Apocalypse Snow NPY en Piau-Engaly

El mes de febrero comenzó de la mejor manera que un esquiador puede imaginar: Un temporal de nieve dejó entre 3 y 4 metros de espesor en algunas zonas del Pirineo. Carreteras cortadas, pueblos incomunicados, riesgo 5 de aludes, avalanchas de grandes dimensiones y muchas imágenes brutales. Nosotros fuimos a uno de los puntos en los que la innivación fue mayor: Piau-Engaly. En las estaciones francesas de Nuevos Pirineos (NPY) se llamó a este episodio el «Apocalypse Snow NPY» y bajo el hastag #ApocalypseSnowNPY pudimos realizar el seguimiento íntegro del temporal en facebook y twitter. Pudimos acceder a la estación y disfrutar de las magníficas condiciones que quedaron cuando salió finalmente el sol. Este fue el resultado:

Ficha Técnica              Mapa de Situación             Vídeo

El día 2 de febrero salimos de Madrid y tuvimos que acceder por el País Vasco debido al estado de las carreteras (el tunel de Bielsa permaneció cortado muchos días).

Las máquinas ya habían retirado de las carreteras la nieve depositada por los numerosos aludes que bajaron hasta el fondo del valle. Daba miedito pararse a hacer estas fotos.

El riesgo de aludes era de 5 en la escala europea. La primera mañana nos limitamos a disfrutar de la nieve en las inmediaciones de la base de la estación, pero preparamos todo nuestro material de seguridad por si acaso había suerte y abrían un remonte en alguna zona segura.

Así estaban algunos coches que no habían sido desenterrados.

Debajo de toda esa nieve hay un edificio.

En cuestión de unos minutos el cielo comenzó a estar despejado y uno de los remontes comenzó a funcionar. Nos pusimos los esquís y nos acercamos a la base de los telesillas. Así estaban las casetas.

Las laderas de enfrente estaban repletas de aludes y de grietas. Estas laderas empinadas de hierba situadas bajo grandes cortados y orientadas al sur son propensas a la formación de aludes. Los cortes de placa de la foto tienen varios metros de espesor.

3,70 metros en la base de la estación y 4 metros registrados en las cotas altas.

No sabemos si estamos en Hokkaido, en Alaska o en Pirineos.

La mayor parte de la estación estuvo cerrada por el riesgo de aludes durante todos estos días.

El manto se fue estabilizando poco a poco debido al apelmazamiento de la nieve. Aun así, miraras hacia donde miraras encontrabas signos de inestabilidad.

Comenzamos a trazar giros en la nieve polvo cerca de las pistas.

Algún salitito con recepción suave.

Poco a poco fuimos separándonos de las pistas con mucha precaución. El manto estaba asentando bien pero había que seguir extremando precauciones.

Polvo producido por el derrape de Alberto.

El Patriarca Gozando como un niño.

La nieve se había compactado pero aun así podíamos hundirnos hasta la cintura…

…o levantar nieve hasta las cejas.

Sólamente estuvo abierto el telesilla de Campbielh, que da acceso a unas cuantas líneas muy interesantes. En estos mismos momentos, casi todas o todas las estaciones españolas estaban cerradas. Todo un privilegio.

Patriarca saboreando la nieve en cada giro en este escarpado inicio de línea.

Aprovechamos hasta la hora de cierre y aun así nos dejamos muchas cosas por hacer.

El segundo día tuvimos la suerte de que nuestro gran amigo Fernando pudiese subir a la estación a esquiar con nosotros. Durante casi todo el día tuvimos niebla y nula visibilidad, pero no dejamos de disfrutar.

De uno en uno y de nuevo pegados a las pistas.

Cada rincon es un paraíso con esta nieve.

Turno de Fernando.

Algunos árboles estaban completamente sepultados…

…como este que se cruzó en el camino del Patriarca.

Menos mal que metimos en el equipaje nuestros esquís más anchos, los SLAP XL. Para esta nieve lo mejor es llevar 122 mm bajo el pie.

Árboles fantasma.

Tercer día, de nuevo sol y una ligera nevada de unos 10 o 20 cm de nieve fresca por encima.

En algunas orientaciones el viento transformó la nieve y se encostró ligeramente.

En el sector de Campbielh había polvorón del bueno…

…y vaya si lo aprovechamos.

Nunca nos habríamos imaginado ver a Fernando, el viejunostyler por excelencia, pidiendo en el alquiler «los esquís más anchos que tengan, por favor». ¡Caíste en la trampa, amigo!

Ambiente mágico y prácticamente solos en la estación.

Con este paquete, pudimos dar un par de saltos que ya hace tiempo teníamos pensado dar. El salto del palo es uno de ellos. No conseguí equilibrarme en el aire y me dí un revolcón en la caída. Después del vuelo, estaba tan emocionado que me puse a intentar 360s hasta que conseguí caerlos depié. No tenemos fotos de ellos, pero sí vídeos.

Otro rocote por Alberto. Una pena que no se vea la recepción.

Dimos permiso a Fernando para hacer una bajada por el costrón y aprendimos una sabia lección: los días de nieve polvo no hay que hacer caso a Fernando. Ja ja ja…

Pero todo lo bueno se acaba y llegó la hora de volver. Últimas dos bajadas por la dorsal Hokkaido, esa que separa la Plaque Dominique de los tubos de Campbielh (no sabemos si tiene nombre pero así la hemos llamado nosotros). Estas fotos están hechas en la zona inferior.

Aun quedan muchas imágenes por mostrar, y es que aun no hemos termiando de editar el vídeo. Ya queda menos para que vea la luz.

Un plano general del sector izquierdo (según se mira) de Campbielh.

Y este es el sector derecho, que termina con la dorsal Hokkaido.

Esta semana está volviendo a caer otra impresionante nevada en Pirineos. Esperamos volver para poder publicar la segunda parte de este reportaje.

Texto: Álvaro Pantoja; Imágenes: equipo RECmountain

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ADVERTENCIA: Las actividades aquí descritas entrañan riesgos y están realizadas por especialistas y técnicos expertos. Advertimos de la necesidad de practicarlas con la prudencia y experiencia necesarias, con la técnica y el material adecuados y acompañados de guías o monitores profesionales.

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2 thoughts on “Apocalypse Snow NPY en Piau-Engaly

  1. ¡Joder, qué paket-on de nieve había!… ¡Voy a tener que jubilar mi apodo ganado a pulso, o por lo menos compatibilizarlo con otro de por lo menos 120 mm para las ocasiones!… En cualquier caso, ¡qué bien lo pasamos, leñe; qué puta gozada!…

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