Canal de Tejea y Canal Rectilínea

Última actividad del Proyecto Gredos por esta temporada. Además de las líneas que hemos hecho en el Circo, hemos conseguido el objetivo que teníamos: conocer las vertientes suroeste y oeste del Almanzor y el Cuchillar de Ballesteros. Comenzamos adentrándonos en la Canal Izquierda de las Canales Oscuras, por ser la más visible y franca. Más tarde nos acercamos a una de las más directas, la Canal Central que parte de la Portilla de los Cobardes (pronto habrá reportaje sobre ello) y para terminar hemos bajado a una de las zonas que más nos han atraído desde el principio: la Canal de Tejea desde el Cuchillar de Ballesteros  hasta los saltos de agua que dan a parar al Boquerón de Lancha Blanca. El plato fuerte vino en el ascenso, cuando decidimos subir por una de las canales más espectaculares de toda esta zona.

Ficha Técnica                                        Mapa de Situación                                             Vídeo

Estamos intentando ser algo rigurosos con la toponimia, si bien podemos confundirnos, ya que esta zona es completamente nueva para nosotros y no hemos encontrado ningún mapa en el que aparezcan concretados muchos de los lugares de los que hablamos. Estaremos encantados de que nos aviséis de las incorrecciones que encontréis.

Esta vez para variar, salimos de la Plataforma a las 6 de la tarde. Mañana será un día duro y es mejor reservar fuerzas.

La nieve comienza muy arriba subiendo al Morezón. Decidimos traer zapatillas y hacer el cambio antes de las últimas rampas. Al menos, esperamos tener continuidad hasta el refugio.

Diferencias con las dos excursiones anteriores del último mes: Mucho más viento y más frío. La nieve en la sombra permanece helada y eso jugará mañana en nuestra contra. Además vamos con mucha prisa porque a esta hora ya están empezando a servir la cena en el refugio Elola.

La norte del Morezón es de las pocas laderas a las que da el sol a estas horas y lo aprovechamos bajando por la directa a gran velocidad.

Un fotograma de la cámara de Alberto durante un derrape con el viento en contra. Momentos brutales.

De repente nos encontramos un agujero con una cascada en medio de la canal y nos vemos obligados a destrepar por un lado. ¡FRRREEERRRAITENN!

Puede que no bajemos del tirón, pero nos lo pasamos como enanos.

Sin ajustar los horarios, pero con cierta impaciencia, ascendemos por la Canal de Isabel II hacia el Venteadero para acercarnos al Cuchillar.

Hemos subido demasiado deprisa y aun da la sombra en la cara oeste de Ballesteros. La nieve está como una piedra en esta vertiente.

Esperamos a que de el sol durante casi dos horas mientras observamos este solitario lugar. Buscamos un balcón en el que tomar algo y nos movemos por las aristas para intentar ver qué hay al fondo de la Canal de Tejea.

Buscamos referencias también para el ascenso, aunque no sabemos bien cuál será el mejor camino.

En mitad de estas laderas que están frente al Asperón se encuentra la canal rectilínea por la que subiremos más adelante.

Comenzamos muy despacito. La nieve empieza a reblandecerse en algunos lugares. Dejamos a la izquierda las empinadas canales de Ballesteros y atravesamos a las primeras rampas de la Canal de Tejea. Algunos pasos están cortados, como este primer embudo.

La huella que dejan los cantos de neustras tablas es cada vez más fina según avanzamos hacia las palas más orientadas al noroeste. Destapamos la punta del bastón-piolet y afianzamos cada paso. Alberto es el primero en atravesar esta delicada zona. En ocasiones no entra casi ni la punta del piolet. En estos momentos la concentración es máxima y debemos afrontarlo con mucha decisión; no vale vacilar.

En este punto Álvaro no lo ve claro y dudamos si es mejor detenernos en un lugar seguro para colocarnos los crampones y remontar estos primeros metros. Pensamos que no es buena decisión, ya que el remedio sería peor que la enfermedad. Cualquier camino es menos seguro que el que ya ha hecho Alberto hasta la arista de nieve que tenemos en frente. La experiencia del patriarca es decisiva: en un momento atraviesa la zona hasta donde Alberto se encuentra, demostrando que con confianza y una buena separación entre tablas el agarre de los cantos es suficiente. Álvaro retoma el ritmo y continuamos.

Efectivamente, al otro lado de la arista la nieve está más blanda y podemos girar con mayor seguridad. Continuamos por estas empinadas rampas hacia el siguiente embudo, que encauza todos los corredores y palas en una única canal.

Tenemos que sortear unos cuantos cortados de roca.

En esta zona disfrutamos más pero no perdemos cuidado. La exposición aun es muy alta.

Nos vamos adentrando en las paredes de la Garganta.

Entramos en unas divertidas curvas en las que vamos encontrando cada vez más restos de antiguas avalanchas: agujeros, depósitos y canalonas.

También cruzamos unas cuantas grietas que nos indican la existencia de saltos de agua varios metros por debajo de nuestros pies.

Cada vez el terreno es más caótico.

Nos quitamos los esquís justo antes de un corte en la canal, aunque esta sigue hacia abajo hasta donde nos alcanza la vista.

Ya desde abajo sólo podemos ver un caos de rocas y espolones. Este sitio te da la sensación de estar completamente perdido y alejado de todo. Tan inaccesible es por arriba como por abajo, sea invierno o verano.

Nos detenemos justo antes de que se corte la canal en uno de los grandes escalones que forman la Garganta de Tejea antes de llegar a la Lancha Blanca.

Sacamos todos los archiperres y comenzamos el ascenso. Aquí el caudal de la Garganta de Tejea se escucha bajo la nieve y no nos da ninguna confianza ver algunos agujeros profundos a nuestro paso. Por esta razón nos decantamos por subir por una canal que sale a la derecha que ya conocíamos. No sabemos si tiene nombre, pero siempre la hemos llamado «Canal Rectilínea» o Canal de Alberto:

No tenemos ninguna foto nuestra desde un punto de vista lejano, pero sabemos que el mejor lugar para verla y comprender por qué la llamamos «Canal Rectilínea» es la cima del Asperón. A lo largo de los últimos años, Alberto no ha dejado de interesarse por ella y hemos encontrado muchas fotos rebuscando en internet, que nos han servido para ubicarla y estudiar al máximo sus posibilidades. Para nosotros es la canal más espectacular de toda esta  zona. Era uno de los grandes objetivos de este proyecto y no podíamos dejarla para el próximo año.

Esta foto no la hemos hecho nosotros, pero la ponemos porque se ve muy bien la Canal Rectilínea. Sentimos no poder nombrar al autor porque nos la descargamos hace mucho tiempo.

Lo de «Canal de Alberto» es por la brasa que nos ha dado con ir a este corredor desde la primera vez que lo vio. Fue él quien lo señaló con el dedo por primera vez, y como es un chico de ideas fijas, pues aquí estamos.

Primeros metros: nieve perfecta.

Primer paso entrecortado. Ya es demasiado tarde y por dos roquitas, no la encontramos con continuidad hasta arriba. Estos resultan ser los pasos más delicados porque la nieve está muy fina y en cualquier momento podemos romper los puentes de nieve.

La inclinación es mantenida en toda la línea, teniendo algunos repechos de unos 60º aproximadamente.

No sabemos cómo es la salida de la canal por la parte de arriba, si bien lo hemos intuido mil veces estudiando fotografías. Disponemos de la cuerda si es necesario rapelar, pero no descartamos tener que bajar de nuevo si lo vemos demasiado feo. Es curioso, pero en estos lugares estamos mucho más seguros con los esquís puestos antes que con los crampones.

No podemos ver lo que hay en los últimos metros de la parte superior. Hay una pequeña curva y todo indica a que el final es un paso de roca. Seguimos.

Otro delicado puente de nieve.

Como habíamos previsto, nos encontramos con dos bloques de roca en la parte superior. Por suerte no son muy complicados y salimos sin problemas.

Desde el otro lado del espolón que hemos subido es casi imposible intuir desde dónde sale la canal. Es como llegar a ningún sitio. De pronto, estás en medio de la nada.

Pero sabemos que si andamos hacia arriba encontraremos salida por la arista que vimos esta mañana.

Hasta la cima del Cuchillar tenemos un gran patio a ambos lados.

Hemos tardado dos horas en subir hasta aquí y nos queda remontar toda la arista. Son las 5 de la tarde y debemos llegar al coche hoy. Aun queda mucha paliza.

Las vistas de la Garganta de Tejea son impresionantes desde aquí, pero no tenemos tiempo para disfrutar demasiado de ellas. Después de parar en el refugio a tomar algo nos ponemos las zapatillas y de camino a los Barrerones se nos hace de noche. 14 horas de actividad que nos dejan con pocas fuerzas, pero muchas ganas de volver el próximo año. Aún no hemos traído los tablones de freeride… 

Texto e imágenes: equipo RECmountain

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ADVERTENCIA: Las actividades aquí descritas entrañan riesgos y están realizadas por especialistas y técnicos expertos. Advertimos de la necesidad de practicarlas con la prudencia y experiencia necesarias, con la técnica y el material adecuados y acompañados de guías o monitores profesionales.

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One thought on “Canal de Tejea y Canal Rectilínea

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