Islas Lofoten: pico Smatindan con esquís

Ascender con lluvia y nieve al pico Smatindan no es agradable. Pero si en la bajada el sol se cuela entre las nubes e ilumina el verde de los lagos y el azul del mar, se te olvidan todas las penas.

     Ficha Técnica                                           Mapa de Situación

                  

Svolvaerd es una pequeña ciudad marinera dedicada a la pesca. Su pescado es exquisito y os recomendamos que visitéis alguna de sus típicas tabernas marineras y probéis el bacalao fresco, o el arenque cuyos secaderos salpican el puerto. Si queréis daros un homenaje, id a cenar a “A Rorbuer & Brygga Restaurant Svinoya” típica taberna de pescadores con una cocina tradicional y en especial el bacalao fresco, ya sea guisado y con paté o con jamón serrano frito (www.svinoya.no). Además ofrecen una gran variedad de productos del mar, incluida la carne de ballena.

Puerto pesquero de Svolvard.

Secaderos de arenques.

Clásica tienda de pescadores.

El turismo es otro de los sectores fundamentales de estas islas. En invierno gracias al esquí, pero no al de pista ya que sólo tiene un pequeño remonte (único en Lofoten), si no al esquí de montaña. Durante los días más oscuros del invierno, muchas agencias nos ofrecen excursiones  para la observación de las Auroras polares. Además, durante todo el año podemos realizar actividades como el kayak de mar, la bici de montaña, la escalada o el treking. Algunas direcciones de interés:

- Guía de montaña Mike Bromberg: www.mikebromberg.com
– Guías de montaña: www.alpinguides.no
– Sea Kayaking: www.lofoten-aktiv.no
– Actividades outdoor: www.njords.no
– Auroras Boreales: www.polarlightcenter.com

Podemos acceder en barco a los fiordos más recónditos.

Desde las mismas calles de Svolvaerd podemos salir con los esquís puestos hacia el pico Blatinden de 621 m. Esta excursión es muy frecuentada por los habitantes locales que cuando terminan su jornada laboral, se lanzan monte arriba. Esta naturaleza dura y salvaje ha  modelado a sus habitantes y los ha hecho fuertes y austeros. Gentes poco derrochadoras, muy apegadas a la naturaleza y muy respetuosas con el medio. No tienen remontes de esquí y no los quieren. Prefieren ese esquí auténtico en el que un buen descenso pone la guinda a una ascensión esforzada.

Desde el Blatinden podemos ver la costa de la península escandinava.

La cordillera de las Islas Lofoten es lo primero que se encuentran los vientos y las borrascas que proceden del Atlántico norte. Estas montañas son azotadas con violencia por los fuertes vientos cargados de humedad del océano, y trasforman muy rápidamente las condiciones de la nieve. Cuando visitas estas islas debes tener presente que es normal quedarte encerrado en el hotel durante estos días de mal tiempo. Nosotros, cumpliendo con las estadísticas, capeamos el temporal leyendo y visitando los bares del pueblo y menos mal que el festival que acompañaba al “Lofoten Freeride” daba gran ambiente al lugar.

Catedral de las Lofoten entre la bruma.

Aunque con peor nieve, la última jornada nos concedió unos paisajes espectaculares gracias a las cambiantes luces de un tiempo en el que a ratos llovía, a ratos nevaba y a ratos salía es sol. Saliendo hacia el oeste de Kavelbag, remontamos junto a unos lagos espectaculares hasta el pico Smatindan de 662 m. La nieve húmeda dio paso cerca de la cima a unas placas de nieve dura que nos obligó a descalzarnos los esquís en mi caso, y la splitboard en el caso de Javi, para poder alcanzar la cima.

Javi dejando atrás los lagos helados cerca de Kavelbag.

El tiempo cambia muy rápidamente tan cerca del mar. Foto: Javi González.

A ratos llovía, como nevaba, como salía el sol.

 Nieve muy dura cerca de la cima del Smatindan.

Con el azul de los fiordos a nuestros pies, tanto por una vertiente como por la otra, comenzamos este último descenso tratando de impregnarnos con todos los elementos de este paisaje de nieve y mar, que a nuestros cerebros desarrollados en la Meseta Castellana tanto nos han impresionado. El descenso discurre por una suave ladera  paralela a unos cortados que caen abruptamente hasta el mar. La ladera acaba junto a esos azules lagos helados desde donde nos resta un paseo por un bosque de raquíticos abedules hasta la carretera pegada a la costa.

Preparando la splitboard para el descenso.

Mike en acción.

Primeros giros metiendo bien el canto en la nieve dura.

Primeros virajes de Mike.

Y el mar a nuestros pies.

Luis hacia los lagos de Kavelbag. Foto: Javi González.

Al día siguiente vuelta a Madrid, pero con la intención de volver algún día. Y es que, esta combinación de montañas, nieve y mar hace de las Lofoten uno de esos lugares inolvidables para los amantes del esquí y la naturaleza.

Sencillamente espectacular.

Información general de Lofoten: www.lofoten.info
Información general de Noruega: www.visitnorway.com

Texto e imágenes: equipo RECmountain

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ADVERTENCIA: Las actividades aquí descritas entrañan riesgos y están realizadas por especialistas y técnicos expertos. Advertimos de la necesidad de practicarlas con la prudencia y experiencia necesarias, con la técnica y el material adecuados y acompañados de guías o monitores profesionales.

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