Archivos diarios: 1 December, 2009
Aconcagua con esquís: glaciar de los polacos
Esta vez no pudo ser: el descenso del Aconcagua (6.966 m) con esquís no pudo ser. Mariano y yo teníamos la intención de descender por el glaciar de los polacos, pero ninguno de los seis miembros del grupo pudimos llegar a la cima.
Ficha Técnica Mapa de Situación
Ya sabíamos que el descenso con esquís de la montaña más alta del continente americano no era una tarea sencilla. No por su escasa dificultad técnica, sino por su altitud, su climatología y su escasez de rutas esquiables. Elegimos las primeras fechas posibles de la temporada, finales del invierno austral, justo cuando el Parque Provincial del Aconcagua empieza a conceder permisos. Así esperábamos que la acumulación de nieve del invierno nos facilitara la progresión con los esquís. Pero aunque las condiciones invernales proseguían, el fuerte viento había barrido muchos tramos de la ruta elegida.
Puesto de los guardas del Parque del Aconcagua, durante el trekking de aproximación.
Segundo día del trekking de aproximación.
Los primeros penitentes llegando a Plaza Argentina. Foto: Mariano Frutos.
La ruta elegida era la vía directa del glaciar de los Polacos, en la vertiente este de la montaña. Un itinerario glaciar en sus últimos 1.200 metros de unos 50º de inclinación máxima en su parte final y en lo que llaman el cuello de botella hacia los 6.500 m. El único itinerario elegante y asequible técnicamente a nuestros esquís, siempre que las condiciones de nieve fueran las adecuadas.
Mal tiempo en Plaza Argentina.
Fuimos de los primeros grupos en llegar esta temporada.
Parte superior del glaciar de los Polacos, con la vía directa pegada a las rocas de la derecha
Tras un corto trekking de tres días por el Valle de Vacas hasta el Campo Base a 4.200 m, empezamos con la aclimatación y el lento montaje de los campos de altura, bajo unas condiciones invernales: algo de nieve, muchos frío y un viento constante, y en algunos días, huracanado. Aún así conseguimos instalar sin contratiempos el Campo 1 a 5.200 m en un angosto valle por el que el viento se cuela a toda velocidad.
Buen tiempo, pero frío, en la primera subida de aclimatación. Foto: Mariano Frutos.
Aunque muchos tramos eran esquiables, otros no lo eran tanto.
Campo 1 a 5200 m.
Para montar el Campo 2 a 5.850 m tuvimos más problemas. Durante el primer intento, las condiciones meteorológicas fueron estropeándose, contradiciendo así el pronóstico que nos habían pasado vía teléfono satélite, y tuvimos que dejar un depósito de material enterrado con piedras a mitad de camino, ya que el viento, literalmente, nos tiraba al suelo. La llegada al Campo Base envueltos por una tormenta de nieve fue un auténtico alivio.
El viento fue una de los grandes dificultades a las que tuvimos que enfrentarnos.
Mariano ascendiendo al Campo 1 con el incesante viento.
Hacia el Campo 2 y el tiempo empeorando por momentos.
Después de descansar un día, y ante las preocupantes previsiones de mal tiempo para dentro de tres días, decidimos volver a subir para montar el Campo 2 y realizar un intento de cima si el tiempo aguantaba. Nuevamente, la subida a este campo nos resultó frustrante, pero esta vez por nuestra culpa. Por un despiste, el último tramo de pedrera hasta él lo afrontamos por la ruta de bajada y a cada paso que subíamos, bajábamos medio, y cargados con más de veinte kilos.
Cargados como mulas hacia el glaciar de los Polacos.
Llegando al depósito del campo 1.
Desolador paisaje hacia el campo 2.
Llegamos todos reventados hasta el Campo 2, por lo que apenas pudimos disfrutar de las fabulosas vistas de este nido de cóndores entre agujas de roca, justo al pie del glaciar de los polacos. Aunque apretados los seis en dos tiendas de dos plazas, no pasamos una noche demasiado mala.
Precioso emplazamiento para el Campo 2.
Cometimos el error de sólo llevar dos tiendas para los 6.
El glaciar de los Polacos sobre nuestras tiendas a 5.850 m.
A la mañana siguiente, Pedro amaneció con evidentes síntomas de mal de altura, y Mariano que tampoco se encontraba bien del todo decidió acompañarle de vuelta al Campo Base. El glaciar había acumulado nieve venteada y profunda, y renuncié a subir sólo por el riesgo que ello conllevaba.
Últimas luces en el balcón del campo 2.
El glaciar de los polacos.
Primeras rampas por los falsos polacos.
Mis otros tres compañeros, Sergio, Pepe y Tomás, habían decidido renunciar al glaciar y rodear por la ruta de los Falsos Polacos hasta la normal, para llegar a la cima. El rodeo de la montaña hasta la ruta normal es una interminable travesía ascendente salpicada de neveros helados, que acabó primero con mis fuerzas a unos 6.300 m, y después con las de mis tres compañeros a unos 6.600 m. Nos faltaron las fuerzas y tuvimos que renunciar.
Subiendo por la eterna diagonal de los Falsos Polacos.
El refugio Berlín. Foto: Pepe Fernández.
Las últimas canaletas. Foto: Pepe Fernández.
El descenso con esquís tampoco fue para tirar cohetes: un par de neveros por encima del Campo 2 y desde los 5.500 hasta los 4.500 m. Con el ánimo por los suelos regresamos al Base, sabiendo además que ya no tendríamos otra oportunidad ya que el mal tiempo estaba previsto para dentro de dos días, y esta vez el pronóstico sí acertó.
Mariano descendiendo hacia el Campo Base.
Entre el campo 1 y 2 era muy poco esquiable.
De regreso al Campo Base.
Nos queda un sabor agridulce ya que por un lado nos enteramos de que una chica “alaskeña”, Kellie Okonek, con dos amigos norteamericanos consiguieron bajar esquiando la Vía Directa de los Polacos, pero por otro lado ese mismo día otro alpinista perdió la vida a pocos metros de la cima.
Mariano, Tomás, Pedro, Sergio, Pepe y Luis.
Quizás la decisión de renunciar es la más dura, pero también puede ser la más acertada.
Texto e imágenes: equipo RECmountain
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ADVERTENCIA: Las actividades aquí descritas entrañan riesgos y están realizadas por especialistas y técnicos expertos. Advertimos de la necesidad de practicarlas con la prudencia y experiencia necesarias, con la técnica y el material adecuados y acompañados de guías o monitores profesionales.