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Tubos empinados, largos, encajonados entre agujas de roca y poco frecuentados. Los tubos de la cara SE de La Maliciosa nos introducen en un rincón de gran ambiente alpino y nos exigirán una buena técnica para disfrutarlos. Durante este invierno de buenas nevadas, hemos aprovechado para visitarlos.

Ficha Técnica                                                     Mapa de Situación

La Maliciosa posee uno de los perfiles más atractivos de la Sierra, sobresaliendo hacia la Meseta Sur y asomándose a las torres de Madrid. Desde su cima podemos contemplar a nuestros pies las laderas que llegan hasta los mismos edificios de la capital. Sus cuatro torres más altas emergen de entre la polución y nos choca verlas tan cerca de este rincón tan alpino en el que crestas, paredes y canales de nieve se yerguen sobre el llano.

Vertiente sureste de La Maliciosa.

Y la vertiente suroeste.

Aprovechando esta temporada en la que la nieve nos ha alegrado la vida y ha caído en abundancia, teníamos que descender por esos tubos de la cara SE que en raras ocasiones están esquiables. Después de unos días de altas temperaturas pensábamos que el descenso no sería de mucho desnivel, pero gracias a los regueros en los que se acumulaban restos de coladas de fusión, era posible descender hasta bien abajo, en torno a la cota 1600-1700.

Hacia la cima del Peñotillo.

Subiendo desde el collado del Piornal.

El acceso más cómodo si no hay nieve desde el fondo del valle, es remontar desde el Puerto de Navacerrada hacia los repetidores de La Bola y desde allí descender al collado del Piornal para remontar la ladera norte de “La Mali”. En total, alrededor de una hora y media. La opción de remontar desde La Barranca nos supondrá un desnivel de 1000 m pero en raras ocasiones podemos calzarnos los esquís desde el coche y el pateo puede ser importante.

Vista de La Pedriza desde la cima.

Entrada a los tubos de la vertiente sureste.

Desde la misma cima de La Maliciosa podemos elegir por descender varios tubos, todos ellos interesantes. El más cercano a la cima no presenta demasiada dificultad, siendo relativamente ancho en un principio, para poco a poco, ir encajonándose entre las agujas de roca. Un poco más allá encontramos otro tubo algo más empinado y que también se va estrechando a medida que descendemos. El siguiente es el más exigente ya que es bastante estrecho, incluso demasiado para nuestros esquís si no hay mucha acumulación de nieve.

Entrando en el tubo SE.

Primeros virajes en la parte ancha del comienzo del tubo.

Hacia el primer estrechamiento.

Nosotros elegimos el intermedio, entrándole con precaución, el arva encendida y de uno en uno, por la posibilidad de que la placa de viento de su parte superior se desprendiera a nuestro paso. Más abajo la nieve estaba trasformada, y en la zona más empinada y estrecha, era más de fiar. Siguiendo el descenso entre paredes y agujas, los tres tubos descritos se unen en otro más ancho y menos pendiente en el que las coladas y pequeñas avalanchas de fusión habían ido depositando bolas y bloques algo incómodos de pasar.

Ambiente alpino en esta zona del tubo SE.

Parte media del tubo.

Aprovechando al máximo los regueros de nieve.

Pero gracias a estas acumulaciones, el reguero de nieve descendía mucho más allá de lo que esperábamos y seguimos descendiendo entre canchales, brezos y los numerosos arroyos hasta bien abajo. Cuando ya fue imposible seguir con el descenso, bocata, trago de agua y a disfrutar de las vistas tan particulares hacia la gran ciudad. A pesar de llevar aquí toda la vida, nos sorprende el contraste tan brutal que existe entre la vida urbana y la vida en la montaña, en tan solo 40 km de distancia!!!

Y remontando la canal.

Pasando por los depósitos de las coladas de fusión.

Y  llega el momento de cargar con los esquís a la espalda.

Los primeros metros de ascensión de la canal se puedens hacer con los esquís puestos, e incluso si optamos por desviarnos a nuestra derecha, hacia la arista E de La Mali, podemos seguir con ellos casi hasta arriba. Pero ascender las estrecha variantes de esta vertiente con los crampones puestos, es motivo suficiente para ir por los tubos. Además, así podemos estudiar otros posibles descensos por aquí y por allá.

El tubo SE con las torres de Madrid al fondo.

Remontando hacia el estrechamiento central.

Y vuelta a la cima de “La Mali”.

Las últimas luces nos acompañan mientras llegamos a la cima y nos dirigimos hacia La Bola para volver al coche. Una excursión que os recomendamos a todos mientras haya la nieve suficiente.
Texto e imágenes: equipo RECmountain

OTRAS LÍNEAS DE LA SIERRA DE GUADARRAMA

Es sin duda, una de las líneas más interesantes de Siete Picos. La canal de la X parte del pico más alto, el 7º, y discurre por una evidente canal entre espolones graníticos de caprichosas formas que desafían el equilibrio, y que confieren a este descenso un carácter singular dentro de la Sierra de Guadarrama.

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La nieve suele escasear en esta vertiente de los Siete Picos. Su orientación sur, su escasa altitud y años de temperaturas más altas de lo normal, han hecho que no sea visitada prácticamente nunca con los esquís. Pero cuando llegan las nieves con abundancia, se dibujan en esta fachada de pinos y rocas numerosas e interesantes líneas. Prácticamente de entre cada uno de los seis picos principales se forman canales que confluyen todas en el bosque de Camorritos.

La canal de la “X” a la derecha de la foto.

Agujas de granito enmarcando la canal.

Juego de luces en la parte baja de la canal.

En el año 1996, las grandes nevadas de enero trasformaron el paisaje de toda la Sierra de Guadarrama. Se alcanzaron espesores record que en algunos lugares desdibujaban el relieve que conocíamos. En Siete Picos, después de una semana de intensas nevadas, la cara sur era esquiable casi por cualquier sitio. Había acumulaciones de varios metros incluso en la zona del pinar, así que remontando por el espolón este me calcé los esquís en la misma cima, a la que se accedía por un ventisquero que tapaba totalmente el roquedo donde se asienta el vértice geodésico. El descenso por la canal de la “X”, con nieve polvo hasta Cercedilla, ha sido una de esas batallitas que he contado insistentemente a mis hijos.

Luis en la cima de Siete Picos en el año 1996.

Pinos enterrados a la salida de la canal en el 96.

Luis en el inicio de la canal en el 2009. Foto: Kike Ribas

Así que este año de mucha nieve (no tanta como en el 96) Alberto y Álvaro han trillado varias de las posibilidades de esta cara sur, llegando con los esquís puestos hasta Camorritos. Remontando desde el Puerto de Navacerrada, en poco más de una hora se llega a la cima del 7º Pico, el más alto. En el mismo vértice geodésico es posible clazarse los esquís y descender entre las rocas de la cumbre, en ocasiones con algún pequeño salto, hasta la embocadura de la canal. Se puede entrar en la canal por cualquiera de los dos ramales superiores de la “X” pero la entrada más interesante es por la de la derecha según miramos desde abajo.

Remontando desde el Puerto de Navacerrada.

Llegando a Siete Picos por el espolón este.

Calzándonos los esquís en la cumbre del 7º, con Kike Ribas.

La canal de la X tiene su zona más expuesta al comienzo, donde no está permitido ningún error ya que suelen aflorar algunas de las grandes rocas que aquí y allá salpican la canal. Si no se encuentra con mucha nieve, la entrada puede estar interrumpida por un resalte de roca de un metro. Además, es aquí en donde podemos encontrar la nieve dura debido a la exposición al viento, o incluso helada si hemos tenido procesos de hielo-rehielo. La inclinación máxima de esta zona, la más empinada, ronda los 45º pero enseguida pierde inclinación y se hace más esquiable y divertida, pudiendo darle con un poco más de velocidad.

Bajando las rocas de la cima.

Resaltes helados a los lados.

Hay rocas para saltar por todas partes.

Enmarcada a los lados por agujas rocosas de caprichosas formas y bolos redondeados en precario equilibrio vamos descendiendo con pequeños resaltes que en las ocasiones en que escasea la nieve, puede obligarnos a dar algún salto. En esta zona no conviene entretenerse demasiado ya que una posible avalancha se encauzaría por aquí y podría resultar peligroso. Si necesitamos detenernos, será conveniente hacerlo en lugar seguro, apartado del eje de la canal. A ambos lados tenemos rocotes con alguna cascada de hielo para poder saltar si las condiciones son adecuadas.

Jugando con las agujas al fondo.

Entre los pinos de Camorritos.

En la salida de la canal.

Uno de esos escasos días de sol y nieve polvo.

A medida que la canal se ensancha y desdibuja, empezamos a encontrarnos árboles, alguno de ellos enormes, y tendremos que encontrar la traza más limpia entre ellos, normalmente por la margen izquierda del arroyo, según bajamos. Si tenemos nieve suficiente podemos continuar descendiendo hasta toparnos con una pista forestal que atravesando hacia la derecha llega a la vía del tren de montaña que sube a Cotos. Siguiendo por cualquiera de las dos vías de comunicación llegaremos sin dificultad hasta la carretera que llega a la estación de Camorritos desde el pueblo de Cercedilla.

Reponiendo fierzas para continuar entre los pinos.

Equilibrios pasando uno de los arroyos de Camorritos.

Grindándonos la vía del tren.

Y aquí, o nos vienen a buscar o esperamos al tren para regresar al Puerto de Navacerrada. Aunque también es interesante remontarnos la canal y disfrutar de la ascensión entre estas formaciones rocosas, piedras caballeras, pinos retorcidos por las inclemencias meteorológicas, y más si pilláis unas luces tan espectaculares como las que tuvimos nosotros mientras se ponía el sol. Momentos para saborear la montaña y ¡¡¡al lado de casa!!!

Espectaculares colores con la puesta del sol.

Remontando con las últimas luces.

Los pueblos se iluminan mientras las montañas se apagan.

Después de años de espera para tener la nieve suficiente, por fín este invierno hemos podido bajar esas líneas tantas veces trazadas con nuestra mente desde nuestra casa en Cercedilla.

Texto e imágenes: equipo RECmountain

OTRAS LÍNEAS DE LA SIERRA DE GUADARRAMA

Mientras Álvaro y yo no hacíamos otra cosa que estar disfrazados, o al menos eso es lo que parece cuando abres el álbum de fotos, nuestros padres no paraban de subir a la sierra a esquiar y disfrutar de la famosa y gran nevada del 96. Álvaro y yo hemos ido creciendo y con disfraces más apropiados para la ocasión, nos hemos preparado para descender esta preciosa pared que vemos todos los días al despertarnos.

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Uno de los días de sol, nuestro padre remontó los 900 metros de desnivel que separan Cercedilla de la cima de los Siete Picos. Se asomó desde el 7º pico con sus esquís a la cara sur y descendió con las mejores condiciones posibles este murallón hasta el mismo pueblo de Cercedilla. Sol, nieve polvo y tablones Dynastar de 1,90 m de alto y 65 cm de patín. Los días que hacía mal tiempo era cuando aprovechaban para subirnos a nosotros a la montaña…

Como nos gustaba disfrazarnos…

… y este era el atuendo que preferíamos.

En ese año del 96, después del nevadón se encontraba en inmejorables condiciones y Guadarrama parecía Alaska, salvando las distancias. Aunque esta fuese una situación especial, ya que no suelen caer 4 metros de nieve en 4 días, no hay que perder la esperanza. Y no la hemos perdido, así que cuando por fin este año la vertiente sur  de Siete Picos ha estado esquiable, hemos aprovechado para hacer realidad esta bajada tantas veces soñada.

Siete Picos con el nevadón del 96.

El parking de la Venta Arias enterrado.

Debido a su escasa altitud y encima, orientación sur, esta ladera no suele estar esquiable casi nunca. A finales de febrero de 2013 la hemos bajado hasta Cercedilla por sus distintas canales unas 7 veces. Pasados sus 500 metros de canal llegamos a las faldas de la montaña, con distintas opciones de senderos que transcurren entre pinos, robles y brezos hasta Camorritos, en donde termina el descenso.

Las líneas fundamentales de la cara sur: I, K y X.

Espectro de Broken al llegar a la cima de Siete Picos.

Para los descensos de la cara sur de Siete Picos, recomendamos acceder en el tren de montaña hasta el puerto de Navacerrada y subir foqueando a la cima. Después de bajar la cara sur llegaremos sin esfuerzo hasta la estación de Siete Picos del citado tren, muy cerca de la colonia de Camorritos en Cercedilla, hasta donde podemos llevar el coche.

Desde el Cerro del Telégrafo hacia los Siete Picos.

Con el del trillo a cuestas.

Y al fin le dejamos atrás (cariñosamente hablando).

El descenso por la canal de la I no presenta dificultades. Es una evidente canal con pinos dispersos que lleva directamente al río de Camorritos. La entrada se sitúa entre el 3º y el 4º pico y su pendiente es de entre 30º y 35º. Al llegar al río nos encontramos una pista que viene desde Navarrulaque y desciende hasta Camorritos.

En la cresta de los Siete Picos.

Entrando en la cara sur.

Con el 2º Pico asomando entre la niebla.

La zona de la K es un conjunto de pequeñas canales que confluyen en una misma y termina con su llegada al pinar. La principal se reconoce fácilmente porque sale del collado entre los picos 5º y 6º, y es la más rectilínea y directa de todas. Con unos 40º de inclinación como máximo, ofrece muchas posibilidades para jugar con el terreno o saltar rocas, si es que hay nieve suficiente.

En la cima del 5º Pico estudiando la entrada a la K.

Una de las múltiples entradas a la K.

Los laterales de la canal dan mucho juego…

… sobre todo a Javi, que se mete un bonito backflip.

La zona superior de la canal presenta diferentes entradas entre los roquedos de los picos, en ocasiones con cierta dificultad y algún salto obligado. Pero una vez en el eje principal, podemos darle cera todo lo que queramos ya que no tiene ningún paso comprometido. Llegamos así hasta el límite del bosque, primero con árboles dispersos, para después ir espesándose hasta hacer que tengamos que rebuscar el mejor paso. Culebreando y cruzando unos cuantos arroyos, llegamos hasta la vía del tren de montaña que nos llevará hasta Camorritos.

Llegando al límite del bosque…

… encontramos dos inmensos pinos característicos de esta canal.

Y Luis también estuvo.

El impresionante pinar de Siete Picos.

Y a remontar que todavía nos da tiempo a otra.

Texto e imágenes: equipo RECmountain

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