas golosas palas en la vertiente suroeste, pero la acumulación de nieve y la hora tardía que era, desaconsejaban su descenso.

Nosotros elegimos una de las múltiples canales que surgen de la cima sur, de unos 45º de pendiente y con un par de estrechamientos que pudimos ir estudiando mientras subíamos. La canal serpentea entre las rocas de la zona superior y poco a poco va encauzándose entre contrafuertes rocosos en donde se encontraban los estrechamientos. Las buenas condiciones de la nieve y del tiempo, sumadas al acierto de elegir esta divertida y continuada canal de más de 600 metros de desnivel con el sol bailando sobre el horizonte marino, conformaron uno de esos recuerdos que nunca se olvidan. Una línea perfecta para comenzar el viaje.

En la parte baja de la canal nos juntamos con Paloma y Luis que habían descendido por la vertiente este. Desde allí, con las últimas luces esquiamos hasta el mismo coche.

Creíamos que la primera jornada había llegado a su fin, pero estas tierras tenían una sorpresa guardada para darnos la bienvenida… Llegamos al coche prácticamente de noche y al echar un último vistazo hacia la montaña esquiada empezaron a aparecer unos resplandores verdosos justo detrás de su cima. Del cielo empezaron a descolgarse cortinas de luces moviéndose lentamente y brillando cada vez con más fuerza. En cuestión de unos minutos las luces de la aurora boreal nos envolvieron y dieron vida al paisaje nocturno.

Un espectáculo difícil de describir, que no es posible apreciar viéndolo en ninguna foto o vídeo; sin duda, digno de conocer al menos una vez en la vida. Fue uno de los espectáculos más bellos y sobrecogedores que hemos vivido en montaña. Nuestros sueños se habían hecho realidad el primer día de estar en Lyngen. Y aún quedaba una semana.

Guía práctica:

Avión: Norwegian Airlines. Madrid-Oslo y Oslo-Tromso
Alojamiento: Svensby Tursenter, 9064 Svensby, telf. +4477210850 post@svensbytursenter.no
Aludes: Varsom
Auroras: aurora-service ; gi.alaska/europe
Otra información: Visitnorway ; Muntania
Texto e imágenes: equipo RECmountain

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ADVERTENCIA: Las actividades aquí descritas entrañan riesgos y están realizadas por especialistas y técnicos expertos. Advertimos de la necesidad de practicarlas con la prudencia y experiencia necesarias, con la técnica y el material adecuados y acompañados de guías o monitores profesionales.

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Categorías: ESQUÍ, Esquí de Montaña