Curavacas: descenso de la canal sur directa

Me apasiona la montaña. Me encanta esquiar. Ya sea haciendo actividad, viendo fotos y vídeos, o simplemente dejando volar mi imaginación, cada uno de los 365 días del año, el esquí y la montaña estan presentes en mi cabeza.

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Cuando éramos pequeños, mi hermano Álvaro y yo nos pasabamos muchas tardes de domingo repasando los albumes de fotos que hay en casa. Me llamó la atención una foto de 1987 en la que aparecían dos personas atadas con una cuerda, una de ellas tenía los esquís puestos y se encontraban en el medio de una extraña canal de nieve encajonada por dos paredes de roca inclinadas hacia un mismo lado. El que llevaba los esquís puestos era Luis, mi padre, y el que lo aseguraba, mi tío Miki. Desde entonces, la idea de conocer ese lugar mágico fue madurando, hasta que en Marzo de 2012 fuimos al pueblo de Vidrieros, en Palencia.

Miki y Luis en el estrechamiento de la canal. Abril de 1987. Foto: Emilio Sainz

La inmensa mole de conglomerado del Curavacas (Cumbre Principal, Pico Medio y Cumbre Oeste), presenta hacia el sur numerosas y esbeltas canales que surcan toda la pared. Entre ellas destaca la canal Sur de la cima principal, que asciende rectilínea hasta muy cerca de su cima. La idea de repetir el descenso que realizó mi padre hace 25 años, y hacerlo con él y nuestro amigo Fernando, era algo que me hacía especial ilusión.

Hacia el Curavacas con muy poquita nieve. 

Saliendo del pueblo palentino de Vidrieros.

Las montañas del norte de Palencia poseen el atractivo especial de su cercanía y a la vez conservan ese ambiente de alta montaña sin aglomeraciones que cada vez escasea más en nuestras cordilleras. La ascensión de sus vías por la cara norte o nordeste en invierno, constituyen un ejercicio de auténtico alpinismo. Desde que a principios del siglo pasado se empezara a visitar este rincón de la cordillera cantábrica hasta nuestros días, se han trazado numerosos itinerarios invernales que surcan todas sus vertientes.

¿Se podrá o no se podrá bajar el estrechamiento?

Habrá que subir para salir de dudas.

Sin embargo, desde el punto de vista de un esquiador de montaña, mucho está todavía por hacer. Y es que, aunque las excursiones de travesía son relativamente habituales, el descenso de sus canales requiere una técnica depurada y encontrar las condiciones adecuadas para que sean factibles. Ya en los años 80, contagiados por el “esquí extremo” que se realizaba en Alpes y Pirineos, algunas de las canales y vertientes empinadas fueron descendidas. Aunque no tenemos muchas referencias sobre estas actividades, vertientes como la norte y nordeste del Espigüete, o la canal sur del Curavacas, fueron ya descendidas.

Por fin en el reguero de nieve.

Chimeneas de negro conglomerado.

La temporada 2012 había comenzado con poca fuerza y esa “cosa blanca” no terminaba de instalarse en nuestras montañas. No teníamos muy claro que la canal estuviese completamente formada o interrumpida en algun tramo. Es más, ni siquiera cuando llegamos a Vidrieros pudimos despejar las dudas, ya que sólo quedaba un reguero, aparentemente continuo hasta el collado. Nuestra preocupación era si tendríamos que destrepar o montar un rápel en la zona del estrechamiento superior, donde en ocasiones aflora el hielo sobre la negra roca de esta montaña.

Parte superior, una vez pasado el estrechamiento.

Fernando y Alberto preparados para empezar el descenso de la canal.

Así enfrentamos el ascenso, no muy temprano para dejar que la nieve dura se fuese transformando. El canalón en sí no tiene demasiada pendiente, unos 35º, pero a medida que se asciende y nos acercamos al estrechamiento, éste se empina a 45º e incluso llega los 50º justo en ese punto. De hecho, el paso estaba a punto de quedarse cortado por el deshielo, pero parecía posible descenderlo todavía. Desde aquí, una rampa mantenida conduce al collado por el que se accede a la cima. A diferencia de aquella ocasión de 1987, la ausencia de nieve desde aquí a la cima hizo imposible calzarnos los esquís en ella.

El momento crítico del primer viraje.

La nieve desigual nos mantuvo bien atentos durante toda esta parte del descenso.

Unos cuantos giros más y llegamos al estrechamiento.

La nieve empezaba a estar demasiado blanda y debíamos extremar las precauciones en esta primera parte del descenso, por encima del estrechamiento, para evitar una caída aquí, o que una colada de nieve de fusión nos arrastrase. De uno en uno y giro a giro fuimos descendiendo esta zona con la máxima precaución, no sólo por la pendiente, si no también por la nieve tan cambiante entre la zona de sombra y la soleada. Igual dabas un giro en nieve compacta, como las espátulas se te empotraban en la nieve “papa”.

Fernando empezando la parte más delicada.

Fernando asegurando en esta zona peligrosa.

Aquí hay que asegurar cada giro.

Llevabamos el piolet a mano por si fuera necesario anclarnos y destrepar, ya que justo en esa zona estrecha más empinada, la antigua nieve más dura complicaba el agarre de los cantos. Con prudencia fuimos pasando de uno en uno este paso y empezamos a relajarnos en la pendiente menos exigente que hay a partir de aquí. Ya con la sonrisa en la cara comenzamos a enlazar los giros y descender con algo más de velocidad. Pero este exceso de confianza en la parte media de la canal, llevó a Fernando a pegarse un revolcón sin más consecuencias que en el orgullo, y que nos recordó que todavía no habíamos llegado abajo.

Llegando al paso más complicado del estrechamiento en el que asomaba el hielo.

Ya sólo queda pasar el escalón y a disfrutar.

En la zona central pudimos ir algo más alegre.

La zona final, poco inclinada, fue muy divertida por su estrechez, teniendo que hacer giro al viejo estilo que tanto le gusta a Fernando y en el que es un verdadero maestro. El reguero de nieve terminó y con los esquís en la chepa descendimos las pedreras y los acogedores bosquecillos de abedules hasta el pueblo, en donde lo celebramos con una cerveza. Un entrañable descenso junto al “patriarca rider” y al “viejuno styler” que saborearemos durante mucho tiempo.

Fernando con su “viejuno style”.

A partir de la mitad, la nieve empezaba a estar demasiado “papa”.

Y el “patrirca rider” bailando unas jotas para celebrarlo.

Texto e imágenes: equipo RECmountain

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ADVERTENCIA: Las actividades aquí descritas entrañan riesgos y están realizadas por especialistas y técnicos expertos. Advertimos de la necesidad de practicarlas con la prudencia y experiencia necesarias, con la técnica y el material adecuados y acompañados de guías o monitores profesionales.

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