Esquí en altitud
¿Qué nos mueve a escalar las montañas más altas? Nosotros lo tenemos muy claro: bajarlas esquiando. Puede parecer obsesivo pero es lo que nos impulsa a entrenar, a escalar y a viajar en busca de las mejores bajadas, de los descensos más largos y de las pendientes más empinadas. Cuanto más alto llegue, más durará la bajada.
La temporada no tiene por qué acabar cuando las nieves desaparecen de nuestras montañas. Es el momento de ir a buscarla a cordilleras más altas y, desgraciadamente, más lejanas. Los Alpes mantienen las buenas condiciones de nieve durante gran parte del año y es un terreno de juego muy técnico y exigente. Con cimas que sobrepasan ampliamente los 4000 m y casi rozan los 5000 m, allí podemos probar el material más adecuado y probarnos a nosotros mismos y nuestra capacidad de aclimatación a la altitud.
Y si podemos ir un poco más lejos, en el Cáucaso, con varias montañas de más de 5000 m, podremos disfrutar de la nieve durante todo el año. Pero cuando pensamos en afrontar ascensiones más altas, por encima de los 5000 m, conviene, además de tener el entrenamiento y la capacidad técnica suficiente, planificar muy bien la actividad. De ello depende buena parte del éxito.
En el Cáucaso bajando el Elbrus.
Con Mariano Frutos (Mirando al Sur) en el Tien Shan.
El primer gran problema que surge es cómo llevar hasta allí esa cantidad de material, sobre todo el voluminoso paquete de esquís. Casi todas las compañías aéreas nos cobrarán por exceso de equipaje y debemos tenerlo previsto. En ocasiones hemos tenido que calzarnos las botas de esquí, pantalones y chaquetas de gore y embarcar con ello para evitar el sobrepeso. Una solución asfixiante en verano, pero eficaz.
Colas en el aeropuerto de Mineralnye Bodi.
Os aconsejamos que juntéis varios pares de esquís en el mismo paquete e incluyáis en él los bastones y piolets. Proteged los cantos para que no corten la bolsa. Y rezad para que todo llegue en buen estado y a tiempo. Además, será una buena forma de transportarlos desde las ciudades hasta los campamentos de altura, ya sea en transporte mecánico o a lomos de las mulas.
Cargando los esquís en las mulas camino de Plaza Argentina.
La elección del material más apropiado tiene dos imperativos: ligereza y fiabilidad. Nosotros no renunciamos a llevar esquís con los que nos sentimos seguros, aunque sean más pesados. Concretamente llevamos patines anchos (+ de 90 mm) y rocker como los Zag. Las fijaciones ligeras Dynafit nos han resultado eficaces pero con las pegas de colocación que pueden surgir a muchos grados bajo cero. Muy aconsejable es llevar una herramienta multiusos que nos permita rascar y limpiar el hielo que se puede formar en la fijación ya que en alguna ocasión cierran en falso y pueden saltar en el peor momento, y ser la causa de un accidente.
Con los Ubac de Zag (1,5 kg y 102 mm de patín).
Las botas deben ser calientes, ligeras pero con la rigidez suficiente que nos permitan esquiar con seguridad. Pensad que con la fatiga de la altitud, una bota muy blanda nos hará trabajar de piernas mucho más. El frío en los pies es un asunto al que le debéis prestar mucha atención ya que las botas de esquí dificultan el riego en los pies con el consiguiente peligro de congelación. Nosotros lo hemos solucionado con los calcetines más térmicos que hemos encontrado y unas polainas de neopreno tuneadas. Estas polainas no son fáciles de encontrar, nosotros las conseguimos en Internet (40below.com) y recortamos la puntera y talonera para poder colocar la fijación y esquiar con ellas. Realmente calientes y efectivas.
Cubrebotas de neopreno de fourtybelow.
Nunca llevamos cuchillas ya que cargamos con crampones y piolet de los hiperligeros. Por supuesto guantes finos y manoplas de plumas además de guantes normales. Gafas de sol y máscaras con la máxima protección solar. Arnés ligero y cordino de randonee. Arva pala y sonda de los más ligeros. Pieles mixtas. Herramienta para “ñapas” y arreglos. Y demás etcéteras como a cualquier expedición. Aconsejamos también el uso de un bastón-piolet por dos razones: con éste y un piolet ligero tenemos dos herramientas de progresión; y además, los imprevistos en este tipo de descenso pueden hacer que necesitemos llevar a mano un anclaje.
Bastón-piolet Whippet de Black Diamond.
La estrategia de ataque a una montaña alta con esquís es muy compleja. Descender con esquís y una mochila de 20 kg es algo extenuante y peligroso por lo que aconsejamos aclimatar sin ninguna prisa mientras abastecemos los campos de altura y después intentar el ataque desde lo más abajo posible y regreso al base del tirón. Si tengo que desmontar campos, lo haré tranquilamente después, cuando haya descansado. O podemos contratar porteadores de altura que nos recojan el material. Esquiar en altitud con la tienda, los sacos, la comida, hornillo y todo el resto de material es realmente complicado.
Cargando unos 20 kg camino del campo 2 en el Lenin.
Ligereza y rapidez son clave a siete mil metros, en el Lenin.
El descenso puede ser fácil o difícil técnicamente, pero lo que es seguro, es que nos vamos a encontrar con todo tipo de condiciones. Los desniveles son grandes y la nieve puede cambiar enormemente de un día a otro, sobre todo en las cordilleras de latitudes bajas, en donde al sol te cueces y con nubes te hielas. Es fácil encontrarnos con zonas de hielo vivo donde no hay cantos que agarren; o paquetones de nieve polvo que en dos días se han convertido en nieve “papa”.
También son habituales los “sastruguis” debido a los fuertes vientos que en ocasiones hacen imposible la progresión con los esquís puestos; o la formación de penitentes de hielo que no hay quien atraviese. Resumiendo, nos vamos a encontrar todo tipo de condiciones por lo que estad preparados para cualquier cosa.
Nieve venteada de placa de viento.
Está claro que esquiar en altitud es complicado, requiere una gran planificación y nos vamos a encontrar con toda clase de condiciones. Y además, vamos ha emplear un montón de días para uno o dos descensos en el mejor de los casos. Pero qué descensos …
Texto e imágenes: equipo RECmountain
ADVERTENCIA: Las actividades aquí descritas entrañan riesgos y están realizadas por especialistas y técnicos expertos. Advertimos de la necesidad de practicarlas con la prudencia y experiencia necesarias, con la técnica y el material adecuados y acompañados de guías o monitores profesionales.