Kyrguizstán: Karkará N
En Kirguistán hemos conocido el lado más auténtico y puro del esquí de montaña. Sensaciones de libertad y de soledad en una inmensidad de valles y laderas, lejos de la civilización. El contacto con una naturaleza salvaje y auténtica, descubriendo secretos ocultos, aprendiendo grandes lecciones y conociéndonos mejor a nosotros mismos. No es la primera vez que venimos, ni será la última. Volveremos, siguiendo el espíritu nómada de este pueblo.
Ficha Técnica Mapa de Situación Vídeo
Kirguistán es un país del que la gente apenas ha oído hablar. Las connotaciones de su nombre evocan tierras áridas y culturas cerradas. Pero estos prejuicios están bien lejos de la realidad. Este es un lugar de confluencia y convivencia entre distintas culturas. Cristianos, ortodoxos y musulmanes comparten este territorio. Los rasgos orientales propios de los pueblos de Asia Central, se mezclan con los occidentales debido a la colonización soviética. En la variedad de sus gentes encontramos, sin embargo, elementos comunes: la amabilidad y la hospitalidad. Y esto hace de esta tierra un lugar tranquilo y seguro, en el que nos sentimos como en casa. Gracias a nuestros amigos de Ak-Sai Travel pudimos disfrutar de auténtico esquí de montaña en el Tien Shan.
Después de sobrevolar la inmensidad plana de la estepa rusa, aterrizamos en Bishkek y la primera imagen que tenemos de la capital se dibuja en un escenario de montañas con grandes paredes y glaciares. Kyrguizstán se sitúa a la misma latitud que la Península Ibérica, en Asia central, entre China, Kazajistán, Uzbekistán y Tayikistán, con una geografía definida y dominada por el terreno montañoso de las cordilleras del Pamir y del Tien Shan. Tres de sus cimas alcanzan los 7000 metros (Khan Tengri, Lenin y Pobeda) y su altitud media es de 2750. Así pues, es cierto cuando dicen que Kirguistán no es un país de montañas, sino montañas hechas país.
Nada más comenzar el camino hacia el este nos damos cuenta de que el simple hecho de llegar a nuestro destino será una aventura. Nos dirigimos a la frontera con Kazajstán, al campamento de Karkará, en la esquina nordeste del país. Atravesamos por carretera la orilla norte del lago Issyk-Kul, el segundo lago salino más grande del mundo y el séptimo más profundo, cuyo nombre significa “lago caliente”. Pronto el asfalto va desapareciendo y ganamos altitud. La carretera se adentra en unas montañas cada vez más cubiertas de manto blanco y la pericia de los conductores se hace notoria a medida que las ruedas van hundiéndose en la nieve. En el paso fronterizo la presencia militar contrasta con las sonrisas de los niños de la aldea de Karkará.
Ayudados por las motos de nieve, recorremos los últimos kilómetros hasta el campamento. Una instalación en la orilla del río que separa ambos países y que tiene todas las comodidades que podríamos desear. Las instalaciones del campamento están gestionadas por la agencia de turismo Ak-Sai Travel (https://ak-sai.com/es/) y tienen todas las comodidades que se pueden pedir en un lugar perdido entre las montañas: cabinas dormitorio dobles con calefacción; aseos, duchas de agua caliente y lavadora; una amplia estancia comedor en donde realizar los briefings antes de esquiar; conexión WiFi; e incluso una sauna junto al río en la que relajarnos tras las intensas jornadas de actividad.
La emoción de haber llegado a este lugar tan increíble trae el primer toque de atención de la semana: al llegar la noche y descubrir el cielo abarrotado de estrellas, nos alejamos cien metros del campamento para hacer unas fotografías nocturnas y los guías no tardan en salir a llamarnos a voces para que regresemos. Cuando preguntamos por qué, responden “because of the wolves” (debido a los lobos). Sólo ver sus huellas los días siguientes o recibir la noticia de que la semana anterior habían devorado un perro del campamento, nos pone la piel de gallina.
Comenzamos las jornadas de esquí reconociendo el Valle de Karkará, el más próximo a las instalaciones. En esta toma de contacto, descubrimos un terreno muy variado de laderas poco inclinadas de bosque muy abierto de coníferas. Tan sólo en las laderas cimeras observamos mayor inclinación y terreno rocoso. En la zona intermedia encontramos pequeñas hoyas y espolones, palas más inclinadas, cornisas… es una zona muy divertida con un relieve muy franco. Las rampas se van tumbando hacia el fondo del valle hasta llegar al río en el que se encuentra nuestra base. El valle de Karkará ofrece opciones muy variadas para todos los niveles y sus zonas de bosque son perfectas para resguardarnos en los días de poca visibilidad o mal tiempo.
Los servicios del campamento incluyen el traslado en motos de nieve, a primera hora de la jornada, hasta el fondo del valle elegido para esquiar. O bien sentados en la parte trasera de las motos, o remolcados con cuerdas, nos dejarán en el comienzo de las pendientes pronunciadas. Ir remolcado es mucho más cansado, pero desde luego, infinitamente más divertido.
Desde donde nos han dejado las motos en esta primera jornada, ya podemos contemplar el objetivo de hoy: el Karkará Peak, de 3150 m de altitud. Su cara norte presenta unos contrafuertes empinados e interesantes entre los que se encuentran corredores asequibles. Proponemos a Vadim, nuestro guía, el descenso por uno de esos corredores para empezar. Pero nos sorprende diciendo que no ve posible la bajada, no por la dificultad técnica si no porque en esta época del año la nieve está muy inestable. Insistimos y decidimos intentarlo.
Llegando a la zona en donde empieza la pendiente vemos que la nieve está muy venteada por lo que pensamos que sería conveniente hacer un rápido sondeo antes de entrar en la parte expuesta. El resultado nos deja atónitos: nunca hemos visto un manto de nieve como éste en ninguna otra montaña a la que hayamos ido. Bajo 50 cm de nieve polvo compacta, el manto está compuesto por más de un metro de cubiletes sin ninguna cohesión, hasta el suelo. Por supuesto que los tests de inestabilidad nos confirman las sospechas: con una sobrecarga débil se viene abajo.
Va a ser que Vadim tenía mucha razón. Nos cuenta que esto es habitual aquí y que en primavera el manto es muy inestable. Probablemente el intenso y continuo frío que llega hasta aquí durante todo el invierno desde Siberia, transforma cada capa de nieve que cae en granos angulados y de nula cohesión, haciendo que la nieve de primavera superficial menos fría, aísle y mantenga la metamorfosis de gradiente térmico durante muchas jornadas. Decidimos seguir por la cresta medio pelada hasta donde consideramos que empieza a no ser asumible el riesgo. Nos calzamos los esquís y bajamos la parte peligrosa por la misma cresta para luego afrontar las laderas bajas menos inestables. Por supuesto con todas las medidas de precaución posibles y el asa del ABS a mano.
Llegados al fondo del valle, volvemos a remontar hacia otras zonas más protegidas por el bosque, en donde el viento no ha formado placas tan densas. Desde el cordal entre el Chamynsai y el Karkará podemos ver el impresionante circo de la cara Noroeste de este último pico. Una pena pensar que, si no cambia, con estas condiciones va a ser intocable. Aún así, el terreno de juego en la zona boscosa es muy divertida, con cornisas, acumulaciones de nieve polvo y protegidos del viento.
Aprovechamos este valle para esquiar durante esos días en los que, ya sea por las malas condiciones meteorológicas o por la inestabilidad del manto nivoso, aventurarnos más allá resulta peligroso. La cantidad de pequeñas lomas, con diferentes orientaciones y pendientes, hacen que siempre encontremos rincones interesantes y divertidos de esquiar. Y para finalizar la jornada sólo te tienes que dejar deslizar valle abajo, por donde las motos nos han remolcado a primera hora, para llegar hasta el campamento a la orilla del río, y reponer fuerzas para el día siguiente.
Texto e imágenes: equipo RECmountain
ADVERTENCIA: Las actividades aquí descritas entrañan riesgos y están realizadas por especialistas y técnicos expertos. Advertimos de la necesidad de practicarlas con la prudencia y experiencia necesarias, con la técnica y el material adecuados y acompañados de guías o monitores profesionales.
Hola! Enhorabuena por ese gran viaje y compartirlo con nosotros. En Febrero viajamos allí, tengo dudas sobre qué tipo de esquí es el más adecuado, peso, anchura, radio, etc dada vuestra experiencia por allí! Muchísimas gracias!
Gran aventura Pantojas.
Muy bonito, dan ganas de ir.