El Yelmo con esquís

Hoy 11 de enero de 2021 hemos cumplido un sueño. Se han dado las condiciones, efímeras y probablemente irrepetibles en mucho tiempo. La borrasca Filomena nos ha permitido esquiar la Valentina del Yelmo, sin rápeles ni destrepes.

Ficha Técnica Vídeo Mapa de Situación

Muchas historias comienzan con una imagen. La vista del Yelmo nevado siempre despertó nuestro interés por la posibilidad de esquiarlo, aunque nunca lo vimos lo suficientemente cargado. El año pasado, Aitor Bárez nos envió una foto con bastante menos nieve, pero animándonos a plantearlo seriamente. En parte, eso nos motivó a reconocer la línea en verano, escalándola en zapatillas y con pies de gato por sus variantes: Vía Valentina al Yelmo.
No fue hasta el domingo pasado, 10 de enero, cuando Esther Murciano disparó con su teleobjetivo hacia la Vía Valentina, esta vez cargadísima gracias a su orientación al sotavento de Filomena.

A veces basta un vistazo para verlo claro. Nuestra inexperiencia en nieve sobre planchas de granito dejaba muchas incógnitas sin resolver, principalmente sobre las orientaciones peligrosas, el día adecuado y la hora clave para intentarlo. No paramos de pensarlo y de discutirlo entre nosotros. Pero Esther nos envió una foto de cómo amaneció El Yelmo el primer día de sol tras la nevada. Había voces que decían esperar varios días. Otras dudaban de la brevedad de esta oportunidad. Decidimos esperar. Os podéis imaginar la temática de nuestros sueños esa noche.

Nuevo día y nueva imagen del Yelmo. Para nuestra sorpresa, esta vez con un aspecto mucho menos helado y cálido. No sabíamos si la roca descubierta había perdido sólo el hielo superficial, o el Yelmo entero había sufrido una pérdida de espesor completa. Cambio de planes: era ahora o nunca.

Preparamos rápidamente la mochila y nos fuimos a Manzanares a toda velocidad. Necesitábamos ver las condiciones in situ. De camino a Manzanares el Real ya íbamos haciendo fotos y evaluando las condiciones.

La improvisación y la premura del día hicieron que saliéramos bastante tarde. Partimos del Tranco a las 11, con el poco margen de tiempo que nos pudiera dar el calentamiento de los riscos pedriceros al sol. El ritmo de ascenso hasta la base del Yelmo fue muy rápido, teniendo en cuenta la dificultad de este recorrido con medio metro de espesor de nieve y la mochila cargada de trastos. El Yelmo no se ve en todo el camino pero, como siempre, fuimos haciendo una evaluación continua de las condiciones nivológicas.

Percibimos que sobre terreno normal, la nieve al sol había aguantado sin transformarse demasiado. No era así sobre la roca. A menor espesor, mayor fusión del manto y menor cohesión con el granito. Iba a ser imposible ascender por la Valentina, ya que la bota al hundirse en nieve fundida y tocar piedra, se resbalaría purgando la pared. Sobre mayor espesor, al no estar transformada, corríamos el riesgo de hundirnos más y de sobrecargar peligrosamente las placas venteadas. Sabemos que con los esquís, el reparto del peso hace que te poses sin hundirte demasiado. La opción de descenso por la Valentina seguía estando en pie, aunque con incógnitas.

Ya teníamos claro que sólo existía la opción de subir por la chimenea norte. Memorizados todos los pasos y teniendo muy claro cada tramo del descenso, sólo faltaba apresurarnos en llegar a la cima para entrar en la Valentina lo antes posible y resolver todas nuestras dudas. Apenas tuvimos que abrir huella, y menos mal. Había una huella del día anterior magnífica. No sabemos de quién es, pero gracias. ¡Habríamos tardado mucho más!

De lo que restaba de subida, sólo quedaba despejar nuestras dudas sobre el paso por la chimenea. Accedimos por el escalón de la cara norte (evitando abrir huella por las resbaladizas planchas de roca del camino marcado de la vertiente NE). Fue fácil, divertido y rápido. La chimenea no fue tan fácil, pues tenía algo de hielo y nieve suelta. Terminamos quitándonos los esquís e incluso la mochila en varios pasos. Utilizamos los esquís como anclas de nieve para poder progresar por los ventisqueros que cubrían el último estrechamiento. ¡Fue divertido!

En pocos minutos tocábamos el vértice geodésico, muy mentalizados ya en el descenso y con un mar de dudas. La diferencia de temperatura entre la solana y la umbría era bestial. Debíamos darnos prisa en bajar. Daba comienzo nuestro ritual de preparación para el descenso.

Nos colocamos a mano todo el material que pudiéramos necesitar como cuerda, fisureros, Friends, tornillos, etc. Con un poco de incertidumbre comenzamos a deslizar con nuestros esquís por este pedrolo de granito. Enseguida llegamos a una de las zonas más expuestas, cuando tenemos que pasarnos hacia la cara norte. La suavidad en los giros debe ser máxima si no queremos llevarnos toda la capa de nieve.

Pasado este sector volvemos al espolón por donde debemos elegir el trazado más seguro sobre las planchas lisas de la cara Sur.

Llegamos a otro sector clave en donde el espesor de nieve es muy, pero que muy escaso y la pendiente se hace más fuerte. Las pequeñas coladas de bolas de nieve que vamos provocando, se precipitan escandalosamente por la pared sur. Aunque los esquís de vez en cuando van raspando la roca, podemos superar esta zona.

Y llegamos a la zona final con un paso estrecho y muy empinado que nos deja en el cortado final con salto obligado. Un brinco un tanto acrobático y conseguimos alcanzar la base de este monolito granítico.

Aunque el proyecto ya existía en nuestra mente desde hacía mucho tiempo, fue un descenso marcado por la incertidumbre, algo de miedo y sobre todo por una continua toma de decisiones. Las sonrisas de nuestras caras eran el fiel reflejo de esa tensión liberada. Conseguimos alcanzar uno de nuestros sueños.

¡¡¡Gracias Esther por las fotos y, sobre todo, por habernos acompañado en toda esta inolvidable jornada!!!

Texto e imágenes: equipo RECmountain

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ADVERTENCIA: Las actividades aquí descritas entrañan riesgos y están realizadas por especialistas y técnicos expertos. Advertimos de la necesidad de practicarlas con la prudencia y experiencia necesarias, con la técnica y el material adecuados y acompañados de guías o monitores profesionales.

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