POW Engaly
Dejamos un fin de semana espléndido en la Sierra de Guadarrama en busca de más y más nieve. La previsión era incierta: o caía el paquetón, o llovía a mares. Arriesgamos. Con mucha pena y todas nuestras montañas bien blancas, partimos hacia Piau-Engaly.
Ficha Técnica Mapa de Situación Vídeo
Arriesgamos y acertamos. Llegamos a duras penas con más de 30 cm de nieve reciente en la carretera y nevando con mucha intensidad. Casi no pudimos dormir de los nervios.
A la mañana siguiente no sabíamos si salir por la puerta o por el balcón del segundo piso. Debido a la gran cantidad de nieve caída el riesgo de aludes era de 4 o 5, por lo que la mayoría de las pistas estaban cerradas. Además, el viento en altura era considerable.
Comenzamos a catar el paquetón. No nos separamos mucho de las pistas, ya que aún no hemos comprobado el estado de la nieve. Imprescindible para todo el equipo: ARVA, pala y sonda. Además de esto, sumamos el ABS o el avalung de los que cada uno dispone.
Poco a poco nos acercamos a las zonas con pequeños resaltes. Turno de Alberto Corito…
…Álvaro disfrutando como un enano…
Nos acercamos a unas pequeñas laderas muy cortitas pero bastante inclinadas para probar la estabilidad del manto. Tal y como imaginábamos, con tan sólo el paso de una persona se desprendían placas de unos cuantos metros de largo y 50-100 cm de espesor. En cualquier otra ladera una placa de estas dimensiones puede enterrar completamente a una persona.
Nos quedamos en las zonas conocidas, donde sabíamos que estábamos seguros. Da mucha rabia no poder acceder a otros lugares mucho más apetecibles, pero no hay otra opción. Aun así estas líneas cortitas pudimos aprovechar para comer, literalmente, la nieve que levantábamos. En estas dos fotos, Guillermo Picazo nos lo demuestra.
Solamente había un telesilla y tres arrastres abiertos en la zona inferior de la estación. Fuimos trillando todo el terreno que había entre las pistas abiertas para no dejar ni un sólo metro cuadrado sin tocar.
Javi Jiménez botando unas pequeñas terrazas.
Aunque el espesor era impresionante, pudimos tocar alguna piedra afilada tras el paso de más de una persona. Esta zona de la estación tiene canchales de roca y antes de esta nevada no todas estaban cubiertas.
Es posible que a muchas personas les de envidia esta foto de Alberto.
Lo que no se ve en las fotos o en el vídeo es el trabajo que supone quitarse los guantes y manejar las cámaras intentando que no se empapen. A veces los dedos se quedan congeladitos, pero merece la pena cuando lo ves después.
Tuvimos un pequeño incidente cuando Javi se cayó con la mala suerte de que Guille, que iba detrás, pasó por encima de su brazo. Una visita a la enfermería y 5 puntos después, ya estaba con la tabla puesta de nuevo.
Voladón sobre las ramas de este árbol. Esperamos que su madre no lea esto.
Este cortado engañaba. La nieve de debajo estaba sobre una loma inclinada dejando una recepción completamente plana unos metros más abajo. Menos mal que había espesor suficiente como para amortiguarlo.
Alberto dió este salto con mucho más estilo, chocándose contra las ramas. Es un nuevo truco que consiste en caer al suelo de lado y con los esquís cruzados.
Secuencia de Álvaro en la misma roca que comentábamos antes. Imposible no quedarse clavado en la recepción.
Patriarca Rider dándose un baño de powder, pero a su manera.
El lunes publicamos la segunda parte del viaje. De momento aquí tenemos mucho trabajo que hacer…
Texto e imágenes: equipo RECmountain
ADVERTENCIA: Las actividades aquí descritas entrañan riesgos y están realizadas por especialistas y técnicos expertos. Advertimos de la necesidad de practicarlas con la prudencia y experiencia necesarias, con la técnica y el material adecuados y acompañados de guías o monitores profesionales.