Lyngen: Trollvastinden, cara W

El Trollvastinden es uno de los picos más altos de esta parte norte de la cordillera de Lyngen, pero sobre todo es esbelta y afilada por todas sus vertientes. Canales y aristas rocosas confluyen en su cima provocando que su ascensión no sea fácil. En su vertiente Oeste, una empinada canal atraía todas nuestras miradas para el último día en Lyngen.

Ficha Técnica                                       Mapa de Situación                                              Vídeo

En nuestra visita a Lyngen, además de contemplar las auroras boreales, pudimos realizar algunas interesantes, aunque no completas, líneas.

Estas montañas están constituidas por dos macizos casi separados por un profundo fiordo, siendo el del norte más húmedo y el del sur más frío y continental. El macizo situado más al norte tiene picos que superan el kilómetro de desnivel, siendo el más alto el Store Lenangstinden con 1625 m, y aunque sus elevaciones no son exageradas, hay que contar con que partimos desde el mismísimo nivel del mar, a orillas de los fiordos.

El último día queríamos ascender al Trollvastinden, una preciosa pirámide de 1400 m de altitud y desnivel que se encuentra separada de la costa por varios kilómetros de llanura. Aunque el cielo estaba cubierto de nubes medias y altas que rozaban las cumbres, esperábamos que nos diera tiempo antes de que llegara la nevada prevista. Salimos foqueando desde la cabaña atravesando una sucesión de lagos helados y bosquetes de abedules raquíticos por un auténtico paisaje de tundra.

Después de 8 kilómetros de travesía llegamos al pie de la montaña y comenzamos a ascender por sus faldas mientras empezaban a caer los primeros copos. A mitad de subida ya no se veía nada y dominaba el “whiteout”, obligándonos a parar a la espera de visibilidad suficiente como para orientarnos hacia la canal correcta. Cuando asomaba algún contrafuerte rocoso conseguíamos avanzar algo, pero finalmente tuvimos que desistir, principalmente por la incertidumbre de poder encontrarnos en una zona expuesta a los aludes. En terreno desconocido preferimos actuar con un grado más de prudencia.

Comenzamos el descenso sin separarnos más de lo que nos permitía la mala visibilidad, apenas 20 metros, e intentando no desequilibrarnos en este relieve blanco invisible que teníamos bajo las tablas. Alcanzada la cresta noroeste la visibilidad mejoró y pudimos descender por uno de los tubos que llevan al bosque. Una corta canal de 40º de pendiente máxima con la complicación de encontrarse bastante escasa de nieve por el fuerte viento que azota este espolón.

En las laderas menos empinadas cercanas al bosque, la nieve era más abundante pero no mejor. Una costra que, hasta con estos esquís de 112 de patín, costaba manejar. Entre los abedules asomaban de vez en cuando algunas roquitas por donde pudimos entretenernos sacando algunas fotos saltando. Las rampas finales hasta el llano fueron las mejores, con más espesor y alguna zona no tan encostrada.

La travesía de 8 kilómetros final fue una apuesta para ver quién llegaba antes hasta la cabaña, si Álvaro con las pieles puestas o Alberto sin ellas. Igualada estuvo la cosa: lo que ganaba Alberto deslizando por los llanos, lo perdía patinándose hacia atrás en los repechos. Finalmente llegaron prácticamente a la vez.

En la cabaña nos esperaba una estufa a la que le metimos bien de leña para calentarnos. También disponíamos de una sauna común en la que armarte del valor suficiente como para darte una carrerita hasta el mar y presumir de darte un baño en el Océano Glaciar Ártico.

Volvimos con un montón de experiencias en la mochila, pero con el amargo sabor de dejar uno de los más bonitos rincones que hemos conocido. Con el rigor de los climas fríos y las comodidades de la civilización, con el blanco dominando el día y los colores de las luces del norte por la noche, y sobre todo, con infinitas posibilidades para el esquí de montaña. Nosotros ya estamos pensando en volver, y es que en este lejano lugar no nos hemos dejado de sentir como en casa.

El Trollvastinden iluminado por las auroras.

Guía práctica:
Avión: Norwegian Airlines. Madrid-Oslo y Oslo-Tromso
Alojamiento: Svensby Tursenter, 9064 Svensby, telf. +4477210850 post@svensbytursenter.no
Aludes: Varsom
Auroras: aurora-service ; gi.alaska/europe
Otra información: Visitnorway ; Muntania
Texto e imágenes: equipo RECmountain

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ADVERTENCIA: Las actividades aquí descritas entrañan riesgos y están realizadas por especialistas y técnicos expertos. Advertimos de la necesidad de practicarlas con la prudencia y experiencia necesarias, con la técnica y el material adecuados y acompañados de guías o monitores profesionales.


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