Iceland: hielos del Vatnajokull
El Vatnajokull es la masa de hielo continental más grande del hemisferio norte si exceptuamos la de Groenlandia. Se sitúa al sureste de la isla, cubriendo el pico más alto de Islandia, el Havannadalshnukur de 2117 m de altitud, en el borde sur del hielo. Sus lenguas glaciares descienden hasta casi la costa, desprendiéndose en icebergs en las lagunas que desembocan en el mar. Todo un espectáculo de hielo.
Ficha Técnica Vídeo Mapa de Situación
El glaciar Vatnajokull es el casquete de hielo más grande de Europa y uno de los más extensos del mundo, con una superficie de 8100 km2 y un espesor que llega hasta los 1000 metros de profundidad. El punto más alto se sitúa en el extremo sur del campo de hielo y es un cono volcánico de 2117 m de altitud que también ostenta el título de montaña más elevada de Islandia, al Havannadalshnukur. Su superficie helada tiene unos 150 km de ancho y 100 km de norte a sur, aunque al igual que la mayoría de glaciares de la Tierra, actualmente está en regresión y ha perdido casi 500 km2 en los últimos 50 años. En el Centro de Interpretación del Parque Nacional de Skaftafell se pueden observar las fotos comparativas de cómo eran las lenguas glaciares que descendían del Vatnajokull en 1925 y que demuestran una vez más las graves consecuencias que tiene el calentamiento global.
Glaciar Saftafellsjokull 1925-2012
Glaciar Svinafellsjokull 1925-2012
Desde el Centro de Interpretación asciende un sendero hacia la cascada de Svartifoss por una de las pocas zonas de bosque de Islandia. Un bosque más bien raquítico debido a las duras condiciones del entorno, aquí algo protegido por el relieve de los vientos fríos del norte, a sotavento de las montañas que soportan los hielos del Vatnajokull. En cuanto ganamos altura podemos ver la lengua del glaciar Oraefajokull precipitando grandes seracs desde el plató helado. Y justo por encima del plató, destaca el pitón rocoso del Havannadalshnukur. Éste fue el único momento en el que pudimos verlo entre las nubes. Su ascensión era uno de nuestros objetivos, pero el mal tiempo no nos concedió ninguna oportunidad.
Enseguida se llega a la preciosa cascada de Svartifoss que se despeña entre verticales columnas de basalto perfectamente hexagonales, apareciendo como un gigantesco órgano de catedral. Remontando la cascada, el camino asciende hasta la amplia cresta que domina el inmenso paisaje de este Parque Nacional: hacia el norte las montañas se sumergen bajo el hielo del Vatnajokull; hacia el oeste contemplamos los ondulantes dibujos que las morrenas trazan en el hielo del Skeidararjokull; hacia el este las cascadas de seracs de los glaciares que rodean el Havannadalshnukur; y hacia el sur, los serpenteantes torrentes que fluyen hasta el mar, al fondo.
Ya de regreso, atravesamos los numerosos cordones morrénicos frontales que ha ido dejando el glaciar Skeidararjokull en su camino de regresión, con infinidad de bloques erráticos y curiosas piedras fracturadas en láminas por los procesos de gelifracción. Nos adentramos hasta pisar sus hielos, sucios por el barro y las cenizas que transporta procedentes de las erupciones que de vez en cuando sacuden el glaciar. La última erupción ocurrió en el volcán Grimsvotn en la zona norte del campo de hielo, en mayo del 2011 y alcanzó una potencia de 4 en la escala de explosividad volcánica (del 1 al 8) licuando parte del casquete glaciar. Más hacia el este se pueden observar las cascadas heladas de los glaciares Skaftafellsjokull y Falljökull.
Otra de las lenguas del Vatnajokull que visitamos fue la del glaciar Svinafellsjokull con sus azulados bloques de hielo en contraste con el marrón-verdoso de las aguas de la laguna que forma en su frente. Un mundo glaciar en el que está grabada la historia volcánica de la isla en una sucesión de estratos de hielo y cenizas que parecen las páginas de una gran enciclopedia natural.
Por último, bajo la lluvia, visitamos las lagunas del glaciar Fjallsjokull y la del glaciar Breidarmerkurjokull, en donde el hielo desemboca formando hermosos icebergs. Tanto nos gustó que volvimos al día siguiente para verlo mejor y disfrutarlo con mejores luces. La laguna Jokulsarlon es la más grande y las cascadas de seracs procedentes del Vatnajikull vierten sus hielos al agua formando grandes icebergs que brillan en blancos, azules y verdes ofreciendo un espectáculo grandioso.
Glaciar Fjallsjokull y su laguna Fjallsarlon
Glaciar Breidarmerkurjokull y su laguna Jokulsarlon
La laguna desemboca en el mar y los icebergs van lentamente dirigiéndose hacia el océano mientras las focas juguetean entre ellos. Los bloques de hielo se enfrentan al oleaje y las corrientes, algunos comenzando un largo viaje hacia mar abierto en donde acabarán fundiéndose con el agua salada. Unos transparentes, otros azulados y algunos blancos y brillantes, en contraste con el profundo verde del Océano Atlántico.
Algunos icebergs son fracturados en bloques que alcanzan las playas cercanas posándose sobre la negra arena volcánica, brillando como diamantes en cuanto el sol asoma entre las nubes. El juego de luces de la espuma blanca, la arena negra y el hielo azul nos hechiza hasta el punto de acabar alcanzados por las olas de este helado mar.
Finalmente, camino del norte de la isla, nos alejamos de los pueblos buscando la oscuridad para vivaquear. En esta zona del planeta, la contaminación lumínica es mínima y las estrellas destacan contra el profundo negro del cielo. Y a este espectáculo estrellado, repentinamente se le añadió el baile de las luces del norte. Así conseguimos esa imagen que veníamos buscando en estas latitudes: a un lado de nosotros la Vía Láctea y al otro la Aurora Boreal. ¿Se puede pedir más?
Texto: RECmountain. Imágenes: Javier Flores y equipo RECmountain
ADVERTENCIA: Las actividades aquí descritas entrañan riesgos y están realizadas por especialistas y técnicos expertos. Advertimos de la necesidad de practicarlas con la prudencia y experiencia necesarias, con la técnica y el material adecuados y acompañados de guías o monitores profesionales.