Esquí Escombreril

Hemos estado en el “VI Encuentro Esgallero de Esquí Escombreril” que nuestros amigos de Palencia han celebrado en Velilla del Río Carrión. Esquiar sobre las negras escorias del carbón de las minas abandonadas ha sido toda una experiencia. Y sobre todo, nos lo hemos pasado en grande a pesar de los tortazos que nos pegamos: una jornada de risas y lágrimas.

Ficha                                            Mapa de Situación

                     

Muchas de las minas abandonadas de estas montañas tienen grandes escombreras de carbón, que contrastan con el paisaje calizo de los alrededores, salpicado de robles, hayas y sabinas. Son los vestigios de la época en la que esta industria florecía en la comarca y daba de comer a sus habitantes. Con el abaratamiento del carbón procedente de las explotaciones de otros países en los que los mineros tienen unas condiciones indignas de trabajo y las limitaciones a la emisión de gases de efecto invernadero, aquí esta industria está en sus horas más bajas y muchas minas han dejado de ser explotadas.
Empezamos por el sector sur en donde las escombreras están formadas por piedras pequeñas y los esquíes deslizan bien. Aunque en los primeros descensos bajábamos todos con precaución, poco a poco la confianza se apoderó de nosotros y conseguimos deslizar bastante parecido a como lo hacemos en la nieve. El giro por salto dio paso al deslizado, con cambio de cantos y angulación, y la posición bien centrada.
A pesar de que nos íbamos haciendo a este terreno, todos besamos el suelo alguna que otra vez y esto no es tan blando como la nieve. Con el “calentón” del momento ni notábamos los golpes y torceduras, que ya pasarían factura en los días posteriores.
El caso era deslizar rápido, cada vez con más confianza, para subir lo más deprisa posible la pedrera y volver a bajar: ansia viva… Aunque la ladera era corta, el cansancio se iba acumulando ya que era como hacer series.
Después nos fuimos al sector norte comenzando por las laderas cortas más “esquiables” de la zona baja, en donde la escombrera era de canto más fino y deslizaba mejor. Incluso se podía derrapar y levantar una nube de polvo, o mejor dicho de piedras.
Por fin nos decidimos a intentar el “Pico el Tordo” que es cómo bautizó Vidal a la escombrera más alta y empinada de todas. Ya subiendo nos dimos cuenta de que las piedras aquí eran más grandes y estaban bien clavadas en el suelo. Pero como a cabezones no nos gana nadie, acabamos bajando la pendiente, cada uno como pudo, con poco deslizamiento y mucho salto. Aquí las caídas fueron más duras, si cabe, que las anteriores. Pero lo bajamos.
¡Venga, la penúltima! Volvimos al sector sur en donde tanto habíamos disfrutado y allí se nos hizo de noche. No importó mucho ya que aunque era luna nueva, todos llevábamos frontales y el ánimo estaba por las nubes. Unas cuantas bajadas más nos dejaron sin fuelle, así que terminamos por celebrar el “Oktober Fest” en Velilla con una buena jarra de cerveza.
Queremos dar las gracias a nuestros amigos del norte que han hecho posible comenzar la temporada de esquí de esta manera tan divertida. La próxima visita esperamos que sea por lo blanco…
Texto e imágenes: equipo RECmountain

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ADVERTENCIA: Las actividades aquí descritas entrañan riesgos y están realizadas por especialistas y técnicos expertos. Advertimos de la necesidad de practicarlas con la prudencia y experiencia necesarias, con la técnica y el material adecuados y acompañados de guías o monitores profesionales.


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