Descenso de la cara Norte del Pico Lenin

Altitud 7134 m, desnivel 3000 m, inclinación media 40º y 50º de máxima… La imagen de la inmensa cara norte del Pico Lenin, blanca de nieve y azul de hielo, nos cautivó desde la primera vez que la vimos en foto. ¡Teníamos que esquiarla!

Ficha Técnica                                   Mapa de Situación                                        Vídeo

¿Realmente será posible esquiar la cara norte después de tantas nevadas? ¿Será suficiente la aclimatación que tengo? ¿Seré capaz de ascender en solitario hasta la cima? Cuántas dudas te asaltan durante los atardeceres en la montaña.

Camino del Campo 3 con vistas hacia el campo base.

Cerca ya del C3, puedo ver el C2 bajo el espolón rocoso.

Me comunican que Mariano ha intentado subir pero ha tenido que darse la vuelta otra vez, malo del estómago. Me aburro de estar sólo y parado, así que subo al campo 3 por la ruta conocida, pero hoy se me hace más pesado. Llego a él con un vendaval, mucho frío y algo de nubosidad. Estudio la ruta de subida a la cima y descubro que no es lo esquiable que a priori pudiera parecer.

Preparando las tiendas con mis tres vecinos del C3.

Atardecer en el Campo 3 a unos 6200 m.

Me despierto: pocas nubes, mucho frío y muchísimo viento. ¿Qué hago? Aquí sólo me voy a aburrir como una mona, así que me subo. Me forro con toda la ropa que tengo y no asoma ni la punta de la nariz. Empiezo a foquear y aquellas pendientes que veía esquiables están formadas por grandes “sastruguis” difíciles de pasar con las tablas. Dos de mis vecinos se animan a seguirme.

Frío y ventoso amanecer en el campo 3.

El viento y después la niebla hacen penosa la subida.

Paciencia: quita esquís, pon esquís, quita esquís,… ¡Joder, qué largo y pesado es ésto! Mis vecinos se han dado la vuelta. Empiezo a acusar la altitud: cincuenta pasos y descansito. El viento sigue con fuerza, pero lo peor son las nubes en las que ya me veo envuelto. Asciendo lo que supongo será el último repecho empinado antes de la cumbre.

Vista desde el Razdelnaya de la arista que me espera.

De los tres que salieron del C3, ya sólo veo a uno.

Por el aspecto llano y la sucesión de dunas que atisbo entre la niebla, la cima está muy cerca, pero ¿dónde? Empiezo a tener síntomas de ceguera de montaña y no puedo perder más tiempo si quiero tener alguna opción de acceder a las canales que te introducen en la cara norte. Así que decido no seguir buscando más la cima y dirigirme a ellas con los esquís.

El fuerte viento descarna la arista oeste y hace dificil foquear.

Hacia el oeste aparecen las primeras nubes en las cimas.

Realmente no sé por dónde estoy entrando, y si hay algo que me corta el paso. La pendiente se va acentuando y sólo espero no tener que volver a subir lo descendido. Debo pasar por encima de unos domos de nieve dura de unos 45º ó 50º. Me lanzo, y cuando llego a una canal entre ellos se me empotran los esquís en  nieve blanda y caigo.

Parece que la cima está allí, al fondo.

Cerca de la entrada a las canales de acceso a la cara norte.

Como a cámara lenta siento cómo fuerzo los muelles de las fijaciones y una me salta. Me desequilibro y caigo. Despacio al principio pero ganando velocidad súbitamente. No veo nada y no puedo respirar por la nieve que he tragado. Doy vueltas, no sé cuántas. Lucho por incorporarme sobre el único esquí puesto, y lo consigo. Me deslizo sobre él y me detengo.

Con cara de susto entre la niebla y la nieve.

Cuando levanta la niebla consigo hacer algunas fotos de la pared.

No sé dónde estoy con precisión ya que ahora hay peor visibilidad, además de condiciones de nieve para que haya avalanchas, y mi moral por los suelos. Debo seguir bajando y lo hago como si huyera. Enlazo virajes hasta que veo el espolón que baja de la cima y desde allí continúo hasta las rastros de las avalanchas de hace unos días que descienden directamente hasta la base de la pared.

Hay que seguir bajando, aunque no sé bien por donde debo hacerlo.

Cuatro giros y parada. ¡¡Estoy reventado!!

No distingo entre nieve y niebla, entre movimiento y parada. En algunas ocasiones voy tanteando la nieve por delante de mí en busca de grietas ocultas. Y así sigo bajando y bajando, aunque ahora se ha puesto a nevar y la temperatura ha subido estropeando la nieve. Esto es inmenso y no sé por dónde debo seguir para encontrar la huella que me lleve al buen camino entre la peligrosa zona de grietas de la base de la pared.

Casi ni se distinguen los relieves.

Estoy al límite cuando llego a la ruta normal.

¡Veo dos puntos negros que se mueven! Sí, son dos personas en la ruta normal. Les alcanzo antes de que desaparezcan en la niebla. Lo he conseguido. Exhausto llego al campo 1 y al día siguiente al base en donde recibo el abrazo de Mariano y las felicitaciones de mi familia desde el otro lado del teléfono. Son a ellos, familia y amigos a los que agradezco infinito su compañía.

Apenas sin fuerzas llego a la ruta normal, todavía con las señales en la cara de todo lo ocurrido.

Le dedico este descenso a Mariano, ya que sin su compañía nunca hubiera podido realizarlo.

Texto e imágenes: Mariano Frutos y Luis Pantoja

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ADVERTENCIA: Las actividades aquí descritas entrañan riesgos y están realizadas por especialistas y técnicos expertos. Advertimos de la necesidad de practicarlas con la prudencia y experiencia necesarias, con la técnica y el material adecuados y acompañados de guías o monitores profesionales.

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Categorías: ESQUÍ, Esquí de Montaña

Pico Razdelnaya: descenso con esquís

El Razdelnaya de 6300 m es uno de los satélites del pico Lenin, en la cordillera del Pamir. Su esquiada hasta el campo 2 de la ruta normal a ese “sietemil” no sólo supuso una buena aclimatación, si no que fue en sí misma, una actividad de lo más exigente.

Ficha Técnica                                   Mapa de Situación                                       Vídeo

El pico Lenin se encuentra situado en la cordillera del Pamir, en Asia Central, y uno de sus satélites, el Razdelnaya, sirve como aclimatación para poder atacar ese gigante de 7134 m. Esta montaña hace frontera entre Kirguizstán y Tadjikistán, en donde conviven en perfecta armonía musulmanes, ortodoxos, budistas y demás, en un auténtico ejemplo de tolerancia. Mi amigo Mariano Frutos y yo volamos en julio hasta Osh, desde donde una traqueteante furgoneta nos llevó al Campo Base.

 

Ciudad de Osh, rodeada de desierto y montañas.

Mercado de Osh en donde comprar la comida para la expedición.

Paisaje camino del Pamir.

El Campo Base se sitúa a 3600 m en una zona de prados muy agradable y cómoda, justo antes de que la ruta hacia el Pico Lenin se adentre en los hielos de los glaciares de esta impresionante cordillera. Aquí podemos entablar relación con las gentes del lugar que en verano abastecen los campamentos de los alpinistas y que son de lo más hospitalario.

La infraestructura nos la proporcionó la agencia Kirguiz Ak-Sai travel

Yurta de una de las familias nómadas de la zona.

Interior sencillo y confortable de una yurta.

Calor, sol, tormentas, lluvia, granizo y nieve. Ese es el tiempo del que disfrutamos mientras aclimatamos en los picos cercanos. Y aunque el tiempo no es el mejor, nos trasladamos al Campo 1 a 4200 m, como no, bajo una intensa nevada. El mal tiempo hace que nos refugiemos en este campo hasta que las condiciones mejoren, ya que los riesgos en la ruta de subida son evidentes. Estamos a mediados de julio, sólo dos personas han logrado la cima y ya ha habido una víctima mortal.

Empezando la aclimatación.

Aproximándonos al glaciar que viene del Lenin.

Las nevadas son habituales hasta en las proximidades del campo base.

No podemos perder más jornadas y después de una semana de mal tiempo, y tras esperar a que la nieve nueva se asiente, decidimos desempaquetar los esquís y firmar una atractiva pared de un pico cercano. Tenemos ganas de calzarnos ya los esquís después de tantos días refugiados en las tiendas. Pero como habíamos presumido, las avalanchas un día de Sol como hoy van a prodigarse, y esa pala tan bonita que pensábamos descender, se ha venido abajo entera.

Campo 1 a unos 4100 m al pie de la cara norte del Lenin.

El riesgo de aludes era grande tras los días de nevada.

Toma de contacto con las nieves del Pamir en las cercanías del C1.

Durante la noche hemos vuelto a oír cómo nevaba fuera, pero de madrugada nos ponemos los esquís bajo un cielo estrellado. Encendemos los frontales y avanzamos deprisa para superar la zona más técnica y agrietada del glaciar. Es un pequeño caos de seracs y grietas que más vale pasar deprisa y que supone la parte más complicada de la ruta. A partir de aquí aceleramos el ritmo, ya que hasta el campo 2 nos espera una larga y expuesta travesía ascendente, por donde las avalanchas a menudo barren la huella provenientes de la cara norte del Lenin.

De madrugada camino del campo 2.

Llegando a la zona de seracs que caen de la cara norte.

Laberinto de grietas para acceder a la cara norte.

Una vez instalado el Campo 2, derretimos nieve y contemplamos un plácido atardecer. Todo parece perfecto, pero no. Miro a Mariano y veo que tiene mala cara, y por lo que dice, peor estómago. No pega ojo en toda la noche, y a la mañana siguiente decide bajarse al campo base para recuperarse. Son momentos de incertidumbre en los que no sabes si descender con tu colega o ir preparando el terreno mientras se recupera más abajo. Me quedo con la esperanza de que, mientras monto el campo 3, mejore y vuelva aquí.

Plató bajo la cara norte del Lenin con el Razdelnaya al fondo.

Aglomeración en el Campo 2.

Mariano tiene que bajar para recuperarse.

El Razdelnaya es un pico de 6300 m que se encuentra sobre el emplazamiento del campo 3, muy cerca de éste. Decido emplear el día en ascender a él y enfilo las larguísimas pendientes que poco a poco se van empinando cada vez más. Comienzo con los esquís puestos pero en la parte alta la inclinación de unos 40º, hacen que sea más prudente echarlos a la espalda. En tan sólo 3 horas llego a la cima, quito pieles, bloqueo fijaciones, aprieto ganchos y cojo bastones: unas pocas fotos, alguna secuencia de vídeo y me bajo.

Seracs cerca del campo 2 que luego saltaría en el descenso.

Camino del Razdelnaya con el Campo 2 y medio a 5500 m.

En el Razdelnaya preparándome para bajar esquiando.

Los primeros giros son cautelosos, pero cuando llego a la zona empinada me acelero. Esta nieve costra y ligeramente compacta, rompe bien  yendo rápido y con viraje amplio. Voy cogiendo confianza a medida que desciendo y aunque la fatiga hace que tenga que parar de vez en cuando, estoy disfrutando como pocas veces. Incluso me permito el lujo de un pequeño salto en unos seracs cerca ya del campo 2.

Preparado para el descenso con el Lenin al fondo.

Huellas de mis esquís en las laderas del Razdelnaya.

Estoy pletórico y pienso que el Lenin es pan comido. ¡Qué equivocado estaba!

Texto e imágenes: Mariano Frutos y Luis Pantoja

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